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Giacomo Puccini: perfil de un genio musical a cien años de su muerte

septiembre 26, 2024

Hasta diciembre, Radio Beethoven emitirá especiales de los programas La Ópera, Archivo Maestro y Palabras bajo la Pauta. Una escucha que complementan los testimonios de la soprano Miryam Singer y los críticos de ópera Juan Antonio Muñoz y Mario Córdova.

Giacomo Puccini: perfil de un genio musical a cien años de su muerte

El compositor italiano Giacomo Puccini (1858-1924).

Nació en una familia que tenía una extensa tradición musical: desde su tatarabuelo hasta su padre, todos fueron maestros de capilla de la Catedral de San Martín en Lucca, en La Toscana. Aunque él mismo compuso una misa a los 21 años, la Messa di Gloria, no se concentraría en la música sacra como sí lo habían hecho sus antepasados.  

El centro de su actividad creativa -y la razón de la enorme fama que pudo experimentar en vida- sería la ópera.  

Giaccomo Puccini (1858-1924) no fue el más prolífico ni el más veloz; los especialistas han incluso calculado que le tomaba entre cuatro y cinco años componer una ópera. Legó a la humanidad doce óperas, quedando la última, Turandot, inconclusa cuando un cáncer le arrebata la vida, a los 65 años. 

Sin embargo, este compositor italiano es autor de algunos de los títulos más destacados del repertorio universal. Algunas de sus arias han traspasado todo tipo de fronteras territoriales y culturales, Nessum Dorma por ejemplo, de justamente de Turantot, es tarareada en todos los rincones del mundo. Otro tanto ha sucedido con las arias O mio babbino caro, de Gianni Schiicchi, y Che gelida manina de La Bohème, están en nuestro subconsciente colectivo. 

Giacomo Puccini (1858-1924). Foto: Puccinimuseum.org.

Con una producción de doce óperas, Puccini es autor de varios de los títulos más exitosos de todos los tiempos. Hasta hoy, sus óperas Tosca, La Bohème y Madama Butterfly están en el top ten de las más representadas en el mundo. 

El éxito le llegó con Manon Lescaut (1893), a los 35 años de edad, pero jamás se volvió complaciente. Fue uno de los melodistas más dotados que han existido, pero no le bastó con sencillamente exhibir ese gran talento, sino que trabajó arduamente en las armonías y las texturas tímbricas fueran también ricas. 

Y aunque coincidió históricamente con el verismo, no se dejó seducir por la moda. Por el contrario, no se negó a las innovaciones musicales de su propia época, e incorporó recursos politonales e incluso atonales. Buscaba y cultivaba el potencial dramático y expresivo de la música, y así fue como supo también reunir elementos de las tradiciones francesa e italiana. 

A cien años de su muerte, revisamos los testimonios de Miryam Singer, soprano y directora de ópera, directora de Artes y Cultura UC y Premio Nacional de Artes Musicales 2020. También, de Juan Antonio Muñoz, periodista, escritor y crítico de ópera del diario El Mercurio, y de Mario Córdova, crítico de ópera del diario Las Últimas Noticias y productor del programa La Ópera de Radio Beethoven entre 2001 y 2010. 

Miryam Singer, Premio Nacional de Artes Musicales 2020 y directora de Artes y Cultura UC.

¿En qué reside el hechizo de su música? 

Por Miryam Singer 

Giacomo Puccini es uno de los genios más grandes de la música y su legado nos deleita hasta el día de hoy, no sólo en el teatro de la ópera o la sala de conciertos. Su profunda comprensión del lenguaje de la música como vehículo para la expresión sin palabras de las emociones humanas tuvo un impacto profundo en el arte del cine y otras expresiones artísticas que se desarrollaron con la modernidad. 

Ese particular tratamiento de la música para comunicar las características psicológicas y estados emocionales de sus personajes se revela como prodigioso al hacer el ejercicio de separar el libreto de la producción sonora. En otras palabras, no es necesario comprender el texto para sentir cómo la complejidad de la experiencia humana se filtra, irrumpe y penetra en el espacio subjetivo de la escucha. 

