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Gestión Cultural

Loreto Bravo: desarrollo cultural libre de la lógica del espectáculo

julio 6, 2021

La directora de Balmaceda Arte Joven explica los alcances de un nuevo diplomado en gestión cultural con enfoque territorial que ofrecen en forma gratuita con la Usach. "Pensamos que el arte es una herramienta muy privilegiada para desarrollar procesos identitarios, de trabajo colectivo y de reflexión sobre la historia de una comunidad", dice.

Loreto Bravo: desarrollo cultural libre de la lógica del espectáculo

Nació en 1992, como el Centro de Servicios Culturales Balmaceda 1215, en las antiguas oficinas administrativa de la Estación Mapocho. Su objetivo fue, desde un principio, instalar espacios de formación y fomento artístico para jóvenes. Una meta que podría resumirse en diseñar y ejecutar talleres gratuitos de artes visuales, teatro, literatura, música, danza y audiovisual. Sin embargo, como sucede en todo proceso que genera conocimiento, rápidamente se convirtió en un espacio de participación democrática, donde ejercitar simultáneamente la libertad de creación y el pensamiento crítico. ¿Qué otra cosa es el capital cultural?

Las cifras, por cierto, son monumentales. Cientos de artistas han iniciado sus carreras en Balmaceda Arte Joven y miles, su activismo cultural. Una interesante herramienta para medir el impacto real de esta corporación cultural fue el estudio que en 2012 realizaron los sociólogos Tomás Peters y Luis Campos y que consideró las experiencias de 400 ex alumnos de Balmaceda Arte Joven. El 84% de ellos declaró que el hecho de haber participado en uno de esos talleres amplió su formas de pensar, y el 97% aseguró que después de estos estudios, su opinión empezó a ser tomada en cuenta.

Para la directora ejecutiva de Balmaceda Arte Joven, Loreto Bravo, el quehacer territorial de la corporación tiene un sello político. «Esto tiene que ver con cómo relacionamos el arte y las comunidades. Nosotros hace mucho rato que dejamos de pensar que el tema del desarrollo cultural tiene que ver con el artista, la cantidad de público y el costo del espectáculo, porque salimos hace rato de la pura lógica del espectáculo. Nosotros pensamos que el arte es una herramienta muy privilegiada para desarrollar procesos identitarios, procesos de trabajo colectivo y procesos de reflexión sobre la historia de una comunidad», asegura.

Una mirada que marca también la impronta de un innovador y, sobre todo pertinente, diplomado gratuito en gestión cultural que han generado en conjunto la Corporación Cultural Balmaceda Arte Joven, la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Santiago de Chile y la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio de la Usach.

El diplomado El Arte en su Representación Territorial tiene como objetivo entregar herramientas concretas para crear o dar continuidad a proyectos culturales y hasta el 23 de julio pueden postular personas que realizan actividades de promoción social en el área artística cultural a nivel territorial, comunitario o en instituciones públicas o privadas sin fines de lucro. Especialmente, aquello que trabajen o propongan proyectos con comunidades vulneradas. Las clases se realizarán de manera virtual. Ver más información en Agenda.

Radio Beethoven conversó sobre este diplomado y sus alcances, así como la manera en que Balmaceda Arte Joven ha seguido trabajando en pandemia, con Loreto Bravo, quien asumió su cargo hace cinco años.

¿En qué se diferencia esta edición 2021 del diplomado de las versiones anteriores?

«La Escuela de Arquitectura de la Usach es la que ha tenido esta iniciativa hace tres años, y en las dos anteriores se realizó en la lógica de la colaboración. En esta versión somos co-convocantes y co-organizadores, y además estamos intentando vincular proyectos a la experiencia histórica de Balmaceda Arte Joven con comunidades.; el sello que tiene esta versión es que lo hemos vinculado directamente al trabajo territorial. Hace bastante tiempo estamos reflexionando sobre la necesidad de cambiar el giro de la lógica de públicos, que siempre tiene una connotación un poco más pasiva, a la lógica de trabajar con comunidades, con territorios, vinculando realmente a la gente a los programas de desarrollo cultural que les competen. Ése diría yo que es el sello principal de este diplomado, cómo uno vincula desarrollos artísticos con gestión cultural y trabajo territorial».

Balmaceda Arte Joven tiene una experiencia larga en el territorio. Hoy tienen sedes y trabajo local en las regiones de Antofagasta, Valparaíso, Biobío y Los Lagos, además de la Metropolitana. ¿Cuánto enriquece el enfoque de este diplomado esa experiencia, en el sentido de entender cómo se practica la cultura y la creación artística en la realidad del territorio?

