Nicolas Rauss: "Trabajar con coro y orquesta es siempre como un premio para mí; es como una fiesta"
diciembre 19, 2023
El maestro suizo dirige los conciertos de fin de año de la Orquesta de Cámara de Chile, con el Coro Arsis XXI y la solista Tabita Martínez, en un monográfico de Mozart. Hace un balance de su titularidad en la Sinfónica del Sodre y reconoce que su casa sigue estando en aquí: "El lugar donde están mis partituras sigue siendo un poco mi casa". Asimismo manifiesta su interés en retomar la colaboración que marcará su debut en el ciclo Bach Santiago.
El director suizo Nicolas Rauss está de vuelta en Chile. Asumió a inicios de año como titular de la Orquesta Sinfónica del Sodre, en Montevideo, después de una década como titular de la Orquesta Clásica Usach. Ha trabajado con prácticamente todas las orquestas nacionales y su relación con Chile sigue siendo estrecha. Acá es donde están sus partituras: y esa casa donde están sigue siendo su hogar, aunque este año haya pasado sólo cuatro semanas en nuestro territorio, como nos cuenta en esta entrevista realizada entre sus ensayos por una nueva invitación a dirigir, esta vez, en dos regiones.
Tras un intenso trabajo, Nicolas Rauss está presentando junto a la Orquesta de Cámara de Chile y el Coro Arsis XXI que dirige Silvia Sandoval, un programa de fin de año que es, al mismo tiempo, un monográfico de Wolfgang Amadeus Mozart.
«Es un programa Mozart con obras bastante luminosas, pensado para un fin de año en el hemisferio sur, un fin de año de verano», señala.
Son los últimos conciertos de la temporada 2023 de la Orquesta de Cámara de Chile, y el programa incluye la Obertura de La Clemenza di Tito y la Sinfonía nº 31 K. 297 París. Asimismo, con la soprano Tabita Martínez como solista, dos arias: Chi sà, chi sà, cual sia y Vado, ma dove?, así como la Missa Solemnis K. 337.
«Esta misa se toca bastante poco, y está entre la Misa de Coronación y la Gran Misa en Do Menor. Es una misa rápida, tal como existe la quick food, ésta es una quick mass. Todo va muy rápido, es a veces muy melódico, a veces rítmico, y hay una pequeña joya al medio, un Benedictus contrapuntístico, un poco a la Bach, y un aria de soprano en el Agnus Dei con muchas fiorituras», comenta Nicolas Rauss.
«Antes de eso hay una obertura majestuosa, la obertura de La Clemenza de Tito, y está la Sinfonía de París de Mozart que va a tener un atractivo particular porque ocurrieron cosas con el público en esa sinfonía que Mozart provocó a propósito. Al público le vamos a contar eso y le vamos incluso a proponer actuar como el público de esta época para que puedan vivir la interacción de lo que ocurrió en 1778 entre la música de Mozart y el público francés. Mozart quiso hacer una broma y el público entendió esa broma y aplaudió al toque, durante la música. Entonces vamos a tratar de volver a vivir eso haciendo jugar al público también con una cuestión de aplausos», detalla el director.
Destaca igualmente el rol que tendrá Tabita Martínez: será solista y cantará dos arias que Rauss califica como «magníficas». «Son obras del último Mozart, del final de su vida; dos arias cortas y de un Mozart maduro», dice.
¿Cómo es para usted abordar este repertorio, le parece interesante trabajar con coro, orquesta y solistas? ¿Cuándistinto es dirigir cuando uno trabaja también con cantantes y con obras de este otro ámbito?
«Trabajar con coro y orquesta es siempre como un premio para mí; es como una fiesta. Porque antes de empezar a dirigir orquesta yo dirigí coros. El maestro de dirección que tuve que era más artista, capaz que no tan profesor, pero más artista, era un director de coro muy famoso en Suiza, entonces tengo una vinculación con los coros y me gusta mucho hacer cosas juntos. Yo mismo canté cuando era adolescente en coros de Suiza; cantábamos con orquesta muchas veces, o sea, es una cosa que aprecio especialmente hacer, debo decir».
¿Qué lugar ocupa la Missa Solemnis dentro de la producción de Mozart?
