Después de haber dirigido el Coro Juvenil del Orfeo Catalá por 22 años, hace un par de años Esteve Nabona (1968) dejó sus responsabilidades en el Palau de la Música Catalana, que incluían también la dirección pedagógica de su escuela coral, suerte de cantera del Orfeo Catalán donde se forman niños y jóvenes desde los seis a años.

«Ya llevaba mucho tiempo», comenta este director coral poco antes de viajar a Santiago, invitado por el Instituto de Música UC.

Actualmente, Esteve Nabona es director de dos agrupaciones de cámara. Hace dos años retomó su trabajo con Ensamble Vocal Cambra 16, que había creado en 1999 para hacer producciones sobre todo de música antigua y que estuvo inactivo por cerca de una década. Por otra parte, en octubre pasado asumió la titularidad del coro femenino Scherzo, que integran 22 voces femeninas «de muy buen nivel individual», explica, y que «van a cumplir 35 años de funcionamiento, es un coro que funciona muy bien y ha ganado concursos».

 Su visita a Chile es un retorno: ya en 2007 estuvo enseñando en la Universidad Católica, invitado por el recordado profesor Víctor Alarcón. Ahora vuelve, dentro de la Escuela Internacional de Profesores Visitantes, para dictar un curso de repertorio y dirección coral desde el 8 al 17 de enero.

Además, debutará en el ciclo Bach Santiago: estará a cargo de la dirección de la cuadragésimo novena entrega de este proyecto, a las 18 horas del domingo 19 de enero. Con la actuación de solistas y ensamble vocal e instrumental, se interpretarán las cantatas BWV 41 Jesús, alabado seas ahora, BWV 122 El Niñito recién nacido y BWV 120 Dios, tú eres alabado en el silencio. Será en el Templo Mayor del Campus Oriente UC (Jaime Guzmán 3.300), con inscripción gratuita y transmisión en directo en musica.uc.cl.

«Son tres cantatas fantásticas, son muy diferentes las unas de las otras. La BWV 41 va con trompetas y timbales y la BWV 120 también, aunque empieza con un aria, no con un coro como acostumbra pasar normalmente en las cantatas de Bach, que las que son con coro empiezan con un coro. Ésta no; empieza con un aria y el coro con las trompetas viene segundo. Y la BWV 122 va sin trompetas y va con oboes y con flautas. Son muy distintas las tres y se complementan muy bien para dar un programa muy equilibrado», adelanta Esteve Nabona.

Con las actuaciones solistas de la soprano Melisa Gómez, la mezzosoprano Evelyn Ramírez, el tenor Gonzalo Quinchahual y el barítono Maximiliano Bustíos, en el concierto Bach Santiago 49 se sumará un quinteto vocal en los coros y además una orquesta de 17 intérpretes, entre profesores, estudiantes e invitados del Instituto de Música UC, liderada por el concertino Miguel Ángel Muñoz.

«Son tres cantatas que encajan muy bien con la etapa navideña que hemos dejado y con este Año Nuevo que acabamos de empezar. Expresan el júbilo del Año Nuevo y la esperanza del nacimiento. Va a ser una experiencia fantástica. Estoy convencido que va a ser un concierto, para mí, inolvidable», agrega el director invitado.

En esta nueva etapa de su vida como director, que es más independiente en cuanto ya no está vinculado a un centro como el Palau de la Música Catalana, Esteve Nabona retorna a Chile después de haber ya sido parte de la Escuela Internacional de Profesores Visitantes en 2007.

«Fui a la Universidad Católica invitado por Víctor Alarcón, hace ya 18 años. Regresar me hace mucha ilusión porque Vicho está muy presente en mis sentimientos y eso combinado con que ahora me ha invitado Felipe Ramos, que fue uno de los alumnos que asistieron en el curso de entonces, es algo que me conecta muchísimo con esa primera visita que hice y además me emociona muchísimo».

En Chile, asegura, Víctor Alarcón le habló sobre sus múltiples proyectos, incluyendo el programa Crecer Cantando. «Recuerdo que en aquel entonces ya me comentó su sueño de interpretar la integral de cantatas de Bach en Santiago», indica Esteve Nabona.

