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Artes visuales

Paula Solimano: la huella indeleble del grabado en Arte UC

enero 2, 2022

La curadora de la muestra De Bastardismos y Apariciones explica la herencia de la disciplina en la Escuela de Arte UC: nomadismo, libertad creativa y trabajo colectivo.

Paula Solimano: la huella indeleble del grabado en Arte UC

Paula Solimano, curadora. Foto: Samuel Buzeta.

Hasta el 8 de enero se exhibe la exposición «De bastardismos y apariciones» en la Galeria Macchina, ubicada en el Campus Oriente UC. La muestra reúne 42 obras que dan cuenta del rol central que el grabado ha jugado en 60 años de historia de la Escuela de Arte UC, y fue curada por Paula Solimano (1991).

Licenciada en Arte UC, Solimano está finalizando un magíster en Historia del Arte y un diplomado en Estudios Curatoriales en el Hunter College, institución que depende de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, en Estados Unidos. El año pasado desarrolló dos proyectos curatoriales: «Archipresente: Arte latinoamericano en la Colección Ca.Sa.», en el Centro Cultural El  Tranque, y «Gran Sur: Arte Contemporáneo Chileno en la Colección Engel», en Sala Alcalá 31, de Madrid. A ellos, se suma Juan Pablo Langlois: Afterwards no one will remember», para la Cindy Rucker Gallery de Nueva York, en 2018.

Hemos conversado con la curadora sobre su muestra «De bastardismos y apariciones». Sobre cómo en esta selección se hacen presentes artistas que actualizan la noción de grabado y plantean el problema existencial de intentar volver al origen. Expresan, además, un sentido de no pertenencia y pérdida de familiaridad, de tener que considerar un lugar ajeno como hogar.

Las 42 obras expuestas dan cuenta, además, de una doble naturaleza: son creaciones tanto de artistas y docentes como de colectivos. Entre otros, están representados Pedro Albertini, Carlos Altamirano, Mónica Bengoa, Sybil Brintrup, Cristóbal Cea, Nicolás Grum, Beatriz Leyton, Pedro Millar y Eduardo Vilches, así como Jemmy Button y Proyecto de Borde.

¿Cómo nació este proyecto? ¿La convocaron o usted lo propuso?

«Me contactaron desde extensión de Arte de la Católica en junio pasado. Estaban interesados en que yo hiciera una curatoría para celebrar los aproximadamente 60 años de la Escuela de Arte, porque se fundó en 1959 y que revisara a historia del grabado en el trascurso de este tiempo. Entonces era, por una parte, revisar el origen de la Escuela de Arte, donde un precedente súper importante es la incorporación del Taller 99 a Casa Central en 1959, puesto que marcaría la pauta del grabado y, por otra parte, ver cómo continúa esa historia en los 60 años».

¿Podría mencionarnos algunos hitos que dan cuenta del rol que ha cumplido el grabado en la historia de la Escuela de Arte UC?

«Creo que el primer hito sería la incorporación del Taller 99, y que es bien es bien interesante porque de ahí ale esta idea de bastardismo; muestra cómo los talleres de grabado son estos bastardos que van emigrando de una casa o de una familia a otra. Después está el cierre de la Chile, la Católica acoge a artistas, y se crea el TAV, porque los talleres de grabados siempre son espacios nómades y colectivos. Creo que la formación de Eduardo Vilches en Yale fue bien importante, por las metodologías de enseñanza que él incorporó en la Escuela de Arte de la Católica. Otro hito que rescato son dos cursos que enseñó Eugenio Dittborn en los años 90; Gráfica Experimental y Puestas en escena. Su ayudante era Ximena Somoza y él estaba interesado en expandir la idea de gráfica; organizaba los cursos en grupos de dos o tres alumnos y los invitaba a montar obras afuera de la Escuela de Arte. Entonces él estaba obligándolos a crear obras colectivas y al mismo tiempo los sacaba de su zona de comfort, de manera que tuvieran que gestionar esas muestras. Es interesante cómo de esos cursos de los años 90 salen proyectos como Jemmy Button, Galería Chilena y Proyecto de Borde, ya que son proyectos colectivos que desdibujan los limites entre la creación de arte y la autogestión».

Usted mencionó el cierre de la Chile. ¿A qué se refiere exactamente?