«Hay dos misas muy famosas de Mozart, la de la Coronación y la Gran Misa en Do Menor. La de la Coronación es un poco más famosa, y es una misa clásica donde la música es muy bella, muy luminosa. No son músicas que van muy profundo en el texto religioso, en la hondura, son misas donde el texto se enuncia rápido y la música va cantando todo eso. Y la que vamos a hacer es muy parecida, capaz que un poquito más rápida y que tiene esas dos joyas que son ese contrapunto del Benedictus y el aria de la soprano en el Agnus, que hacen que yo no entienda muy bien por qué esa misa quedó relegada comparada con la Coronación. Pero bueno, justamente por eso la vamos a hacer».
¿Cuán interesante es poder hacer un concierto quees monográfico y que nos va a mostrar al menos dos caras de Mozart, con la música sacra, ópera y una sinfonía?
«Salvo las dos arias que cantará Tabita Martínez al medio, que son más dulces y más profundas, que son de un Mozart ya con mucha más experiencia de la vida, el resto es música religiosa, pero una música religiosa que no tiene nada que ver con la Misa en Do menor o el Réquiem, es una música muy clásica, muy brillante. La Sinfonía de París lo es también, y la obertura de Tito también. Así que ahí tenemos tres obras que son de un carácter clásico, muy positivo y brillante, que no siempre Mozart es así. En realidad, la Misa, la Sinfonía de París y la obertura son un poco una faceta de Mozart, en el sentido del brillo, ritmo, vigor y luminosidad. Y las dos arias son mucho más en el carácter de las obras como el Concierto para clarinete o el Réquiem, que miran un poquito a frases románticas, en mucho más legato, mucho menos staccato. Esos dos caracteres de Mozart van a estar».
¿Qué diría usted sobre el lugar que ocupa Mozart en la historia de la música?
«Es difícil decirlo. Es enorme, obviamente. Pero es particular. Porque no tuvo continuadores. De Wagner salió Richard Strauss, salió Mahler y salió Schoenberg. De Brahms, salió Schoenberg, y de Debussy salió una parte de la música contemporánea que vino después, empezando por Messiaen. Pero no creo que Mozart haya tenido realmente un sucesor. No podemos decir que Beethoven sea un sucesor, es un poco atemporal también. Entonces es difícil decir; Mozart ocupa un lugar enorme en el sentido de la cantidad de obras que hizo y era un genio. Mozart parece que nació para escribir marchas, parece que nació para escribir óperas, cada vez que usaba un género tenía una comprensión intelectual de lo que tenía que ser. Es un genio muy especial en la historia de la música, pero en cuanto a la influencia en otros, pienso que no es tanta. Si pienso a quién puede haber influenciado más, yo casi diría que al Richard Strauss de los últimos años, o sea, más de un siglo y medio después».
Los conciertos que programó la Orquesta de Cámara de Chile, elenco del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, con Nicolas Rauss son cuatro: el martes 19 de diciembre a las 19.30 horas, en la Parroquia Divina Providencia (Nueva Providencia 1619), el miércoles 20 a las 20 horas en la Parroquia del Colegio Verbo Divino (presidente Errázuriz 4055); el jueves 21 a las 19 horas en el Teatro Municipal de Viña del Mar (Plaza Vergara s/n), y el viernes 22 a las 19:30 horas en el Teatro California (Irarrázaval 1564). Todos, con acceso liberado.
¿Qué les diría a los auditores de Radio Beethoven como invitación a los conciertos?
«Estamos ofreciendo con el Coro Arsis XXI y la Orquesta de Cámara de Chile un programa Mozart, uno de los genios más sorprendentes de la historia de la música, y de más fácil acceso también. Es una fiesta de fin de año con obras rápidas, cortas, fuertes de carácter, en general muy positivas, con un final de misa que parece un final de ópera».
¿Le había tocado ya trabajar con el Coro Arsis XXI?
«No, no lo conocía, va a ser una experiencia nueva. Tenemos un desafío muy lindo».
¿Cómo ha sido el reencuentro con la Orquesta de Cámara de Chile? Si no me equivoco debe haber sido la tercera orquesta en Chile que usted dirigió, ¿no?
