Víctor Hugo Toro: «Estamos despertando a un nuevo ambiente musical en Chile»
Víctor Hugo Toro: "Estamos despertando a un nuevo ambiente musical en Chile"
marzo 22, 2022
Acaba de cerrar diez años como titular de la Sinfónica de Campinas y ahora conduce a la Orquesta Usach en tres conciertos gratuitos. El director chileno tiene nuevos y ambiciosos planes.
Es el primer director formado en un 100% en Chile. Víctor Hugo Toro (1975) estudió dirección orquestal en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile cuando David del Pino, su maestro, fundó la cátedra en nuestro país.
Hoy, esta batuta tiene una carrera consolidad: ha dirigido en un extenso y diverso repertorio a decenas de orquestas latinoamericanas, en Brasil, Argentina y México, además de agrupaciones en Italia y China. También, a prácticamente todas las chilenas. Ha liderado innovadores proyectos, generando nuevas audiencias y nuevas miradas que revalorizan los repertorios a través de refinadas curadurías.
Tras ser director asistente de la Orquesta Sinfónica del Estado de São Paulo (OSESP) y la Compañía Brasilera de Ópera, y director principal de la Orquesta Sinfónica del SODRE en Uruguay, en 2011 asumió como director artístico y titular de la Orquesta Sinfónica Municipal de Campinas, cargo que ejerció por diez años. Un ciclo que cerró con un concierto a tablero vuelto a fines del año pasado.
Ahora Víctor Hugo Toro está de vuelta en nuestro país. El miércoles 23 de marzo conducirá a la Orquesta Usach en su retorno al Aula Magna, y con público presencial. El novedoso programa reúne obras muy poco programadas habitualmente; tesoros por descubrir. Ése es, justamente, uno de los sellos de sus curadurías, y en esta ocasión la invitación es a atender facetas menos conocidas de Ludwig van Beethoven y de Franz Schubert, por un lado y, por el otro a rescatar del olvido a François Boieldieu, sin dejar de lado la música chilena, pues también se programó una obra de Rodrigo Herrera.
Radio Beethoven ha conversado con Víctor Hugo Toro sobre este programa que sumará dos conciertos de repetición en Independencia y en San Joaquín, siempre con acceso gratuito. También nos cuenta cuáles son sus planes inmediatos, en Chile y en el exterior. Uno de sus proyectos dará mucho que hablar: está componiendo una ópera.
Hablemos de este reencuentro con la Orquesta Clásica Usach. ¿Hace cuánto tiempo usted no la dirigía y cómo se siente frente a esta invitación?
«Realmente es un concierto muy especial, no sólo es mi reencuentro con la Orquesta de la Usach, también es mi reencuentro con la posibilidad de hacer música en Chile con una orquesta. La última vez que tuve la posibilidad fue en noviembre de 2019, pocas semanas después del estallido social; justamente iba a dirigir un concierto con la Orquesta Clásica de la Universidad de Santiago, que al final no se realizó por todo lo que estaba sucediendo. Después yo me fui de Chile y vino la pandemia, todo este tremendo paréntesis de más de dos años. Entonces es muy bonito y muy significativo que la primera posibilidad que tengo de volver a hacer música en Chile con una orquesta, tal como tradicionalmente son los conciertos, con público en vivo, sea también con la Orquesta Usach, es una forma de pagar una deuda que estábamos arrastrando hace más de dos años».
Usted tiene un vínculo largo con esta orquesta, lo he escuchado varias veces con ella. ¿Qué nos puede decir del trabajo que han hecho juntos a lo largo de los años?
«Tengo una relación muy, pero muy bonita con la Orquesta Usach desde la época en que era estudiante de dirección e iba a ver ensayos de la orquesta hasta que después, como profesional, empecé a colaborar artísticamente con ella. Tengo recuerdos de muy lindos conciertos y me gusta mucho que la Orquesta Usach no se queda sólo en el Aula Magna de la universidad esperando que venga el público; también sale del Aula Magna y tiene un vínculo importante con la comunidad, con la ciudad de Santiago, con el barrio o con otros lugares, y es algo que no todas las orquestas en Chile tienen. Y por eso es muy bonito tener esa posibilidad de hacer música con ellos para el público, no solamente en el Aula Magna sino también en otros lugares de la Región Metropolitana».
