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Música

Gustavo Miranda dará maratónico concierto en Puente Alto: "Será toda la obra para piano solo, una odisea en toda la dimensión creativa de Ravel"

agosto 20, 2024

El 24 de agosto, el pianista chileno concretará un nuevo desafío interpretativo, esta vez con la música de un compositor que lo fascinó desde la niñez. "Me impresionaban mucho las sonoridades que se producían en la música de Ravel. No sabía yo, en ese tiempo, cómo era posible que el piano sonara así", recuerda.

Gustavo Miranda dará maratónico concierto en Puente Alto: "Será toda la obra para piano solo, una odisea en toda la dimensión creativa de Ravel"

Después de haber hecho el Ciclo Beethoven en varios espacios, entre fines de noviembre de 2022 e inicios de 2023, y el Ciclo Mozart en julio pasado en el Teatro Municipal de La Pintana, ahora Gustavo Miranda Bernales (1991) ha asumido un nuevo desafío interpretativo.

El sábado 24 de agosto interpretará toda la obra para piano de Maurice Ravel. Eligió para este inédito concierto el Centro Cultural de Puente Alto, comuna donde nació. La presentación se iniciará a las 17 horas, Eyzaguirre 02115, con inscripción gratuita aquí.

Gustavo Miranda en el Teatro Municipal de La Pintana, hace un mes. Foto: Corporación Cultural de La Pintana.

«Es un ciclo, la verdad, bien especial. Será un concierto inédito en Chile, y durará casi dos horas, así que lo dividí en tres partes», adelanta Gustavo Miranda.

«En mi infancia, me impresionaron mucho las sonoridades que se producían en la música de Ravel. No sabía yo, en ese tiempo, cómo era posible que el piano sonara así»

Gustavo Miranda

Sobre este nuevo proyecto artístico, Radio Beethoven conversó con este pianista chileno que volvió a nuestro país hace un par de años, después de haber residido trece años en Estados Unidos, donde estudió, becado, en la prestigiosa Juilliard School of Music de Nueva York, después de haber iniciado su formación en el Instituto de Música UC.

¿Por qué decidió hacer esta integral para piano de este compositor en este momento?

«La verdad es que Ravel debe haber sido el primer compositor que me impresionó profundamente. Me remonta a mi infancia la música de Ravel porque fue el compositor que más me inspiró en esa época. Me impresionaron mucho las sonoridades que se producían en su música. No sabía yo, en ese tiempo, cómo era posible que el piano sonara así. Eso es lo que me pasaba con la música de Ravel. Así que es muy especial poder ahora tocar toda su obra para piano solo».

¿Era muy joven? ¿Estamos hablando de la infancia, de alrededor de los 10 años?

«Sí, de la infancia, de cuando era niño. Estamos hablando de finales de los 90, principios del 2000. Todavía en esa época la música de Ravel no era de dominio público, entonces en ese tiempo era muy difícil, especialmente estando en Chile, acceder a las partituras de su música. Y el internet no estaba tan desarrollado en ese aspecto como ahora, entonces era muy difícil acceder a las partituras, y yo lo que tenía en ese tiempo eran grabaciones de su música. Me acuerdo de que tenía un disco con Marta Argerich tocando piezas de Ravel, Gaspar de la Nuit, la Sonatina, el Concierto en Sol mayor. Y yo escuchaba eso, pero no sabía cómo estaba escrito. Me preguntaba ‘¿cómo harán sonar así el piano?. Así que con mi oído busqué una manera de poner más lentas las grabaciones y anotar nota por nota las obras que yo escuchaba´(ríe). Recuerdo que pasé un verano entero transcribiendo a oído la partitura de Scarbo de Gaspar de la Nuit, ¡era tanta la obsesión por entender cómo Ravel producía esas sonoridades! Después fue más fácil acceder a las partituras y empecé a aprender las obras ya desde las partituras. Pero era mucha mi obsesión con su música en esa época».

