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Música

Gustavo Miranda: "La Usach es el lugar perfecto para tocar las Variaciones de Rzewski sobre El pueblo unido"

diciembre 29, 2023

El pianista chileno vuelve al Aula Magna Usach, esta vez para abordar la monumental The People United Will Never Be Defeated. "Es una de las obras más importantes del repertorio para piano de la segunda mitad del siglo XX y me sorprende que sea yo el primer pianista chileno que vaya a tocarla", dice. Lo hará en el contexto de un homenaje a Sergio Ortega que incluye la exhibición del documental Himno de Martín Farías.

Gustavo Miranda: "La Usach es el lugar perfecto para tocar las Variaciones de Rzewski sobre El pueblo unido"

Después de residir 13 años en Estados Unidos, Gustavo Miranda Bernales (1991) volvió a radicarse en nuestro país a fines de 2021.

En este par de años, el pianista chileno se ha reencontrado con el público nacional a través de una vigorosa agenda de conciertos que incluye recitales y también actuaciones con orquestas en diversos escenarios. Asimismo, ha emprendido proyectos artísticos propios de significativa envergadura.

En noviembre de 2023, inició el ciclo de la integral de las sonatas para piano de Ludwig van Beethoven; ya lleva seis conciertos realizados, todos en distintos escenarios y con gran convocatoria de audiencias.

Ahora, Gustavo Miranda está próximo a concretar lo que será, sin duda, uno de los hitos musicales del año 2024. El miércoles 3 de enero interpretará The People United Will Never Be Defeated (1975) de Frederic Rzewski, que son las 36 variaciones que el compositor estadounidense compuso sobre El pueblo unido jamás será vencido (1973), de Sergio Ortega.

Gustavo Miranda (1991).

La monumental partitura es la más tocada de Frederic Rzewski y se interpreta, de hecho, al menos una vez al mes en algún lugar del mundo. Le fue comisionada por la célebre pianista Ursula Oppens para estrenarla en la celebración oficial del bicentenario de Estados Unidos del Kennedy Center de Washington: necesitaba una obra que fuera u buen contrapunto a las Variaciones Diabelli de Ludwig van Beethoven.

Inmediatamente, The People United Will Never Be Defeated, de Frederic Rzewski, se instaló como una de las obras fundamentales del repertorio pianístico del siglo XX. Representa, al mismo tiempo, un testimonio personal a favor de la democracia y una sólida declaración sobre el estado del arte de su tiempo: a lo largo de sus 50 minutos de extensión, Rzweski incorpora prácticamente todos los estilos de escritura, haciendo dialogar a las más distintas facciones que se disputaban entones un rol hegemónico en la música de tradición escrita.

Dado su peso propio, la partitura ha sido extensamente considerada como el equivalente en el siglo XX a lo que fueron las Variaciones Diabelli de Beethoven en el siglo XIX y las Variaciones Goldberg de Johann Sebastan Bach en el siglo XVIII.

La primera grabación de The People United Will Never Be Defeated! (36 Variations On A Chilean Song) de Frederic Rzewski la hizo Ursula Oppens en un LP que fue publicado por Vanguard Classics en 1978

En Chile, las Variaciones de Rzewski sobre El pueblo unido jamás será vencido fueron recién estrenadas en el año 2010 por la pianista estadounidense Marilyn Nonken, en el Instituto Chileno-Norteamericano. Y no hay registros de que se hayan vuelto a interpretar hasta ahora.

Gustavo Miranda Bernales será quien asuma este desafío interpretativo. Lo hará en el Teatro Aula Magna Usach, en el evento gratuito «El pueblo unido. 50 años después», que se programó para el miércoles 3 de enero. Una jornada que abrirá con una función del documental Himno, de Martín Farías, que demuestra la vigencia de la canción de Sergio Ortega a través de las muy distintas versiones que se siguen interpretando en el mundo de esa obra (entrevista con Martín Farías).

Radio Beethoven conversó con Gustavo Miranda al respecto.

¿Cómo nace la idea suya de abordar esta obra tan monumental que ha sido considerada como el equivalente en el siglo XX a las Variaciones Diabelli y Variaciones Goldberg?