En esta ocasión, son tres conciertos gratuitos; el miércoles 23 de marzo en el Aula Magna Usach, el miércoles 30 la iglesia Niño Jesús de Praga de Independencia, y el jueves 31 en el Teatro Municipal de San Joaquín. Todos son gratuitos, a las 19:30 horas.
«Sí, exactamente. De a poco, todos estamos volviendo a una vida razonable, relativamente normal. Las personas han estado mucho tiempo en casa, encerrados y que tengan la posibilidad de volver a salir, de ir a ver a una orquesta, y que esta orquesta no solamente se quede esperando que el público venga, sino que también ella se acerque, habla mucho de la labor social, del esfuerzo artístico y del compromiso que tiene como proyecto artístico la Orquesta Universidad de Santiago. Estoy seguro de que en todas las presentaciones va a haber gente que va por primera vez a ver una orquesta, y eso es una responsabilidad bastante grande de mostrarle la mejor música posible, interpretada de la mejora manera posible».
El programa que presentarán reúne obras que habitualmente no se programa mucho. ¿Cómo se diseñó?
«Lo conversamos bastante. A mí me parece que muchas veces cometemos el error de subestimar al público. Cuando se hacen las programaciones de las orquestas se tiende a pensar que las personas solamente van a ir a escuchar algo que conocen, y se programan entonces las piezas más conocidas, y eso yo encuentro que es como comer siempre el mismo plato de comida. Esto implica, claro, una seguridad, pero es como probar siempre los mismos sabores. Hay un poco incluso de flojera a la hora de programar pensando solamente en eso. Yo creo que hay mucha música, más de 400 años de historia de música clásica, que es muy buena, que es muy interesante, que vale la pena darle otra oportunidad, y que no se presenta. François Boieldieu, por ejemplo, es un compositor francés que fue muy famoso en su época. Claro, ahora no se toca, pero él dejó mucha música muy excelente, bien escrita y musicalmente interesante, que vale la pena conocer, y haremos la obertura de una de sus obras más famosas, la ópera La Dama Blanca. Franz Schubert es un compositor del cual también se tocan generalmente dos o tres obras, se toca la Sinfonía Inconclusa, se toca la Sinfonía Grande y se toca la Quinta Sinfonía, pero él escribió mucha más música que habitualmente no se toca y que también vale la pena. La Obertura en estilo italiano D. 590, que vamos a presentar es un ejemplo de ello también. En el caso de Beethoven, cuando uno habla de él tiende a pensar básicamente en las sinfonías, en los conciertos para piano y en las oberturas, pero dentro de la toda la producción de Beethoven la música orquestal que habitualmente se toca representa menos del 30% de lo que él compuso. La mayor cantidad de las obras que él compuso es música de cámara, es otro tipo de repertorio que todavía está por descubrir. Y el ballet Las Creaturas de Prometeo, del que haremos una pequeña suite, está completamente presente el lenguaje de Beethoven, la energía, la vitalidad y la intensidad propia de la música beethoveniana. Sin embargo, es una obra que habitualmente no está en las salas de concierto y que también vale la pena darle una oportunidad. Junto a eso, además, está el interés de hacer una obra chilena. A mí siempre me ha parecido importante que las orquesta den espacio a la música chilena y ésa es otra característica de la Orquesta Usach, ellos dan siempre ese espacio para los nuevos compositores, para la creación nacional. Haremos Cueca porteña y levemente guachaca de Rodrigo Herrera, que es una obra muy interesante, con un perfume nacional, pero con un lenguaje muy propio, muy personal, muy interesante, muy intenso, y que es un bonito agregado al programa que estamos presentando».
¿Cómo vivió la parte más compleja de la pandemia?