“Giacomo Puccini es uno de los genios más grandes de la música. Su profunda comprensión del lenguaje de la música como vehículo para la expresión sin palabras de las emociones humanas tuvo un impacto profundo”  

Miryam Singer

Para mí siempre ha sido un misterio difícil de resolver: ¿en qué reside el hechizo de su música? ¿Será, efectivamente, el habla de sus personajes, tan bien delineado por los libretistas que él escogió y condujo con mano certera a lo largo de su producción operística? ¿Será la forma en que calza la semántica de una frase con la melodía? ¿Será que la orquesta es un personaje por derecho propio que, no sólo da sostén al habla humana, sino que se expresa a sí misma como el gran interlocutor? ¿Será un asunto de estilo, como consecuencia lógica de la evolución natural de la música a partir de Wagner o Mahler? ¿Será, simplemente, su uso particular de las texturas, colores armónicos, cromatismos y modulaciones que se deslizaba ineludiblemente en la modernidad? ¿Su adopción del verismo social de la época para contener al sujeto moderno agobiado por el curso de la petit histoire de la sociedad post industrial? No lo sé. Creo que ni todas juntas ni y cada una por separado explican la perturbación física que recorre el cuerpo del escucha, cuando suenan los episodios cumbres de su música”. 

Juan Antonio Muñoz, periodista, escritor y crítico de ópera del diario El Mercurio.

“Aquí termina la ópera” 

Por Juan Antonio Muñoz 

Hay una frase que todo aficionado a la lírica recuerda con devoción: “Aquí termina la ópera, porque en este punto murió el maestro”. Fue así como Arturo Toscanini interrumpió el tercer acto del estreno de Turandot en el Teatro alla Scala de Milán la noche del 25 de abril de 1926. 

Tales palabras memorables, durante los años siguientes adquirieron un carácter distinto y un valor trascendente, no tanto por lo que ocurrió esa noche, sino por todo lo que no sucedió en los años siguientes. Para muchos, el catálogo completo de Giacomo Puccini representa la cúspide, y el final, de la historia de la ópera italiana, más de 300 años después de su nacimiento con Dafne (1598) de Jacopo Peri. 

Por cierto, es posible matizar algo esta afirmación, considerando el legado de compositores como Mascagni, Leoncavallo, Giordano, Pizzetti, Catalani, Zandonai y Cilea o, más recientemente, de Salvatore Sciarrino, con Luci mie traditrici, de 1998, Luciano Berio, quien compuso un nuevo final para Turandot, y Azio Corghi (con su Don Giovanni o Il dissoluto assolto), entre otros. 

Puccini, cuyo éxito es irrebatible, vivió respetado por los últimos románticos y vilipendiado por quienes apostaban por la ruptura vanguardista. Esos detractores, sin embargo, se han entregado a la evidencia: es absurdo pretender ignorar a un músico que sigue repletando teatros y vendiendo discos.  

“Para muchos, el catálogo completo de Giacomo Puccini representa la cúspide, y el final, de la historia de la ópera italiana”

Juan Antonio Muñoz 

Los prejuicios contra Puccini tienen relación con los problemas sociales de la Italia de comienzos del siglo XX; una época durante la cual aumentaba esa forma de nacionalismo que más tarde haría desfilar a las masas ante el balcón de Mussolini.  

Para tal ideología, Puccini no era ni valioso ni conveniente. Se observaba como espuria su preocupación por compositores extranjeros renovadores, como Debussy, Stravinsky, Richard Strauss, mientras que la tan romana Floria Tosca y las travesuras florentinas de Gianni Schicchi no eran significativas ante las francesas Manon, Mimí y Magda, la japonesa Butterfly, la gringa Minnie y la china Turandot. 

Ocurría, además, que a Puccini le interesaban más las mujeres y los autos que la política. Por eso se lo tildó de “decadente” y  “poco varonil”. Detenerse en asuntos particulares, “le piccole cose”, tan mínimos como querer un gorrito rosado, en La Bohème, y preocuparse de cómo el sexo abría heridas en la existencia, en Manon Lescaut, era pura e inaceptable debilidad. 

Giacomo Puccini (1858-1924). Foto: Puccinimuseum.org.