«Sí. Justamente toqué las Variaciones Goldberg hace unos meses, en el Teatro Universidad de Chile. La verdad es que yo me enteré este año de que esta obra casi nunca se había tocado en Chile y me sorprendió. Yo había conocido esta obra hace años, no en Chile, sino en Estados Unidos, y me sorprendió que no fuera abordada de manera habitual en Chile. Así que por eso me entusiasmé con tocarla y que esté presente en los conciertos».

¿Le tocó escucharla en vivo en Estados Unidos o conoció las grabaciones?

«En vivo. Estaba yo estudiando en Juilliard y en Juilliard estaba un profesor que se llama Jerome Lowenthal, profesor de piano que es un gran pianista, por lo demás, y que es pareja de Ursula Oppens, a quien está dedicada esta obra. Él organizaba un concierto con sus alumnos y yo, que era el único chileno que estaba ahí en la Juilliard en ese momento, casi el único latinoamericano que había ahí, iba a los conciertos habitualmente que se hacen en el Lincoln Center, donde está la Juilliard y donde hay muchas salas de conciertos. En uno de los conciertos al que fui había puras banderas chilenas, lo que me sorprendió porque en ese contexto era bien inesperado ver banderas chilenas. Ahí tocaron los alumnos de Lowenthal que eran principalmente asiáticos, europeos y estadounidenses, y que se dividieron las Variaciones de Rzewski. Ésa fue la primera vez que escuché la obra. Me sorprendió el hecho de que yo, siendo chileno, no la conocía hasta ese punto. Estoy hablando de mi tercer o cuarto año en la Juilliard».

Fue hace tiempo entonces.

«Sí, hace tiempo. Ahí yo conocí la obra, estando en Chile nunca oí hablar de la obra ni tampoco del compositor».

Es una obra tan importante en el repertorio para el piano del siglo XX y se hace permanentemente en el mundo, es impresionante que en Chile no se toque. Quisiera preguntarle sobre su preparación para tocar The People United Will Never Be Defeated, de Frederic Rzewski. Hay una parte que es el estudio de la partitura misma, pero me parece que también los intérpretes estudian sobre el contexto, lo que ha dicho el compositor sobre su obra, escuchan grabaciones. ¿Cómo fue la preparación? ¿Implico también empaparse del origen de la canción de Sergio Ortega o de lo que explicó el propio Rzewski sobre estas Variaciones?

«Sí, absolutamente. Al menos yo siempre trato de estudiar lo más que pueda de todo lo que tenga que ver con cada obra que toco. Pero el trabajo de preparación incluye otros aspectos, además de leer y todo eso, que es importante, pero debe ser el 1% de lo que hay que hacer para preparar estos conciertos, porque el tema es que hay que tocar la obra. Eso requiere muchos aspectos, por ejemplo, está el aspecto físico de cómo poner la obra en las manos. Son hartos factores. Yo te diría que en general la música contemporánea debe ser probablemente lo más fácil de tocar en este sentido porque hay una conexión directa con la música, está escrita más o menos en nuestra misma época, el instrumento para el que se escribió es más o menos el mismo que el que usamos ahora. Es muy distinto el caso, por ejemplo, de tocar una sonata de Mozart, que los instrumentos eran muy distintos, o incluso de Chopin o Liszt, entonces siempre hay una especie de adaptación, no es tan natural la conexión con esa música, requiere mucho trabajo interpretativo. En cambio, la música contemporánea es una música que le habla directo al intérprete. Es un proceso muy interesante porque otro aspecto de la música contemporánea es que no hay preconcepciones de cómo se debe tocar la obra. Es muy distinto de tocar, no sé, la Appassionata de Beethoven, que ya hay un estándar de cómo debería sonar la obra. Eso no ocurre con la música contemporánea, entonces es mucho más directo el proceso de preguntarse cómo suena esta obra. Entonces el intérprete está muy conectado con ese proceso. Por eso yo creo que es muy saludable para un pianista siempre estar tocando música contemporánea».

Es interesante lo que nos dice. Para usted, como chileno, ¿tiene un sentido especial abordar The People United Will Never Be Defeated, de Frederic Rzewski?