«La pandemia fue una cosa para la cual el mundo de la mal llamada música clásica no estaba preparado. Nuestro trabajo depende del vínculo personal, depende de que estemos en el escenario, depende de aglomeraciones, depende de orquestas, depende de coros. Entonces fuimos de las primeras actividades en parar y estamos siendo de las últimas en volver. Obviamente ha habido un impacto profundo en el mundo de la música clásica; todas las orquestas en el mundo empezaron a hacer muchas más actividades online, a hacer muchos más videos, a hacer más cosas didácticas en grupos de cámara y obviamente fueron paliativos. Era para mostrar un cierto tipo de actividad y mantener un cierto vínculo con el público, obviamente no era lo ideal para hacer. El caso de la Sinfónica de Campinas no fue diferente, decidimos hacer algunos proyectos que fueran muy significativos para la Campinas, desde grabar online los himnos de los equipos de fútbol de la ciudad hasta pequeños grupos de cámara de músicos de la orquesta presentando música de compositores brasileros. En fin, una serie de actividades. A mí me parece importante que se esté volviendo, de a poco, con todos los protocolos. Entiendo el temor natural que pueden tener muchas personas a volver a los conciertos, pero también veo la necesidad que todo mundo tiene de volver a a tener actividades musicales, a que el arte y la música vuelvan a ser parte integral del día a día y eso es muy bonito realmente. Así como todos, estoy muy feliz de que a poco se siente que la pandemia va pasando».
En su concierto de despedida de la Sinfónica Municipal de Campinas, en diciembre pasado, Víctor Hubo Toro recibió efusivas felicitaciones de la máxima autoridad cultural de la ciudad, Alexandra Caprioli.
«La orquesta, la secretaría de cultura y la propia ciudad de Campinas agradecen su dedicación y la competencia con la cual lideró a la orquesta en esta década. Fue un honor para nosotros tenerlo al frente de nuestros músicos», señaló. «Con su carisma, usted conquistó y cautivó al público, acercó la orquesta a las personas. Usted supo traducir para todos el universo de la música eurudita y de la música sinfónica. Su contribución fue fundamental para el fortalecimiento de la orquesta y la cultura de la ciudad», agregó.
Enfática, la secretaria de cultura municipal remató: «Nosotros, campineiros, siempre recordaremos con cariño a nuestro maestro, y su nombre está grabado en el corazón de todos nosotros. Mucho éxito, sea feliz y vuelva cada vez que pueda».
Un cierre que visibiliza el profundo impacto que el director chileno produjo, con su trabajo, en Campinas. A los 20 meses de haber asumido el cargo, ya le decían en los periódicos y ceremonias formales «maestro da cidade» y ya había recibido la Orden al Mérito Cultural «Carlos Gomes». Ver entrevista de 2013 aquí.
¿Cómo ha sido el proceso de cierre de su etapa con la Sinfónica de Campinas?
«Fue una muy linda etapa de diez años con la Sinfónica Municipal de Campinas. Tuve el final que todo director de orquesta espera de una relación con la orquesta: una relación en buenos términos, que termina con un concierto muy bonito. El alcalde de la ciudad me dio la placa de la ciudad y el agradecimiento; terminó realmente muy bonito ese capítulo de diez años dentro de mi vida. Ahora tengo varios compromisos como director invitado en varias orquestas; aquí en Chile, en Brasil, en otros lugares. Yo mismo me di el espacio de tener una especie de año sabático, de no tener las responsabilidades del titularato de una orquesta, porque es bueno tener ese momento, y hacer proyectos que me interesan también de otro tipo de actividades».
Usted hizo grabaciones, conciertos que cruzaban temáticas, programas muy variado y expandió a diversos escenarios la presencia de la Sinfónica de Campinas, además de fortalecer el vínculo de la orquesta con la comunidad local. En el balance de estos diez años, ¿qué destacaría?
«Es difícil porque no sólo fueron diez años, sino que fue mi primer titularato, Es la primera vez que yo fui director titular de una orquesta sinfónica, que fui el responsable artístico de un grupo, y de un grupo además tan tradicional, tan importante en la música sinfónica brasilera como es la Sinfónica Municipal de Campinas. Pero tuve la posibilidad de concretar la mayor parte, no todo porque nunca es posible hacerlo todo, pero la mayor parte de lo que yo pienso que debe ser la relación de una orquesta sinfónica con la sociedad en la cual ella se presenta. Fortalecimos mucho el vínculo con la ciudad, salimos mucho del teatro, hicimos presentaciones alrededor, tocamos mucha música brasilera y estuvimos en eventos importantes de la propia ciudad. Artísticamente, tocamos todos los repertorios; los repertorios habituales que todo mundo quiere escuchar y mucha música contemporánea. Grabamos discos y rescatamos la figura de Carlos Gomes como compositor de ópera, que es muy importante a nivel latinoamericano y mundial. En fin, fueron más de 570 presentaciones en diez años, es una presentación semanal por 52 semanas por año. Entonces mi saldo es absolutamente positivo. Me alegra, además, que después de diez el cierre se da en buenos términos con la orquesta y que seguramente en el futuro volveré como director invitado a trabajar con ellos. Creo que fue todo, y más, de lo que yo esperaba para lo que era mi primer titularato, mi primera experiencia como responsable artístico de una institución así».