Puccini y sus libretistas construían personajes que siempre terminaban cediendo a los placeres, al dinero, al amor imposible y a la muerte. Su grandeza se encontraba en cómo se entregan y venden por pasión, casi sin mirar lo que sucede a su alrededor. En ellos siempre vence “la terrible fascinación”.  

Entonces, y aquí otro peligro, Puccini corrompía la moral, al punto que el crítico Fausto Torrefranca calificó su lenguaje de “afeminado” y “pro-judío”. 

Con Verdi en la trastienda, Puccini percibió desde joven la necesidad de superar la tradición, sin romper los vínculos con ella. Para eso se abrió a experimentar bajo las nuevas influencias francesas y alemanas.  

Ya en Le Villi (1884) se encuentra esa tendencia a la melancolía y la nostalgia que desplegó en sus obras mayores, y nace el famoso “dolce dolore’” que identifica a la forma en que sufren sus heroínas. Esto alcanza su cénit en Madama Butterfly (1904) y Suor Angelica (1918), ejemplos de lo que él definía como “piccola donna innamorata’”, esa mujer víctima de la opresión e hipocresía de una sociedad machista, a la que plasma de cuerpo entero en Manon Lescaut (1893), donde se enfrenta a las formas tradicionales de la ópera italiana y las reinterpreta en un lenguaje musical y teatral que fluye libremente. El aria sigue viva, pero sin interrumpir ni el discurso dramatúrgico ni el musical. 

En La Bohème (1896), una ópera magnífica, no hay pérdida y la orquesta fluye por cientos de módulos melódicos y armónicos; aquí el texto musical se articula en la forma de “narrativa continua”, con las escenas unidas para no interrumpir el hilo dramático.  

Giacomo Puccini (1858-1924). Foto: Puccinimuseum.org.

Con Tosca (1900), en tanto, Puccini logra una teatralidad urgente y se abre a un lenguaje armónicamente más tenso e inestable, apoyado por una orquesta explosiva e incluso ruidosa, como ocurre en el Te Deum al final del Acto I y en el clímax del Acto II.  

El canto, aquí hijo de la herencia verista, es una alternancia de cruda expresividad con momentos de hondo lirismo: Vissi d’arte y E lucevan le stelle son piezas de cristalería, inmersas en una de las obras más violentas de todo el género lírico. Una que influirá en Salomé (1905), de Strauss, y Wozzeck (1922), de Berg. 

Desde Tosca hasta Turandot, Puccini no se cansará de explorar tanto en las posibilidades de las voces como en las de la orquesta, alcanzando cotas máximas de originalidad y atrevimiento en la notable y por largo tiempo despreciada La fanciulla del West (1910), en el magnífico Gianni Schicchi (1918) y, por supuesto, en Turandot, donde a la vez opta por una historia legendaria sin ningún punto en común con sus tramas anteriores. 

Mario Córdova, crítico de ópera del diario Las Últimas Noticias.

Puccini: un sello de oro 

Por Mario Córdova 

La conmemoración en 2024 de un siglo de la muerte de Giacomo Puccini ha llevado al mundo musical, particularmente a la gran comunidad operática, no sólo a recordar sino a valorar el legado de este compositor italiano. Según muchas opiniones, fue él, con una inmediata figuración tras la gran producción de Giuseppe Verdi, quien puso una suerte de sello de oro al desarrollo que la ópera venía desarrollando por más de tres siglos. 

En ese avance, Puccini agregó como elemento diferenciador tanto la presencia de la mujer en primera línea, la mayor parte de sus óperas tienen títulos femeninos, como un discurso musical que privilegió, como una emanación de las profundidades del alma, lo íntimo y lo melódico. 

“El elemento diferenciador de Puccini fue agregar la presencia de la mujer en primera línea y un discurso musical que privilegió lo íntimo y lo melódico”

Mario Córdova 

Quien quiera sumergirse en el encanto de la obra de Puccini tiene que considerar como una obligación conocer cabalmente su gran trilogía de óperas fundamentales: La Bohème, Tosca y Madama Butterfly. Si en ellas desborda la mayor belleza musical, como cuarto agregado debiera disponerse Turandot, su última ópera, colmada de sonoridades orientalizantes y un despliegue coral de alto impacto, algo que el compositor nunca antes había expuesto. 