«Sí, absolutamente, Creo que es una obra de muchísima importancia en la historia de Chile y es una de las obras más importantes del repertorio para piano de la segunda mitad del siglo XX: Y que, además, esté inspirada en Chile, que es mi país nativo, es algo muy importante. De hecho, me sorprende que sea yo el primer pianista chileno que vaya a tocar la obra!».

Sergio Ortega (1938-2003).

Que The People United Will Never Be Defeated se interprete en el contexto de un homenaje al compositor chileno Sergio Ortega tiene todo el sentido del mundo.

Frederic Rzewski (1938-2021) fue un exponente principal de la vanguardia estadounidense, con un corpus de obras que supera el centenar. Estudió con Milton Babbitt y Walter Piston, y sus obras contienen un sólido corazón sociohistórico, fiel a su profunda conciencia política. Una asertiva descripción suya es la que entrega Nicolas Slonimsky en el Baker’s Dictionary of Musicians: «Es un técnico del piano graníticamente abrumador, capaz de depositae grandes masas de material sonoro a lo largo del teclado sin que el instrumento naufrague».

Entrevisté a Frederic Rzewski en 2013, y él declaró que la primera vez que escuchó El pueblo Unido fue en 1974. «Con mi colega Ursula Oppens fuimos a un concierto en Nueva York donde Inti Illimani cerró con ella. Los dos salimos tarareándola. La música es lo que más me gustó», dijo.

Entonces, él vivía entre Roma y Nueva York: «En muchas manifestaciones en Italia la gente cantaba El pueblo unido. Pero en Nueva York no sucedía esto», aseguró.

Cuando Ursula Oppens le comisionó la obra, dijo que decidió «escribir una pieza basada en la canción de Sergio Ortega, pero suficientemente larga para que algunos empezaran a pensar». En 2013, Rzewski, quien además de compositor era un eximio pianista, calculaba que él mismo la había interpretado ya unas 200 veces.

Frederic Rzewski (1938-2021).

«Naturalmente, no a todos les interesan sus implicancias políticas. En 1983 fui a Moscú y la toqué, con mucha curiosidad. Un crítico muy respetado me dijo: ‘Es muy buena, quizás un poco larga’. Eso fue todo», confesó en mi entrevista, hace diez años.

A Sergio Ortega lo conoció en 1978, Venecia, y le mostró sus Variaciones: «Le gustaron mucho, especialmente la parte más juguetona, donde hay cosas típicas de música contemporánea, que no tienen nada que ver con la idea de la canción. Nos convertimos en buenos amigos», confidenció (ver nota).

Gustavo Miranda (1991).

Después de estudiar en el Instituto de Música UC, Gustavo Miranda se instaló a los 16 años en Nueva York para estudiar, becado, en la prestigiosa Juilliard School of Music. Su estadía fue apoyada también durante ocho años por la Corporación Amigos del Teatro Municipal. Obtuvo el grado de bachiller y máster bajo la dirección de los profesores Robert McDonald y Julian Martin.

Tras volver a Chile, hace un par de años, el pianista ha intensificado los lazos con el público local, presentándose en diversos espacios y con una agenda bien nutrida de conciertos.

Usted tiene una carrera que se nutre de muchos repertorios, pero en la música contemporánea no lo hemos visto tanto, en Chile. Ahora mismo usted está haciendo el Ciclo Beethoven, está teniendo conciertos con distintos repertorios y con diferentes orquestas, y siempre está haciendo recitales. Al mismo tiempo, está abordando una obra de la envergadura de The People United Will Never Be Defeated, de Frederic Rzewski, lo que es muy significativo. Este camino en la música contemporánea, ¿es un camino que podría seguir desarrollando usted?

«Sí, absolutamente. Yo he tocado mucha contemporánea, empecé a tocar música contemporánea cuando tenía quizás 11 años, 12 años. Siempre he tenido mucha conexión con la música contemporánea. Lo que pasa es que yo venía a Chile a tocar conciertos específicos nomás, pero ahora he estado tocando más frecuentemente acá, entonces he mostrado más de mi repertorio. Tengo un repertorio muy amplio, toco de todo, y eso lo encuentro importante para mí, lo siento muy saludable eso de poder tocar Bach, Rzweski, Szymanowski, Beethoven, Chopin, Scriabin, lo que sea. El piano es un instrumento privilegiado en ese aspecto, tiene un repertorio riquísimo. Hace algunas semanas, toqué la Sonata Hammerklavier, y otras obras que incluso me ha tocado que el público viene después del concierto y me dicen que es primera vez que han escuchado alguna obra en vivo. Y claro, me parece muy importante, estando en Chile, ampliar el repertorio que se escucha en concierto, lo encuentro muy importante, así que he tomado ese rol». 