Usted vivió en estos diez años una profunda inmersión en la música brasilera de tradición escrita. ¿Cuánto nos queda por descubrir?
«Realmente, todo. Todo por descubrir. Es gracioso, porque para nosotros en el mundo latinoamericano español, Brasil es sólo esa imagen estereotipada de samba, fútbol, carnaval, playas, problemas. Uno no tiende a pensar, por ejemplo, que Brasil tenga una gran tradición sinfónica. Conocemos la tradición de música popular, de bossa nova, de samba, pero no conocemos tanto la tradición sinfónica. Pero también la Latinoamérica española es totalmente desconocida para Brasil. No conocen repertorio chileno, conocen muy poco el repertorio argentino, paraguayo, uruguayo. Hice varias veces conciertos de música latinoamericana y era hacer un descubrimiento, y siempre había mucho interés. Creo que está todo por conocer. Es lo que yo decía también de que muchas veces se programa lo que las personas ya conocen, supongo que en una lógica de que el público antes era un público que conocía de aquello que le gustaba, pero ahora hemos creado un público al que solamente le gusta lo que conoce. Y una de las experiencias básicas de la música sinfónica, así como la comida por ejemplo, es probar sabores nuevos, probar sabores exóticos, conocer otras posibilidades. Creo que está todo por descubrir y que obviamente debemos primero mostrar las obras fundamentales del repertorio en cada lugar, pero nosotros, los intérpretes, tenemos esa responsabilidad de mostrar ese repertorio, de ampliar las posibilidades de repertorio para nuestros públicos».
Desde que asumió responsabilidades profesionales en el exterior, y debió radicarse en Montevideo, São Paulo o Campinas justamente por ello, usted siempre mantuvo un estrecho vínculo con Chile, viniendo a dirigir casi todos los años. ¿Lo volveremos a ver en Chile, después de sus conciertos con la Orquesta Usach, durante 2022?
«Yo abro ahora la temporada de la Orquesta Usach, y después me voy a abrir la temporada de la Orquesta Sinfónica Universidad de Concepción, el 8 de abril. Luego vuelvo a Brasil porque dirijo un ballet, dirijo una ópera y tengo algunos conciertos. La actividad orquestal volvió con todo, y espero que haya vuelto para quedarse. Además, hay algunas otras cosas que están por confirmarse en el segundo semestre y que espero se confirmen pronto».
Usted nos contó que se tomará una suerte de año sabático. Imagino que se concentrará más entonces en las invitaciones que ya tiene agendadas, más algunos proyectos que va a iniciar. ¿Cómo se siente frente a la posibilidad de volver a ser director titular de una orquesta? ¿Es algo que tiene en mente para un futuro próximo?
«Sí, claro, siempre es interesante la posibilidad de trabajar artísticamente un proyecto propio, y no solamente dirigir como invitado de instituciones. Pero también es bueno darse un tiempo de eso, porque las responsabilidades del titularato de una orquesta muchas veces hacen que uno se aleje de la cuestión artística; uno pasa más tiempo en la oficina y en reuniones que en el atril y haciendo música. Por eso, después de diez años, que fue un ciclo bastante grande y bastante importante, me pareció prudente, sabio, darme un poco de tiempo, también para otros proyectos. Estoy componiendo una ópera y me quiero dar el tiempo de hacerla bien, y tengo algunos proyectos personales también. Pero sí, me interesaría en algún momento, sólo que es bueno darse un respiro. La pandemia me ayudó, por ejemplo, a tener tiempo para estudiar algunos repertorios que tenía muchas granas de estudiar y que hace tiempo no hacía, tuve tiempo para descubrir obras nuevas. En el fondo, tuve tiempo para reencantarme con el trabajo musical, de una forma incluso más lúdica, y no desde las responsabilidades políticas, sociales, de trabajo y organizativas del trabajo en orquesta sinfónica, que no todo mundo conoce, no es lo que se ve habitualmente, pero que si uno no lo hace no se podrían realizar las las temporadas sinfónicas».
