Juan Pablo Villarroel tiene una intensa y constante actividad artística como director titular de dos de las agrupaciones corales más reconocidas de nuestro país: el Coro Sinfónico y la Camerata Vocal de la Universidad de Chile. Y ambas están de aniversario en 2025; la primera cumple 80 años y la segunda, 25 años. Ahora mismo, este último elenco que integran 16 cantantes profesionales, todos solistas, tiene una frenética semana.

El 21 y 22 de marzo actuarán junto a la Sinfónica Nacional de Chile y solistas en el Teatro Universidad de Chile, y la próxima semana, el 25 y 26, retornarán al Encuentro de Música Sacra UC.

En ambas ocasiones harán repertorios muy, pero muy distintos. Primero, la Misa Brevis de Joseph Haydn. Después, motetes del Romanticismo -uno de Johannes Brahms- y uno de los réquiems más valorados del siglo XX: Lux Aeterna de Morten Lauridsen.

Al respecto, Radio Beethoven conversó con este director coral.

Este vigésimo quinto aniversario de la Camerata Vocal de la Universidad de Chile, ¿cómo encuentra al conjunto?

«Felices. Felices porque ya había habido varios intentos de grupos chicos en la Universidad de Chile y no habían resultado; el maestro Guido Minoletti tuvo unos madrigalistas un par de veces y nunca había perdurado en el tiempo. A Dios gracias, cumplimos 25 con la Camerata, está robusta, está sana, está en un muy buen pie, entonces eso nos tiene muy contentos. Es un grupo que hace un repertorio que no hace el Coro Sinfónico, un repertorio que es bastante novedoso, que no tiene más intérpretes en la Universidad Chile. Poder cumplir ese rol es muy bueno y ese mismo rol hace que sea un grupo robusto, un grupo que hace bien las cosas y que trabaja bien».

Este viernes 21 y sábado 22 de marzo, ustedes celebran los 25 años de la Camerata Vocal en dos conciertos que ofrecerán con la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile y con la dirección de Víctor Hugo Toro. Juntos abordarán la Missa Brevis de Joseph Haydn. Es la primera vez que la hace este conjunto?

«Sí. Es la primera vez que la hacemos. En mi juventud, yo la canté, pero como director nunca la había abordado y la Camerata tampoco. Así que estamos contentos, porque es muy hermosa, es muy, pero muy linda. Aparte, la tonalidad… es en Si bemol mayor. La vamos a disfrutar. Haydn siempre es hermoso, el Clasicismo mismo lo es, porque es diáfano, transparente, cristalino. Es justamente el tipo de música que nos queda muy bien porque es música delgada, no es Verdi ni Brahms. Aunque también hacemos Brahms (ríe). Por adn, el Clasicismo es bello. La escritura contrapuntística y clásica es muy diáfana y eso hace que la sonoridad sea liviana y brillante. Es una experiencia muy bonita. A diferencia del Barroco y del Romanticismo que son más intrincados, la transparencia del Clasicismo hace que la música uno la perciba desde una perspectiva distinta: llega más fácilmente porque las estructuras son más simétricas, son más claras para la percepción y para la comprensión. Eso hace que el Clasicismo sea muy valorado, muy escuchado y muy deseado. Esta Misa Brevis de Haydn es diáfana, es música liviana y, al mismo tiempo, es muy profunda: Lo cierton es que en Haydn es todo bueno, ésa es la verdad. Esta misa es estructuralmente y tonalmente maravillosa. Es una obra que nos queda muy bien, que hemos disfrutado ensayándola, y esperamos que sean dos hermosos conciertos». 

La próxima semana, en tanto, la Camerata Vocal, que es un Juan Pablo Villarroel retornará al Encuentro de Música Sacra, en su vigésimo segunda edición. Ya habían participado varias veces, y además, su director tiene un vínculo bien estrecho y simbólico con este ciclo, como recordó el año pasado.

«Asumí la dirección de la Camerata en 2003, en marzo, y mi primer concierto, en la época de Semana Santa, fue en el Encuentro de Música Sacra UC», declaró en esa entrevista, a propósito del debut del conjunto en el Ciclo Bach Santiago a fines de abril del año pasado, y que tuvo una segunda función del mismo programa en el XXI Encuentro de Música Sacra UC. (ver).