«Sucede que echaron a profesores de la Escuela de Arte de la Chile, entonces hay estudiantes que quedan nómades y la Católica abre sus puertas y los acoge. Un ejemplo de eso es Beatriz Leyton, que es una artista súper importante en la muestra. Entonces estos artistas, que se están formando en el grabado, que de por sí son espacios colectivos y colaborativos, buscan ‘refugio’ en otras instituciones. Entonces la exposición no solamente está pensando en los límites difusos entre grabado y gráfica, o si hay trabajo de arte contemporáneo y cultura visual, sino incluso entre las instituciones. También está el registro de una obra de Cristián Silva, que se lama La riqueza idiotiza, la pobreza embrutece, y que es una intervención que él hizo en Hoffmann’s House a principios de los años 2000. Hoffmann’s House era una mediagua que servía como espacio de exhibición artística que iba deambulando en diferentes partes de Santiago y fue pensada como un proyecto de grabado, pero en la Universidad Finis Terrae. Sus fundadores son Rodrigo Vergara y José Pablo Díaz, quienes estudiaron con Carlos Navarrete, que era un artista de la Católica. Entonces la curatoría también está pensando cómo esos márgenes entre las instituciones se van desdibujando».

Usted seleccionó para esta muestra obras de artistas, como individuos, y también de colectivos. ¿Esta decisión tiene que ver con la naturaleza propia del grabado?

«El hecho de que los talleres de grabado sean espacios colectivos medianamente horizontales provee las condiciones para que haya más colaboración. La exposición rescata estos proyectos de los años 90, también Hilda Yáñez, que es de inicios del 2000, y al mismo tiempo repiensa la categoría tan tradicional del grabado y la lleva más a gráfica, con foco en cómo la gráfica permite a los proyectos circular. Es decir, al hecho de que se reproduzcan, que circulen, que puedan difundir sus mismos proyectos, lo que fue súper importante en los años 90, cuando no había mucha infraestructura de instituciones ni de galerías comerciales, y tampoco había muchos cruces entre los dos. En ese momento, la gráfica termina siendo un buen vehículo para hacer proyectos autogestionados y mostrar fuera de Santiago y de Chile».

Parte de la naturaleza colectiva de los talleres de grabado tiene que ver con una razón material; los artistas deben reunirse porque no es factible que cada uno se compre una prensa, ¿no?

«Claro. También tiene que ver con el cómo se van transmitiendo los diferentes conocimientos respecto de las técnicas tradicionales. En esta muestra se rescata esa esencia de que son espacios colectivos, pero se trata de sacar un poco el foco de las técnicas tan tradicionales como litografía, serigrafía, xilografía. Hay trabajos que son animaciones digitales, sonidos, juegos de mesa, pasquines. Realmente trata de pensar críticamente y de actualizar la noción de grabado».

Algo que me llama la atención de los talleres de grabado es su horizontalidad. Siempre hay algunos artistas mayores, con más experiencia, que acompañan a los más jóvenes en los procesos, transmitiéndoles información, conocimiento y métodos, pero el trato siempre es de pares, entre artistas reconocidos y principiantes o amateurs.

«Sí, eso es muy bonito. Eso fue algo que yo aprendí entrevistando a Ximena Somoza sobre su experiencia en la Escuela de Arte UC. Estos ‘maestros’ de grabado, Eduardo Vilches, Jaime Cruz y Pedro Millar, me decía ella, siempre se aproximaban a los estudiantes de una manera súper respetuosa. Fueran hombres o mujeres, fueran mayores o menores, siempre había un sentido de horizontalidad. Ximena Somoza me decía ‘yo creo que eso viene justamente por el hecho de que ellos se formaron en talleres de grabado’. Lo mismo pasaba con La Hormiguita, Delia del Carril, que era súper importante en el Taller 99. Siempre pensaron en la enseñanza no como una transmisión vertical de conocimientos y de experiencias, sino como un intercambio. Y es bonito también porque gracias a esa horizontalidad y a la libertad creativa que estos profesores dan y que luego sus alumnos, convirtiéndose en profesores también dan, es que hay una libertad casi absoluta de llevar el grabado, sus conceptos e inquietudes, a lugares súper nuevos y riesgosos».

¿Fue complejo para usted hacer la selección de obras y autores para esta muestra?