«Bueno, en Santiago sí. En todo Chile no, porque dirigí también en La Serena, Antofagasta, Temuco, Talca… Pero en Santiago sí. La dirijo como invitado desde 2015, hace ocho años fue la primera vez. la dirijo con cierta regularidad, en estos ensayos calculamos que la última vez fue hace dos años, en diciembre, al final del asunto del Covid. Es una orquesta con la cual me siento un poco como de la familia. Si bien yo dirijo ahora una orquesta sinfónica grande, que m encanta también, a la vez he estado tanto años en la Usach que soy casi un especialista de repertorio de orquesta pequeña. pues en Uruguay había trabajado también con un conjunto pequeño en los años 90. Es un repertorio en el cual me siento bien».
¿Cómo vive su relación con Chile ahora que asumió en Uruguay, ahora que ya no está de titular en nuestro país?
«Oficialmente yo vivo en Chile, por más que este año, con estas dos semanas de ahora habré estado acá cuatro semanas en total, o sea, un mes. El cargo que ocupo en Uruguay es, supongo yo, por un tiempo prudencial, fue este año, será el año próximo, no sé si más, no estoy seguro de eso, y en la casa desde donde estoy hablando ahora están mis partituras. Para un director es importante eso porque uno no puede irse a cualquier lado con sus partituras. Las partituras son muy pesadas, no las puedes llevar en una valija, se necesitarían 10 o 15. Entonces, el lugar donde están mis partituras sigue siendo un poco mi casa. Mi compañera, Denise Torre, está en Canadá, y yo muy frecuentemente estoy allá con ella y soy titular en el Sodre desde febrero de este año, entonces estoy más en Canadá y en Uruguay. A Chile he venido muy poco este año, y es un reencuentro un poquito como todos los lugares en los cuales yo he estado en el pasado. Volver es un reencuentro, porque cuando estoy lejos de los lugares los olvido un poco, tal como el dicho de ‘Lejos de los ojos, lejos del corazón’. Me pasa un poco eso. Entonces vengo acá, voy en bicicleta a muchos lados y me reencuentro con las esquinas y todo y algo pasa en el corazón, obviamente».
¿Cómo ha sido el trabajo en el Sodre?
«ha sido profundo y muy lindo. Es un cargo de titular que tiene también escollos; como muchas veces sucede en las organizaciones en Sudamérica, hay muchos problemas que surgen y hay que tratar de surfear, de apaciguar, de empujar soluciones, tratar de satisfacer un poquito los intereses de todas las partes. La orquesta del Sodre yo la conozco desde diciembre de 1984, yo era muy joven la primera vez que la dirigí, y la orquesta nunca estuvo tan bien como ahora. No lo digo por mi dirección titular, sino ya desde hace unos cuatro o cinco años que está, encuentro, mejor que lo que estuvo nunca. Esa orquesta tiene una suerte enorme de trabajar en el Auditorio Adela Reta del Sodre, que es un auditorio que tiene 13 años y que tiene una acústica muy buena. Para nosotros los músicos clásicos, la acústica no es para nada menor, es casi fundamental. Entonces en eso es un lindo trabajo. Ha habido un desafío grande este año, pues el año pasado la orquesta tenía muy poco público que volvió después del Covid, como en muchos lugares del mundo, que a la gente le costó un poco volver a comprar sus entradas, a buscar los conciertos, etcétera, y poco a poco se está logrando. Ha habido varios conciertos a sala llena este año. Es una tarea que tenemos que seguir profundizando. Trato también yo de entrar en contacto con el público,tanto en los conciertos como por redes sociales como para realizar un lazo ente el organismo que dirijo y la sociedad».
El año pasado le tocó dirigir el Concierto de Navidad UC (ver crítica). Y hace poco, el 10 de diciembre, estaba programado el concierto Bach Santiago 39, que marcaría su debut en el proyecto y que incluía la Cantata 140, que es grandiosa, importantísima. Ese concierto con su dirección, ¿se suspendió o se postergó?