Antes de hablar de las Variaciones de Rzweski, quisiera preguntarle por su cuáles compositores chilenos contemporáneos o del siglo XX le resultan más cercanos en términos estéticos, emocionales, en el mensaje o en la música misma, porque podríamos imaginarse que también lo vamos a escuchar más en eso.

«Bueno, yo he tocado mucha música chilena desde mi infancia. Por supuesto, toqué todo lo que podía de Enrique Soro, de Pedro Humberto Allende, de varios otros compositores. De hecho, incluso estando fuera de Chile también toqué mucha música chilena. Estando en Nueva York, por ejemplo, toqué un recital de música de Pedro Humberto Allende, que yo no sé si se había tocado antes, espero que sí. Pero siempre, con respecto a música chilena y los compositores más contemporáneo, siempre he estado expuesto a eso».

¿Qué podemos decir de The People United Will Never Be Defeated, de Frederic Rzewski? ¿Cuáles diría usted que son los mayores desafíos que presenta? ¿Qué le gustaría destacar de la construcción de esta obra, de cómo se siente en ella?

«Es una obra massive, monumental, como dijiste tú. Es muy larga, dura probablemente más de una hora, por eso le dicen las Goldberg del siglo XX o las Diabelli, porque tiene la misma magnitud. Y otra obra con la cual se puede comparar es la Sonata Concord de Charles Ives. Ése es otro aspecto que he notado, tengo la noción de que en Chile no hay tanto conocimiento de la música clásica estadounidense. Ésa es otra cosa que yo descubrí al salir de Chile. Por ejemplo, a ese mismo compositor, Charles Ives, no había yo tenido mucho acceso estando acá. Y lo descubrí allá y me pareció música muy interesante, muy diferente, por lo demás, a toda la música europea».

Claro. La Sonata Concord de Ives la estrenó Luis Alberto Latorre hace diez años. ¡Recién!

«Es muy reciente! Entonces son otros conceptos, otras sonoridades. Rzewski, por supuesto tiene toda esa influencia ahí, de Estados Unidos, que no sólo es el jazz, que por supuesto es muy importante en la música estadounidense y en la música de Gershwin, pero hay desde Aaron Copland. Son otras sonoridades que buscó desarrollar a propósito, casi para crear un propio lenguaje de música estadounidense. Así que, claro, está todo eso en la obra. Es una obra que pasa por muchos estados de ánimos, es realmente como una montaña rusa emocional, pasa por muchas cosas. Además, por supuesto, tiene todos los materiales de todos los tipos de estilos de composición del siglo XX, la Segunda Escuela de Viena, los expresionistas, hasta minimalismo tiene, como Philip Glass, tiene algo de Ligeti. La verdad es que tiene todo, y va evolucionando lentamente la obra. Es como ver una película, y por eso que es muy importante este tipo de obras escucharlas en vivo, no es lo mismo en una grabación. Ninguna obra es lo mismo en una grabación que ir a un concierto en vivo, es otra experiencia. Y por eso que me parece muy importante que se haga en Chile y estoy feliz de que la voy a tocar y eso es muy importante, que exista en un espectáculo en vivo».

Gustavo Miranda (1991).

¿Cómo fue la recepción en la Usach a su idea de tocar The People United Will Never Be Defeated, de Frederic Rzewski? Este concierto que usted dará en la Usach marca su retorno al Aula Magna.

«Sí, claro, yo toqué en la Usach hace casi diez años ya; toqué con la Orquesta Usach el Segundo Concierto de Chopin con el director David del Pino. En ese tiempo, yo venía de Estados Unidos a tocar conciertos específicos y creo que ese debe haber sido el único concierto que toqué ese año en Chile.Por eso es que pareciera que mi repertorio era bien específico, porque yo tocaba un concierto nomás al año en Chile. Ahora he tocado más, por eso puedo mostrar más del repertorio».