«Es de una elegancia, de una sofisticación muy grande la música de Ravel. Es fascinante»

Gustavo Miranda

¿Qué destacaría usted de cómo ha crecido Ravel en usted desde esa impresión tan significativa en la infancia hasta ahora poder tocarlo en piano? Imagino que es una de las satisfacciones más grandes que tiene un artista; aquello que es un misterio se va lentamente comprendiendo y aprendiendo hasta que llega un momento en el que usted es capaz de hacer vivir esa partitura hoy en día y aquí en Chile, usted vive el descubrimiento de ese misterio, devela lo que hay en esa música, ¿no?

«Sí. Fue un proceso largo. Cuando niño fue esa primera impresión, después ya en la adolescencia aprendí muchas de sus obras, casi todas. Aprendí el Concierto en Sol mayor, Gaspar de la Nuit, la Sonatina. En la adolescencia seguí tocando eso, después vino un tiempo en que dejé de tocarlo y ahora vuelvo. Pero la verdad es que ahora es con otra perspectiva. Ahora, por ejemplo, he tocado mucha música de otros compositores franceses, como Gabriel Fauré o Camille Saint-Saëns, y puedo también ver, en cierta forma, de dónde viene la música de Ravel. Su música era realmente un misterio para mí cuando yo era niño, porque lo encontraba tan especial. Lo que tiene su música es que es muy ecléctica. Yo creo que no hay ningún compositor que pueda hacer eso que hace Ravel de poner en una obra elementos de la música española, elementos del jazz, elementos de la música barroca, del clasicismo, todos esos elementos combinados en una obra y con tan buen gusto. Es algo impresionante. Es de una elegancia, de una sofisticación muy grande la música de Ravel. Es fascinante».

Gustavo Miranda, en el primer concierto del Ciclo Mozart en el Teatro Municipal de La Pintana, el 1 de julio pasado. Foto: Corporación Cultural de La Pintana.

¿Y por qué decidió emprender la integral de Ravel en el lugar en el que lo hará? ¿Hay motivaciones personales, biográficas, o tiene que ver con cómo usted comprende la misión del artista? ¿Cuáles son elementos que se conjugan para que usted decida hacerlo en el Centro Cultural de Puente Alto?

«Bueno, vengo de una súper buena experiencia de haber tocado en el Teatro Municipal de La Pintana la integral de las sonatas para piano de Mozart, que también era primera vez que se hacía en Chile. Fueron tres conciertos, toqué las 18 sonatas de Mozart. Y la verdad es que fue una experiencia emocionalmente muy fuerte para mí, llevar la música ahí. Al público lo encontré excepcional; hubo mucha emoción en los conciertos y eso creo que es lo más importante de la música. Esa experiencia fue genial porque ahí no había habido tantos conciertos y no se habían tocado sonatas de Mozart, un repertorio de ese tipo. Entonces quise seguir un poco esa lógica de llevar música a todos los lados que yo pueda llevarla, así que ahora voy a tocar en Puente Alto. De hecho yo nací ahí en Puente Alto, así que también es especial en ese aspecto».

«La música es comunicación, entonces es algo que ocurre en cada concierto. Es un proceso en el que yo estoy contando historias al público, entonces, obviamente es siempre distinto, así como cuando hablamos con personas distintas»

Gustavo Miranda

Será, de alguna manera, un retorno a casa. Pero siempre tendrá un impacto diferente interactuar con distintos públicos, ¿no? Quiero decir, para usted como pianista, ¿existen cosas que siempre se dan en los recitales y otras que son excepcionales, ¿no?

«Sí, es que la música es comunicación, entonces es algo que ocurre en cada concierto. Es un proceso en el que yo estoy contando historias al público, pero directamente, desde mi más íntimo lado humano, digamos, hacia el público. Entonces, obviamente es siempre distinto, así como cuando hablamos con personas distintas. Siempre es una emoción distinta en cada lugar, y cada día también. Es así, es un proceso vivo. Estoy muy contento de poder tocar ahí este ciclo y agradezco a la Corporación Cultural de Puente Alto porque se entusiasmaron con hacer algo de este nivel,, especialmente a Milton Izurieta, su director ejecutivo».

Aplausos del público tras el primer recital de Gustavo Miranda en el Teatro Municipal de La Pintana. Foto: Corporación Cultural de La Pintana.