Es interesante lo que menciona. Esas múltiples responsabilidades no propiamente musicales que conlleva el trabajo del director titular, ¿se dan también en el escenario mundial, o será que en nuestro continente se hace más pesado por razones institucionales?
«Es que no es sólo el trabajo de director titular, es también es de director artístico. No es sólo el director que se para más al frente de la orquesta, sino que es también definir los criterios artísticos. Tal vez se dé más en nuestra América Latina, pero eso es básicamente porque aquí está todo por construir. En Europa hay instituciones sólidas que tienen 200 o 300 años; en Latinoamérica todavía está todo por construir, hay muchas ciudades importantes de América Latina que todavía no escucharon todas las sinfonías de Beethoven, que todavía no han visto todas las óperas de Verdi o las de Puccini, o el repertorio fundamental. Todavía hay mucho por hacer, los directores tenemos muchas más responsabilidades que sólo pararnos frente al podio. Para algunas personas eso podrá ser algo pesado y hasta aburrido, para mí en lo personal es una cuestión profundamente estimulante y que me anima mucho».
Retomemos su proyecto de ópera. Lo entrevisté cuando iba a interpretar sus propios arreglos de Cuadros de una exposición de Modest Mussorgsky, y usted me dijo que era un director que componía.
«Y no un compositor que dirige, sí, es verdad».
Exacto. Además de esos arreglos que me parece que los escuché por la Orquesta de Cámara de Chile, la Orquesta Sinfónica de Chile también le ha estrenado obras. ¿Cómo ha seguido desarrollando esa veta de la composición, hasta llegar en este momento a trabajar en una ópera?
«Ha sido bonito. Y tiene que ver con el hecho de tener tiempo, tiempo para hacerlo. Porque habitualmente, como director ,uno está trabajando en el día a día, corriendo y a la semana siguiente tienes otra programa y otro ensayo, y pasas más tiempo estudiando repertorio. La pandemia me dio un poco más de tiempo para hacer esas cosas, para sentarme al frente de un piano, a pensar en acordes y en qué acorde quería que viniera después de otro. Es un desafío bonito para mí, es ver si lo puedo hacer, si resulta, si dentro de mis capacidades musicales está también hacer ese tipo de de cosa. Es una historia muy bonita sobre un tema mapuche; estoy trabajando con Gonzalo Cuadra, que es el libretista de la ópera, y espero pronto tener algunas noticias. Gonzalo Cuadra es un gran, gran músico chileno, con mucha actividad. Es el líder del Colectivo de Ópera Nacional, que es un colectivo de cantantes que justamente se han hecho el desafío de dar espacio para recuperar la ópera chilena. Porque la ópera siempre ha sido muy importante en la sociedad chilena, pensemos en toda la actividad del Teatro Municipal. Pero la creación operática chilena es algo que nunca ha tenido mucho espacio. Mucha gente no sabe que se han escrito óperas, y realmente se han escrito óperas que son muy bonitas, que son interesantes, que son parte de nuestro acervo nacional. Y el colectivo de Ópera Nacional en el cual está trabajando Gonzalo Cuadra se ha hecho ese desafío y han hecho conciertos muy bonitos, de hecho ya estrenaron un aria de mi ópera en el concierto que hicieron en enero. Eso también me gusta mucho de venir a Chile ahora: ver que hay muchas iniciativas que están funcionando. Hay colectivos de ópera antigua, hay algunos coros que se están creando, lamentablemente otros han cerrado y eso también es un gran problema, pero se están haciendo iniciativas culturales, estamos despertando a un nuevo ambiente musical en Chile. Supongo que tendrá que ver con todo el nuevo ambiente político que también se está viviendo en Chile; el arte y la música no están fuera de eso. Creo que se vienen tiempos muy estimulantes».