Claro. Es relevante decir eso, porque la gente se hace una idea por lo que sabe que sucedió o por lo que fue a ver, nada más. Pero la verdad es que ustedes, los intérpretes, tienen que trabajar con mucho repertorio y en cierta medida lo tienen «en dedo». ¿No?

«Sí. Bueno, no todos somos iguales, pero en mi caso, sí, yo tengo un inmenso repertorio inmenso. Ahora, como tú sabes, he estado haciendo toda la integral de las Sonatas de Beethoven, ya levo seis conciertos de eso. Entonces hay mucho repertorio que nunca lo he tocado en Chie, pero que espero tener la posibilidad de mostrar más música que a veces no es habitual tocarla acá».

¿Qué le parece que en el recital que va a dar usted en el Aula Magna Usach, va ser antecedido por la presentación de una película en su segunda función en nuestro país, que es Himno, de Martín Farías y que es un documental sobre versiones que hay alrededor del mundo, actuales y vigentes, de El pueblo unido jamás será vencido? ¿Qué le parece que el recital se aúne con otra expresión artística, dando una mirada finalmente de homenaje también a Sergio ortega?

«Me parece muy bien que esté conectado el concierto con eso, pues le da un contexto. Y ésa también fue la razón por la cual yo elegí a la Usach para hacer este concierto. De hecho, fue el único lugar que contacté para hacer esto, porque tenía muchas ganas de hacerlo ahí. Es un lugar significativo, que tiene una identidad asociada a eso, entonces me parece el lugar perfecto para tocar esta obra».

Gustavo Miranda (1991).

Aparte de que la acústica es fantástica en el Aula Magna Usach, está el hecho de que la Universidad Técnica del Estado fue la universidad chilena que tuvo más miembros de su comunidad que fueron ejecutados y desaparecidos durante la dictadura. Entonces es una universidad muy emblemática también en el tema de la memoria.

«Sí, y eso, para mí, es muy importante. Si voy a tocar una obra estoy conectándome con un espectro emocional que hay detrás de la obra y eso para mí es muy importante, entonces mientras más significado tenga el lugar y la audiencia a la que la estoy tocando es mejor la experiencia. De todas maneras me parece genial tocar ahí y muy importante hacerlo».

Además de que una de las formas de hablar de los músicos, de hacer una declaración en términos de la sociedad, de la política, de los conflictos, es a través de la música. Cuando pensamos que Juan Pablo Izquierdo renuncia a la Filarmónica y al Teatro Municipal de Santiago cuando se niegan a que se hagan los textos de Egmont porque le ven una resonancia en el momento histórico específico de nuestro país. Usted habla a través de la música, ¿no?

«Sí, claro. En esa intervención que hiciste yo tengo mucho que decir. Pero, para decir una cosa, la música clásica a veces está un poco estigmatizada en algunos lugares, que no me parece que sea algo certero con respecto a lo que realmente significa la música clásica. Estamos hablando de obras de Beethoven, de Haydn que toman una connotación totalmente errónea a veces, debido a lo que se entiende por música clásica. Esta división de la música clásica, la música folclórica y la popular es algo que no es real. Esas brechas entre un tipo de música y otro tipo de música no son reales, la música clásica está llena de temas folclóricos y populares. No hay una segmentación, eso no es real. Por eso, no creo yo que una sonata de Beethoven sea para un tipo de audiencia y no para otro tipo de audiencia, etcétera. Todo lo contrario, yo creo que la música, la obra que sea, lo que busca es romper esa brecha, la música abre la emocionalidad del intérprete y también de la audiencia.Yo he tocado en muchos lugares y la reacción emocional no cambia mucho, o sea, los seres humanos tenemos un aspecto en común que tiene que ver con esa sensibilidad, y eso lo entregan las artes, como la música».

Coordenadas
Miércoles 3 de enero. Teatro Aula Magna Usach (Víctor Jara 3659).
18:30 horas. Exhibición del documental Himno de Martín Farías
20:15 horas. Recital de Gustavo Miranda
Inscripciones gratuitas.

Por Romina de la Sotta Donoso | 29-12-2023.

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