Ahora, Juan Pablo Villarroel y la Camerata Vocal de la Universidad de Chile presentarán junto a su pianista, el profesor del Instituto de Música UC Pablo Morales, el programa «Luz Eterna». Serán dos conciertos, ambos a las 19:30 horas: el martes 25 de marzo, en el Templo Mayor del Campus Oriente UC (Jaime Guzmán 3.300, inscripciones gratuitas) y el miércoles 26 en la Parroquia de los Santos Ángeles Custodios de Providencia (Obispo Pérez de Espinoza, inscripciones gratuitas).

Este programa incluirá, por cierto, Lux Aeterna (1997) de Morten Lauridsen, que es una de sus obras más interpretadas u ocupa un lugar relevante en la música sacra del siglo XX, así como Ubi Caritas (1999), del mismo compositor estadounidense. En el inicio, dos motetes, Abendlied, del compositor liechtensteiniano Josef Rheinberger (1839-1901) y Schaffe in mir Gott, ein rein Herz de Johannes Brahms (1833-1897), que cuenta con textos del Salmo 50.

¿Qué representa para la Camerata Vocal de la Universidad de Chile participar en el Encuentro de Música Sacra UC? ¿Considera que es relevante a nivel nacional?

«Sin duda, porque es un escenario importante. Esta temporada sacra de la Universidad Católica es bastante larga y va mucha gente; como es gratuita se llena cada concierto, y participan muy buenos conjuntos. Es de renombre, entonces para nosotros evidentemente es muy importante volver a cantar en esta temporada. A pesar de que el templo tiene mucha reverberación, estamos felices de volver al Campus Oriente. Es notable el Encuentro de Música Sacra de la UC».

«Interpretaremos música maravillosa; un motete de Brahms, otro de Rheinberger, y obras de Lauridsen. Es música preciosa, de cámara, que no es fácil; saber que vas a subir al escenario a hacer un repertorio precioso da mucha alegría, da mucha felicidad»

Juan Pablo Villarroel

Respecto del programa, el director aclara que «es música maravillosa. Hacemos un motete de Brahms y otro de Rheinberger y hacemos obras de Lauridsen, también. Es música preciosa, de cámara, que no es fácil. Cada vez que uno aborda estos desafíos está contento y con ganas de que llegue luego el momento porque uno está expectante. Saber que vas a subir al escenario a hacer un repertorio precioso da mucha alegría, da mucha felicidad».

Los motetes de Josef Rheinberger y Johannes Brahms representan el Romanticismo y se contrastan con dos obras de Morten Lauridsen, uno de los compositores del siglo XX que son muy interpretados en la actual escena de la música sacra, y una de ellas que ocupa un lugar relevante ya en el repertorio, Lux Aeterna. ¿Cómo juega este contraste?

«Claro, ahí está la armonía del programa, porque tanto la obra de Brahms como la de Rheinberger son obras pesadas. Son dos motetes; Rheinberger trabaja con alrededor de seis timbres de voces y Brahms también, con cinco y de repente con seis. Son un repertorio de peso».

De alguna manera son obras densas, ¿no?

«Claro, no me refiero a la dificultad, sino a que el cantar es pesado. La emisión es amplia, se tiene que escuchar la densidad de la música. En definitiva, es denso. Ésa es la palabra. Y la obra extensa, que es la de Lauridsen, Lux Aeterna, es todo lo contrario, es diáfana. Es del siglo XX, pero muy abordable, no tiene problemas rítmicos y la armonía siempre juega ahí con las segundas agregadas, con las cuartas agregadas. Entonces en ese concierto la primera parte es bien densa y después está Lux Aeterna, que es preciosa y muy fácil de digerir porque es liviana. En ella la armonía no tiene nada de complejo, hay partes en que hay clústers y cosas así, pero todo está muy bien escrito, entonces no se nota alguna dificultad tonal; en cada parte está siempre sujeta a un tono».