Debo decirle que me parece una alianza fantástica. Gonzalo Cuadra trabaja en todas las áreas de la música; la investigación, la interpretación, la creación, y en todas con un nivel altísimo.
» Sí. Lo bueno es que le gustó la idea de trabajar esta ópera que estamos haciendo. Estamos trabajando un poco online, a distancia, pero ahora que estoy en Chile nos encontramos y trabajamos otro poco. Espero que pronto tengamos resultados concretos para mostrar».
Coordenadas Víctor Hugo Toro y la Orquesta Usach: tres conciertos gratuitos y a las 19:30 horas. Miércoles 23 de marzo: Aula Magna Usach (Víctor Jara 3555, metro Usach). Inscripción aquí. Miércoles 30 de marzo: iglesia Niño Jesús de Praga de Independencia (General Borgoño 1047, metro Cal y Canto). Inscripción aquí. Jueves 31 de marzo: Teatro Municipal de San Joaquín (Coñimo 286, San Joaquín, metro Pedrero). Inscripción aquí.
El estudiante de piano de la Universidad Austral y su colega Alejandra Veloso grabaron diez obras del compositor alemán en el disco Valdivianische Musik. Algunas son para piano solo y otras para piano a cuatro manos. Lo lanzarán el 21 de noviembre en Valdivia y el 29 en Concepción.
"Ellos superaron los límites de lo que se consideraba posible en el piano", indica Boris Giltburg y añade que en las sonatas que interpretará el 26 de noviembre "hay un cuento que la música quiere transmitir al público". El célebre pianista también entrega detales de sus grandes proyectos: la integral de Beethoven y El clave bien temperado.
Junto con destacar a invitados internacionales como Juan Gabriel Vásquez, Leila Guerriero y Gabriela Wiener, la fundadora de este convocante festival profundiza en su rol: "Nos hace bien disfrutar de cosas de calidad que tengan un contenido inteligente y, al mismo tiempo, que sean entregadas con cariño y con un lenguaje que sea amigable, que sea cercano pero no banal".
El director chileno destaca la flexibilidad de la orquesta penquista, que lo eligió como su titular a sólo mese de su debut con la agrupación. Luis Toro Araya adelanta que planea hacer ópera y que es primordial darle espacio a los compositores nacionales jóvenes. Este mes está en Chile: el 7 y 8 de noviembre, vuelve a dirigir a la Sinfónica Universidad de La Serena, en los Wesendonck Lieder de Wagner, Beethoven y Schubert. Y después conduce a la Sinfónica UdeC.
El director y fundador de esta agrupación que tiene 20 años de existencia, hace un positivo balance de las recientes alianzas que han hecho y los nuevos públicos que están acerándose a una temporada que continúa e 23 de octubre con tres solistas nacionales. "Hemos tenido muchos solistas de muy buen nivel, con el apoyo de varias embajadas", comenta.
La obra fundamental del siglo XX será presentada en la 60a Temporada de Cámara UC el 22 y 23 de octubre, celebrando así los 150 años del natalicio de Arnold Schoenberg. El director chileno residente en Suiza, además, dirige a la Sinfónica Nacional Juvenil en la Séptima de Beethoven.
El director sueco debuta el 20 de octubre en el Ciclo Bach Santiago, con dos cantatas y un motete del genio barroco. Además, dirige en tres conciertos a la Orquesta de Cámara de Chile. ""Estoy tan contento por estar de vuelta y reencontrarme con todos mis amigos en Chile, tanto de la Orquesta de Cámara de Chile como de la Universidad Católica. Siempre han sido colaboraciones artísticas muy buenas", dice.
El profesor del Instituto de Música UC lidera este proyecto junto con su exalumno Cristian Fernández Toro. Participarán la musicóloga Yael Bitrán, y los compositores Martín Bauer y Carlos Castro Mora, y se debatirá revisando experiencias concretas de óperas estrenadas en América Latina, con siete expositores seleccionados a través de una convocatoria abierta. Se realizará el 16 y 17 de octubre.
La excepcional intérprete e investigadora que ha sido premiada con el Diapaon dÓr y dirige el Museo San Colombano en Bologna, dará un recital de clavecín el 3 de octubre en la Temporada de la Fundación Guitarra Viva.