Son grandes desafíos interpretativos los que usted se ha puesto en el último tiempo, después de su retorno a Chile, tras sus estudios en Estados Unidos. Primero hizo el ciclo Beethoven en distintos espacios de Santiago. ¿Cómo fue esa experiencia?

«Esos fueron siete conciertos donde toqué las 35 sonatas de Beethoven. Eso incluía tres sonatas que generalmente no se incluyen en el ciclo, que son las Kurfürstensonaten. Con eso partí cuando volví a Chile. Ahora toqué el ciclo de Mozart e hice también The People United de Rzewski. Así que he hecho repertorios que me parecen muy interesantes que se toquen».

En el caso de The People United will Never be Defeated, las Variaciones de Frederic Rzewsk sobre El pueblo unido jamás será vencido de Sergio Ortega, también fue un desafío impresionante. Estuve presente, y había una cantidad enorme de gente, una intensa energía del público en la Usach. Además, esta interpretación, la primera en nuestro país de un pianista chileno, se vinculó con el documental Himno y un extracto en video de su entrevista con la intérprete dedicataria de la obra, Ursula Oppens. ¿Cómo fue para usted esa experiencia y por qué decidió abordar una obra tan exigente y tan importante del siglo XX?

«Fue muy especial para mí poder hacer ese concierto. La verdad es que estos conciertos que he dado en Chile han sido muy especiales para mí desde el punto de vista emocional, y eso es lo más importante que hay en la música. Y lo he podido vivir estando en Chile y tocando aquí, con el público de acá. Así que ha sido una experiencia muy especial para mí este último tiempo, estar tocando acá en Chile».

Gustavo Miranda, Pedro-Pablo Prudencio y la Filarmónica de Santiago. Foto: Teatro Municipal de Santiago.

Durante 2023, en julio Gustavo Miranda abordó la Sonata en Si menor de Franz Liszt en el Teatro Oriente, en agosto, el Concierto para piano de Clara Wieck con la Orquesta de Cámara de Chile, y en octubre las Variaciones Goldberg de Johann Sebastian Bach en el Teatro Universidad de Chile. Este año, en abril tocó el Concierto para piano de Johannes Brahms en su retorno al Teatro Municipal de Santiago. Además, ha dado recitales en Teatro Zoco y en la Galería Patricia Ready.

Estos grandes desafíos interpretativos, estos proyectos artísticos propios que está desarrollando, van de forma paralela a su actividad como concertista tradicional. ¿Es importante para usted tocar para todos los públicos?

«Sí. La verdad es que tengo la suerte de tener un repertorio muy amplio, entonces prácticamente en cada recital que doy es un repertorio diferente. Ésa es una cualidad que me permite que cada concierto tenga un significado especial. Me interesa producir esa inspiración cada vez que toco».

En cuanto a los proyectos, ¿está pensando en giras o en grabaciones?

«Grabaciones me interesa hacer».

Gustavo Miranda ofrece, además, una audición guiada del recital con la obra para piano de Maurice Ravel que ofrecerá el 24 de agosto en el Centro Cultural de La Pintana. Explica que lo organizó en tres partes y que cada una de ella contiene una de las piezas más importantes del compositor francés.

«El concierto parte con Pavana para una infanta difunta, que debe ser una de las obras para piano solo más famosas solo de Ravel, y que luego la orquestó. Después toco Sérénade grotesque, que es la primera obra para piano que escribió Ravel. Después toco una obra que se llama Menuet Antique, donde Ravel muestra una nostalgia por las formas barrocas. Ravel usa esta danza en muchas de sus obras, por ejemplo, hay un minueto en Le Tombeau de Couperin, también en la Sonatina y está el Menuet sur le nom d’Haydn. Entonces, él realmente admiraba esa danza de origen barroco, pero la ilustra con una visión desde el siglo XX. Y después toco Jeux d’eau, que ya es lo que se denomina como Impresionismo, un término que a él no le gustaba mucho que se ocupara y que está más asociado a la pintura. Es igual que la música de Debussy, tiene que ver con estas imágenes casi visuales que hay en su música. Los Jeux d’eau, por supuesto, simulan juegos de agua y realmente se siente como si el piano hiciera agua. De hecho, esa manera de escribir ya venía de Liszt: esta pieza es en cierta forma una respuesta a Juegos de Agua de la Villa del Este de Liszt», detalla Gustavo Miranda.