«Ahí hay dos dimensiones. Una tiene que ver con los y las artistas propiamente tal, que obviamente tienen sus geografías vinculadas al territorio donde sienten su pertenencia y sus identidades con los trayectos artísticos propiamente tal. La visualidad no puede ser la misma en alguien que crece en el norte con la belleza del desierto y en quien crece en el sur con la belleza de la profusión verde. Evidentemente, la experiencia vital de dónde eres, de dónde creces, de dónde naces, de dónde construyes tus relaciones, necesariamente va a influir en tu percepción del mundo. Y en el arte el tema de la percepción es muy importante. En otra dimensión, esto tiene que ver con cómo relacionamos el arte y las comunidades. Nosotros hace mucho rato que dejamos de pensar que el tema del desarrollo cultural tiene que ver con el artista, la cantidad de público y el costo del espectáculo, porque salimos hace rato de la pura lógica del espectáculo. Nosotros pensamos que el arte es una herramienta muy privilegiada para desarrollar procesos identitarios, procesos de trabajo colectivo y procesos de reflexión sobre la historia de una comunidad, y en ese sentido, tenemos experiencia en cinco regiones del país».

«No se trata de ‘llevar’ arte y cultura allí donde ‘se supone’ que no hay, sino de hacer gestión a partir del arte y la cultura que son propios de un territorio», dice Loreto Bravo.

¿Nos puede comentar su experiencia territorial en regiones?

«Tenemos experiencias preciosas de trabajo por ejemplo con nuestra sede Biobío, que está instalada en un lugar que se llama Tucapel Bajo y que es una toma de terrenos que luego devino en una gran población. Es gente que tiene una enorme trayectoria de asociatividad, de solidaridad, de apoyo mutuo, y hemos estado trabajando por ejemplo con ellos para que construyan la historia de su barrio. Esto, con la idea de una museística de lo privado, es decir, sus fotos y sus objetos, pero todo aquello que si bien es de lo privado remite a una experiencia, a una épica que fue colectiva, que fue llegar a esos terrenos sin nada hasta construir un un alto. Ése es un ejemplo de lo que hacemos. En Valparaíso tenemos una experiencia que tiene que ver con sellos identitarios, con cómo se vive y se siente la gente; el mayor interés que hay en los jóvenes tiene que ver con la escritura. Valparaíso es una región y también una comuna que escribe mucho, que produce mucho textualmente. Hay mucho interés en el tema de la crítica, por ejemplo. Y es una crítica y una escritura, es una producción discursiva que está siempre muy apegada a lo que es Valparaíso. Es bien impresionante cómo los jóvenes porteños escriben mucho sobre su ciudad, y eso a nosotros nos parece que hay que potenciarlo, hay que verlo, hay que leerlo. En el fondo, hay que hacer gestión a partir de lo que cada territorio como espacio físico y como identidades, ofrece para trabajar. Se trata de trabajar a partir de lo que hay, no de lo que no hay. No es llevar el arte, no es llevar la cultura allí donde entre ‘se supone’ que no hay, sino tejer con ese sustrato, con lo que ahí hay de arte y cultura que es propio de ese lugar».

Volvamos al diplomado. ¿A quiénes se orienta específicamente?

«A personas que tengan un liderazgo en sus comunidades en el campo del desarrollo artístico y cultural, personas que trabajen en ámbitos culturales privados o públicos y que además tengan un proyecto que apunte a comunidades vulneradas: infancia, jóvenes, territorios, migrantes, etcétera»

¿Por qué a ellos?

«Porque nos parece que las personas que están interesadas en el arte y en la cultura pueden ser agentes de transformación, de cambio, de crecimiento. Para eso, hay que tener un enfoque del desarrollo cultural y del arte que considere a los otros, que no sea sólo una cuestión de artistas a públicos, sino una co-construcción con las comunidades con las que se trabaja».

En el fondo, se dirige a personas que trabajan efectivamente en cultura y creación artística, pero que no tienen acceso a la educación universitaria. Por eso mismo es gratuito, ¿no?

«Sí, precisamente. Nuestro primer interés es poner a disposición de gente que no tiene posibilidades de educación terciaria este diplomado porque muchas veces estas experiencias sirven para cristalizar práctica. Sabemos que en distintas instituciones, en centros culturales barriales y en las propias municipalidades, muchas veces hay gente que hace gestión cultural sin necesariamente haber estudiado, y ésta es una oportunidad para sistematizar su práctica, profesionalizare y establecer vínculos con gente del sector. Es una oportunidad porque el diplomado es gratuito para quienes resulten seleccionados».

¿Cuántos seleccionados tendrán en esta convocatoria que cierra el 23 de julio? ¿Cómo es viable que sea gratuito, es decir, con cuáles recursos se financia?