Juan Pablo Villarroel profundiza: «La música romántica es intrincada. Brahms es armónicamente complejo, no hay compases donde no haya fusiones transitorias, pues se busca una densidad y pone cinco o seis voces, pone armonías que son densas, con resoluciones que vienen mucho después de lo que el oído te está pidiendo, entonces hay una densidad que vale la pena escucharla».

En cambio, explica, el lenguaje de Lauridsen «es muy clásico, a pesar de que es del Siglo XX». Villarroel indica que «si bien tiene una armonía no tan clásica en cuanto a que hay muchas notas extrañas dentro de la armonía, es completamente clásica porque las resoluciones son clásicas, está en una tonalidad, usa dominantes, usa funciones transitorias, lo mismo que el Clasicismo, pero en un lenguaje un poco más contemporáneo, más moderno».

De esta manera, en el programa que ofrecerán en el XXI Encuentro de Música Sacra UC, indica, «mostraremos una dualidad entre el Romanticismo y Lux Aeterna, que es un réquiem muy luminoso».

¿Qué nos puede decir de la otra obra de Lauridsen que interpretarán, Ubi caritas et amor?

«Son cartas de san Pablo, el texto dice ‘donde hay amor todo es caridad’. Son cartas de san Pablo a la iglesia naciente. Cristo ha muerto hace poco y aparece san Pablo con su devoción, con su Cristianismo y escribe cartas Ubi caritas et amor a las distintas iglesias, por ejemplo, en Grecia. Es un tema muy recurrente en la música».

En Lux Aeterna va a participar el pianista de la agrupación que es Pablo Morales, profesor del Instituto de Música UC.

«Sí, la obra es orquestal y hay una versión de Lauridsen que es para órgano y otra, también de Lauridsen, que es para piano, y que es la que pedimos nosotros».

Estos conciertos de alguna manera representan un reencuentro de la Camerata Vocal con dos de sus exintegrantes, que son también académicos, la soprano Claudia Pereira y el barítono Patricio Sabaté. Es bonito reencontrarse con compañeros, ¿no?

«Claro, evidentemente Claudia Pereira fue siempre muy importante para el conjunto, tenemos una relación importante con ella y es muy bueno encontrarse con ella, al igual que Patricio Sabaté. En ese sentido, la Universidad Católica siempre ha sido nuestra casa. Siempre hemos participado en las temporadas de la Católica, no somos extraños. Aunque hace un tiempo no íbamos, es la cuarta o quinta vez que participamos en el Encuentro de Música Sacra de la Universidad Católica».

¿Cómo fue la experiencia de debutar el año pasado en el Ciclo Bach Santiago?

«Bach es siempre complicado. Es siempre precioso, pero complejo, porque es muy exigente. Recuerdo que no estuvo todo lo bien que hubiéramos querido, porque la parte instrumental tenía cornos que eran muy exigentes y no se logró. La parte coral, bien, pero hubo cosas que podían haber estado mucho mejor. La verdad es que Bach es técnicamente muy exigente técnicamente y no siempre se logra todo lo que se quiere».

Además de haber interpretado en el concierto Bach Santiago 45 y en el XXI Encuentro de Música Sacra UC las cantatas BWV 112, El Señor es mi pastor fiel; BWV 134, Un corazón que sabe que su Jesús vive, y BWV 128, Sólo en la ascensión de Cristo, el año pasado la Camerata Vocal abordó Vísperas Solemmnes de Confesor de Mozart y participaron también en Los Planetas de Holst y Los Vitrales de la Anunciación de Alfonso Letelier. Además, hicieron arreglos de Beatles, Queen y Sting y un programa de música chilena. Esa es la ductilidad de este conjunto.

La Camerata Vocal la integran las sopranos Hanny Briceño, Carolina Grammelstorff, Fanny Becerra y Nora Miranda y las voces contraltos son de María Carolina Acuña, María Fernanda Carter, Elena Pérez y Moisés Mendoza. Los tenores son Felipe Catalán, Felipe Gutiérrez, Leonardo Pohl e Isaack Verdugo, y los bajos son Felipe Caro, David Gáez, Arturo Jiménez y Maximiliano Bustíos. Su director es, desde el año 2003 Juan Pablo Villarroel.