Esa primera parte cerrará con Mirroirs, otra de las obras para piano fundamentales de Ravel. «Son cinco piezas, incluyendo la famosa Alborada del Gracioso, que debe ser de las mas famosas, y que Ravel también orquestó después, porque Ravel era un gran orquestador, un virtuoso. Las piezas para piano son maravillosas, pero su oído era un oído de orquesta. Entonces, sin duda, el piano lo usa como una orquesta. Es impresionante la cantidad de sonoridades que emergen del piano con su música», comenta Miranda Bernales.

Gustavo Miranda, en uno de sus conciertos en el Centro Cultural Las Condes, a fines de 2022. Foto: Corporación Cultural de Las Condes.

La segunda parte de este maratónico recital abrirá con Valses Nobles y Sentimentales, que describe como un homenaje a la era del vals. «En el movimiento final de esa obra, que titula como ‘Epílogo’, se ve que el vals se empieza a disolver, se forma un recuerdo de lo que fue toda esa época. Después toco el Minueto sobre el nombre de Haydn, que es un homenaje, y las piezas A la manera de… Borodin y A la manera de.. Chabrier. Ravel era mucho de mostrar su admiración por otros compositores. Después de eso toco el famoso Gaspar de la Nuit, que es considerada de las obras más desafiantes para el piano», detalla Gustavo Miranda.

Cuenta, además, una anécdota. Antes, la fantasía Islamey de Mili Balakirev era considerada la obra más difícil que existía para el piano: «No sé si a modo de broma, Ravel dijo que le gustaría escribir algo aun más difícil que eso, y de ahí salió Gaspar de la Nuit, cuyo movimiento final es Scarbo. Es muy desafiante para el piano, pero más que eso, tiene unas sonoridades que son impresionantes. Ésta era una de las obras que yo escuchaba cuando niño y me impresionaban sus sonidos. Esta obra está basada en tres poemas: Ondine, Le Gibet y Scarbo«.

La tercera parte del concierto se iniciará, adelanta, con piezas muy cortos. «Un Preludio en La menor que lo escribió Ravel para una competencia en el Conservatorio de París, una obra de dos páginas, muy cortita, y la otra es un Minueto que es póstumo; se descubrió años después de que Ravel había muerto. Esta pequeña obra está en Do sostenido menor. Y después toco la Sonatina. No hay sonatas para piano de Ravel, entonces ésta es la única obra que se acerca a esa tradición de escribir sonatas, y también es un homenaje a otra época, al Clasicismo y tiene forma sonata. El concierto lo termino con Le Tombeau de Couperin, de la cual Ravel orquestó después todos los movimientos excepto la Fuga y la Toccata. Es otro homenaje, en este caso a Couperin, y es básicamente una suite barroca con danzas, pero obviamente con el lenguaje sonoro de Ravel. Así que ése es el concierto, es toda la obra para piano solo: una odisea en toda la dimensión creativa de Ravel». 

Imagino que habrá dos intermedios, ¿no?

«Sí. Es un concierto que parte a las cinco de la tarde, un poquito más temprano de lo habitual, y así hay tiempo para vivir toda su obra, que en realidad no es tan extensa; se puede hacer en un concierto. Ravel era un compositor muy autocrítico de su obra. Preparando este concierto investigué un poco más y, aunque no soy musicólogo vi que hay muchas obras de Ravel que están perdidas, o que fueron destruidas, especialmente de los tiempos en que él era estudiante en el Conservatorio de París. Él hizo muchos ejercicios composicionales, incluso hay un movimiento de una sonata para piano que está perdido, que no sobrevivió, y hay muchas fugas que escribió en esa época. Sin embargo, la mayoría no sobrevivió y las que hay tampoco está confirmado que sean de él. Entonces no quise incluir eso en el programa. También hay algunos trozos de otra obra. Quizás si hago alguna grabación podría incluir todas esas obras, pero sé que no estaban terminadas como para incluirlas en el set. Lo que voy a tocar es básicamente lo que Ravel realmente aprobó como su obra».

Por Romina de la Sotta Donoso | 20-08-2024.

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