Programación en Radio Beethoven: Año Puccini 

El programa La Ópera está desarrollando un ciclo con la integral de las óperas de Giacomo Puccini. “Con la valiosa colaboración de Mario Córdova, quien dispone de los libretos y la selección musical, el último domingo de cada mes, presentamos las obras en este género del compositor italiano”, explica Sergio Díaz, productor del programa de Radio Beethoven. 

“La presentación se está realizando en orden cronológico de composición. Marzo fue el turno de la primera, Le Villi, el ciclo siguió en abril con Edgar. En mayo se tocó Manon Lescaut, junio correspondió a La Bohème, en julio fue Tosca y agosto fue el mes de Madama Butterfly”, detalla. 

Las próximas óperas programadas son La Fanciulla del West, que se emitirá el 29 de septiembre, a las 14 horas. El ciclo seguirá con La Rondine en octubre, Il Trittico en noviembre y en diciembre, en el cierre, en diciembre, Turandot

Anticípese a cuál será la versión que se emitirá de cada una de estas tres óperas de Giacomo Puccini aquí

Sergio Díaz. Foto: César Dellepiane-Dirección de Comunicaciones UC.

Archivo Maestro se sumará a las conmemoraciones en el momento mismo en el cual se cumplirán cien años de la muerte de Giacomo Puccini. 

“Emitiremos diez programas que se enfocarán en su creación operática. Entre el lunes 18 y el viernes 29 de noviembre, a partir de las 22 horas, cada programa estará dedicado a una ópera, desde Le Villi hasta Turandot, pasando por Edgar, Manon Lescaut, La Bohème, Tosca, Madama Butterfly, La fanciulla del West, La rondine e Il Trittico”, adelanta José Oplustil, productor y conductor de este programa que se emite de lunes a viernes. Anticípese a las versiones que se difundirán aquí

José Oplustil. Foto: César Dellepiane-Dirección de Comunicaciones UC.

Palabras bajo la Pauta también se ha sumado al Año Puccini, con ediciones sobre el aria Vissi d’arte, Vissi d’amore, de Tosca, en la interpretación de María Callas y la orquesta del Teatro Alla Scala de Milán dirigida por Víctor Sabata y con un análisis de Gianni Schicchi. Vuelva a escucharlo en podcast, aquí.  

La productora y conductora del microprograma Magdalena Amenábar, adelanta que, además, en las próximas semanas se ofrecerá un ciclo especial de lunes a viernes completamente dedicado al trabajo de Giacomo Puccini. 

Magdalena Amenábar. Foto: Karina Fuenzalida-Dirección de Comunicaciones UC.

Regalos musicales: recomendaciones 

La recomendación discográfica de Juan Antonio Muñoz es La Bohème, con Maria Callas como Mimi. “La soprano griega no cantó nunca la ópera en escena, pero su Mimí es simplemente impresionante. Su comprensión del texto y su entrega, y la tragedia en cada frase. El último acto es una gran escena teatral; pareciera que ella efectivamente está muriendo. Nadie lo ha hecho así en discos”, destaca. 

Ficha artística
Mimì – Maria Callas | Rodolfo – Giuseppe Di Stefano | Marcello – Rolando Panerai | Schaunard – Manuel Spatafora | Colline – Nicola Zaccaria | Musetta – Anna Moffo | Benoit / Alcindoro – Carlo Badioli | Parpignol – Franco Ricciardi | Doganiere – Eraldo Coda | Sergente – Carlo Forti | Dirección – Antonino Votto | Teatro alla Scala (Studio Recording 1956) 

Ver en YouTube 

Mario Córdova recomienda un particular registro disponible en YouTube. “Es un compendio muy completo de arias y dúos de óperas de Giacomo Puccini. Termina un aria o dúo y da paso inmediato a otra pieza”, indica. Reúne interpretaciones de Katia Ricciarelli, Renata Scotto, Angela Gheorghiu, Luciano Pavarotti, José Carreras, Plácido Domingo y Roberto Alagna, entre otros. 

Por Romina de la Sotta Donoso | 09-2024.

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