«Por lo que se habló puede ser que haya un Bach Santiago a mi cargo el año próximo, pero no va a ser con esas cantatas. La suspensión fue por un desentendimiento sobre el número de unas cantatas, yo llegué acá habiendo estudiado una que finalmente no era, entonces no tuve la posibilidad de prepararla inmediatamente. Pero la Cantata 140, que siempre estuvo en el programa, y que es magnífica, me hubiera encantado hacerla. Creo que en algún Bach Santiago próximo, ahora en enero, se va a hacer igual, no lo sé con certeza, pero lo imagino porque debe haber mucha gente que ya se preparó para eso. Y yo en enero no puedo. Así que en algún momento del año puede ser que surja, ojalá, la posibilidad de hacer algún Bach Santiago, pero seguramente no será ese programa, sino probablemente otro. La idea del proyecto es cantar todas las cantatas de Bach, por lo tanto, hay muchas posibilidades».
¿Le entusiasma el proyecto?
Sí, Bach me encanta. Además de que yo me alegraba porque estaba dirigiendo en Montevideo Aida de Verdi, tuvimos cuatro funciones, creo que lindas y digo ‘creo’ porque cuando uno participa en algo no lo puede mucho juzgar uno mismo. Es maravilloso Verdi, pero, para mí, hacer Bach justo después era un poco, diría yo, con humor, un poco como una especie de desintoxicación. Entonces estaba contento de hacer Bach Santiago pero, bueno, será para otro momento».
El estudiante de piano de la Universidad Austral y su colega Alejandra Veloso grabaron diez obras del compositor alemán en el disco Valdivianische Musik. Algunas son para piano solo y otras para piano a cuatro manos. Lo lanzarán el 21 de noviembre en Valdivia y el 29 en Concepción.
"Ellos superaron los límites de lo que se consideraba posible en el piano", indica Boris Giltburg y añade que en las sonatas que interpretará el 26 de noviembre "hay un cuento que la música quiere transmitir al público". El célebre pianista también entrega detales de sus grandes proyectos: la integral de Beethoven y El clave bien temperado.
El director chileno destaca la flexibilidad de la orquesta penquista, que lo eligió como su titular a sólo mese de su debut con la agrupación. Luis Toro Araya adelanta que planea hacer ópera y que es primordial darle espacio a los compositores nacionales jóvenes. Este mes está en Chile: el 7 y 8 de noviembre, vuelve a dirigir a la Sinfónica Universidad de La Serena, en los Wesendonck Lieder de Wagner, Beethoven y Schubert. Y después conduce a la Sinfónica UdeC.
El director y fundador de esta agrupación que tiene 20 años de existencia, hace un positivo balance de las recientes alianzas que han hecho y los nuevos públicos que están acerándose a una temporada que continúa e 23 de octubre con tres solistas nacionales. "Hemos tenido muchos solistas de muy buen nivel, con el apoyo de varias embajadas", comenta.
La obra fundamental del siglo XX será presentada en la 60a Temporada de Cámara UC el 22 y 23 de octubre, celebrando así los 150 años del natalicio de Arnold Schoenberg. El director chileno residente en Suiza, además, dirige a la Sinfónica Nacional Juvenil en la Séptima de Beethoven.
El director sueco debuta el 20 de octubre en el Ciclo Bach Santiago, con dos cantatas y un motete del genio barroco. Además, dirige en tres conciertos a la Orquesta de Cámara de Chile. ""Estoy tan contento por estar de vuelta y reencontrarme con todos mis amigos en Chile, tanto de la Orquesta de Cámara de Chile como de la Universidad Católica. Siempre han sido colaboraciones artísticas muy buenas", dice.
La excepcional intérprete e investigadora que ha sido premiada con el Diapaon dÓr y dirige el Museo San Colombano en Bologna, dará un recital de clavecín el 3 de octubre en la Temporada de la Fundación Guitarra Viva.
Una de las partituras más espirituales del célebre compositor estadounidense será interpretada junto al Ensamble Vocal Taktus que dirige Javiera Lara Salvador. Será el 4 de octubre en la Catedral de Santiago.
El domingo 29 de septiembre, la intérprete chilena dará un recital en Leipzig como cierre de una beca que le permitió tener en casa un clavicordio que perteneció a Herbert Collum. Abordará repertorio iberoamericano, con obras encontradas en Chile.