«Sí. Me invitaron a hacer esta muestra que cumplía dos tareas, recoger el origen de la escuela y revisar el grabado en la Católica. Entonces, junto con el asistente curatorial de la muestra, Antonio Echeverría, hicimos una investigación de cruces institucionales. Vimos un cruce entre la Católica y Yale, después el Atelier 17 con Nemesio Antúnez, realmente dinamitando un poco los límites de la Católica. Porque si esto era una muestra de la Católica debíamos pensar críticamente respecto de dónde están sus márgenes. En la medida que se fue haciendo más claro a qué se le había llamado grabado en la Católica y en la medida en que se iba haciendo más claro el problema de tratar de volver al origen, se centró en artistas de la Católica, donde hay una libertad de expandir el grabado a medios gráficos. Entonces no hay solamente litografía, sino que también hay arte impreso, dibujos, animaciones, fotografía, gráfica digital. Definimos que los artistas que se incluían en la muestra tenían que especializarse en esos medios, o sea, en la experimentación gráfica, que se caracterizaran por estar tratando de resolver estos problemas a través de la gráfica. Y así se fue ordenando un poco. Las dos salas de la Galería Macchina no son demasiado grandes, pero tampoco son chicas; los muros miden cuatro metros y medio, entonces ahí dijimos, bueno, aprovechemos el espacio y quizás que vayan unas obras encima de otras,. Teníamos muchas vitrinas, entonces eso también daba espacio para tener varios archivos de un mismo colectivo, y así fue en la medida en que se fue haciendo cada vez más claro este argumento curatorial del problema del origen y una condición bastarda. Se fue haciendo mucho más claro cuáles obras iban y cuáles quedarían quizás para una segunda instancia. Porque la investigación es tan grande que me encantaría mostrar más de la investigación en otra exposición».

¿Qué podrán descubrir los auditores de Radio Beethoven que visiten la muestra?

«Creo que van a encontrar una explosión de temas que se relacionan con el origen. Junto con Antonio Echeverría, el asistente curatorial, nos interesaba cómo esta muestra es afectiva, o sea, habla de temas como la infancia, la maternidad, la vida doméstica, con los cuales cualquiera se puede relacionar, pero también aborda temas como el sistema neoliberal, el colonialismo, racismo, xenofobia, pero desde un lugar casi corporal y emocional. Hay muchas obras que son súper nostálgicas, hay otros trabajos que te mueven desde lo ominoso, uno se siente extraña al verlos, nada le resulta familiar. Si bien esta muestra es institucional, es súper conceptual y espero que mueva al público en un sentido más allá de las ideas y del intelecto».

¿Cómo ha marcado el grabado el devenir de la Escuela de Arte UC a través del tiempo? ¿Qué ello impregnó en la formación de tantas generaciones?

«Por un parte, el grabado ha entregado mucha libertad creativa a artistas y ha permitido investigar temas o experiencias vivenciales que son súper básicas, como la infancia o el origen; los artistas se están preguntando por el sentimiento de desear volver a la ciudad natal. Ha sido un espacio donde uno puede explorar experiencias súper intimas. Por otra parte, a través de los cursos de Eugenio Dittborn que te mencioné, se desdibujan los límites entre grabado y gráfica y se proveen las condiciones para colaborar y para ser autogestores. No es una coincidencia que de estos cursos hayan salido proyectos de exposición, circulación, difusión y distribución de arte en los años 90, en un momento súper crítico de la historia de Chile y también de la historia del arte en nuestro país».

«De bastardismos y apariciones». Galería Macchina. Jaime Guzmán 3.300, Providencia. Abierta desde el martes 4 al sábado 8 de enero, de 12:00 a 16:00 horas, con entrada liberada y pase de movilidad. Ver más en Agenda.

Artistas: Pedro Albertini / Carlos Altamirano / Alejandra Bendel / Mónica Bengoa / Sybil Brintrup / Roser Bru / Paz Carvajal / Cristóbal Cea / Jaime Cruz / Dinora Doudtchitzky / María Elena Farías / Rodrigo Galecio / Nicolás Grum / Jemmy Button, Inc. / Cristóbal Lehyt / Beatriz Leyton / Pedro Millar / Claudia Missana / Felipe Mujica / Mario Navarro / Patricia Novoa / Proyecto de Borde / Rocío Olivares / Max Palma / Tomás Rivas / Cristián Silva / Francisca Sutil / Elda Torres / Fernanda Ureta / Eduardo Vilches / Hilda Yáñez / Ximena Zomosa.

Por Romina de la Sotta Donoso. 02-01-2022.

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