«El cupo es de 60 personas. Vamos a utilizar muchos recursos tecnológicos para poder trabajar con toda la gente; es un diplomado online y por eso no puede ser más. En otras versiones habíamos llegado a cien participantes, pero era posible haciendo clases por turnos. En este caso llegamos a 60. Los recursos los está poniendo en primer lugar la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio de la Universidad de Santiago de Chile, a través del Fondo VIME, fondo al que la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Santiago postuló. Ellos financian buena parte del diplomado, y la otra parte es de Balmaceda Arte Joven; nuestros recursos provienen del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Éste es un diplomado que tiene mucho sentido de lo público; es un diplomado sin fines de lucro, digámoslo».

En el momento histórico que estamos viviendo como país, se hace más visible la importancia de que existan este tipo de programas que articulan y entregan herramientas a quienes realmente están trabajando y que van a seguir haciéndolo con o sin esas herramientas, conscientes de que el trabajo en gestión cultural tiene un componente territorial que es fundamental. Este diplomado parece conocer la realidad y estar comprometido con ella.

«Sí. Tenemos una sociedad preciosa con la Universidad de Santiago, con el Fondo VIME y con la Escuela de Arquitectura Usach. Hace mucho tiempo que ellos vienen trabajando en una lógica de aprendizaje y servicio; es una universidad especial, tiene su historia y está siempre buscando honrar esta vocación de comunidad, de solidaridad, de trabajo horizontal. Son buenos socios para una institución como Balmaceda Arte Joven que tiene en su adn el sentido de lo público, el sentido del trabajo colaborativo y sobre todo el respeto y el reconocimiento a las culturas que nos constituyen. No solamente las culturas de los primeros pueblos, sino también culturas migrantes. Porque siempre es colectiva la construcción del sentido que uno le da a la vida en relación al lugar donde se desarrolla».

Los talleres de Balmaceda Arte Joven son para jóvenes de 14 a 25 años de edad y tienen una cuota de inscripción de $2.000. En pandemia, se hacen en línea. Foto: Balmaceda Arte Joven.

Las clases se iniciarán el 22 de agosto y se extenderán hasta enero próximo. Entre los profesores se cuentan Alejandra Jiménez, co-fundadora del Circo del Mundo; Pablo Gaete, profesor de Historia y Geografía, y director regional de Balmaceda Arte Joven Biobío; el artista visual Álvaro Gueny, la arquitecta Marisol Saborido, y Pedro Rosas y Natalia Möller, doctores en Estudios Americanos y Latinoamericanos, respectivamente.

También hará clases Loreto Bravo, quien es trabajadora social de la Universidad de Chile, licenciada en Estética de la Universidad Católica y egresada del magíster en Comunicación Social de la U. de Chile. «Estoy a cargo del último módulo, que me gusta mucho, ya lo he hecho otras veces en este diplomado y se refiere a concepciones teóricas y metodológicas en la definición de un artivista. A partir de la pregunta de qué es un artivista nos metemos en qué es un gestor cultural y qué es un animador sociocultural, y cómo cada una de estas posiciones que uno toma profesionalmente remiten a visiones de mundo, a cómo te relacionas con el otro, a cómo te relacionas con la comunidad. ¿Eres un administrador o eres un generador de procesos? Así se puede resumir», adelanta.

Con respecto al impacto de la pandemia en Balmaceda Arte Joven, ¿se han tenido que focalizar? ¿Con cuánta gente están trabajando? ¿Cómo ha sido esta adaptación a lo virtual?

«Estamos muy orgullosas y exhaustas. Ésa es la verdad. Orgullosas porque hemos logrado cumplir nuestras metas, hemos logrado generar todas nuestras temporadas de talleres y también espacios de profundización en línea. Tú sabes que cuando uno salta a lo digital los números también crecen de manera inconmensurable; yo te podría decir que el año pasado tuvimos 200 mil participantes. Pero la verdad es que a nosotros no nos importa tanto contar esos números espectaculares, sino contar aquellos con quienes establecemos vínculos. Y por eso es que estamos cansados, porque en realidad toda nuestra oferta no solamente trata de ser sincrónica, sino que en este modelo que hay talleristas y artistas trabajando, pero también siempre hay alguien que es soporte para la relación con la tecnología y que le da seguimiento a la situación de cada joven. Está pendiente de saber por qué se van si se van. Probablemente de lo que estamos más orgullosos es de seguir manteniendo vínculos. No puede ser que tengamos cercanía visual, perceptual, con lo digital, pero una distancia de conexión. Nos ha ido bien, otro principio que hemos estado defendiendo con mucha fuerza, es no prescindir de nadie; entonces se han hecho las reconversiones necesarias con algún personal. Como somos una institución chica, siempre hemos hecho mucho con poco, y felizmente eso no ha sido tan problemático; hemos podido acomodar la carga y nadie se ha tenido que ir de Balmaceda».

Por Romina de la Sotta Donoso | 06-07-2021.

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