¿Fue una buena experiencia hacer clases dentro de la Universidad Católica en 2007?

«Pues muchísimo. Aunque ya había dado cursos, en ese entonces yo era realmentejoven. Estaba yo ensayando en el Palau de la Música con mi Coro Joven, y un buen amigo director también catalán, Josep Prats, además también muy querido de Vicho y que también había venido a Santiago, me comentó: ‘Oye, que tengo aquí un amigo, un director chileno al que le gustaría venir a escuchar un ensayo’. ‘No hay ningún problema’, le respondí. Vino y al salir del ensayo me dijo: ‘Maestro, ¿quieres un café?’. Tomamos un café y me preguntó si estaría interesado en ir a Santiago a dar un curso de repertorio para gente joven (ríe). Fue fantástico y para mí fue una experiencia brutal porque en aquel momento no me lo esperaba, vino como caído del cielo y la experiencia fue fantástica. Claro, de esto hace 18 años, o sea, el director que era entonces tiene a poco que ver con el director que soy ahora, y esto mismo me motiva muchísimo».

¿Qué le parece que un ciclo como Bach Santiago, que lo inició por supuesto Víctor Alarcón como un proyecto personal y después la Universidad Católica lo continúa, se esté realizando en Chile y el mismo hecho de que exista un proyecto así en América Latina? ¿Y cómo se toma el ser parte de este proyecto?

«Pues para mí es fantástico, y creo que no es sólo excepcional en América Latina, pues no sé en cuántos países del mundo esto se ha realizado, aparte quizás de Alemania o tal vez Inglaterra, no lo sé. Aquí en Cataluña no se ha hecho, por ejemplo, y en España lo dudo. Es decir, es un proyecto realmente muy singular y muy osado, porque son muchas cantatas, mucho repertorio. Me parece una iniciativa espectacular y para mí es un lujazo que me hace muchísima ilusión».

¿Cómo es su relación con Bach? ¿Cuáles obras ha podido dirigir y en cuáles ha participado como intérprete antes de tomar la dirección desde su instrumento de origen que, si no me equivoco, era el corno?

«Yo soy trompista, cornista, sí. Lo que pasa es que ya no me acuerdo (ríe). Como cornista he tocado música de Bach: el Concierto de Brandenburgo nº1, y cantatas también. Después, a la hora de dirigir, pues he dirigido muchas obras de Bach, desde el Magnificat, y bastantes cantatas. Lo que pasa con Bach, y que es algo que creo que nos pasa a todos cuando afrontamos cualquiera de sus obras, es que es un compositor que siempre va dos mundos por delante del resto de los mortales. Ahora, por ejemplo, he estado trabajando estos días de forma muy intensiva las tres cantatas que voy a dirigir, y no ves dos compases sin sentido; cada compás, cada nota, tiene un sentido con el texto, con la instrumentación, con la afirmación que él quiere dar. Es decir, podrías estar años trabajando en profundidad una obra de Bach y siempre encontrarías cosas nuevas y cosas que te emocionan y piensas: ‘¡Qué mente privilegiada y qué corazón tan enorme tenía este hombre!'».

¿Qué nos puede decir de las cantatas que se van a interpretar en el concierto Bach Santiago 49, BWV 41, BWV 120 y BWV 122? En orgánica suponemos que son similares, pues así se ha organizado el ciclo desde que lo inició Víctor Alarcón. ¿Tienen algo en común, son muy distintas en carácter? ¿Qué las distingue y qué las hermana?

«Bueno, por ejemplo, la BWV 41es Jesu, nun sei gepreiset, y es una cantata para celebrar el Año Nuevo y, como todas las cantatas festivas de Bach, tiene trompetas y timbales, y busca esos colores brillantes y alegres del Año Nuevo, pero también con los contrastes de la permanente amenaza del maligno que nos puede llevar a la ruina, aunque al final siempre la fe acaba venciendo. Es una cantata muy brillante, tiene un primer coro realmente complejo y muy laborioso, muy bien trabajado. La BWV 120 es una cantata política porque Bach la escribió por el motivo del nuevo consejo municipal de Leipzig cuando él era cantor de San Tomás y tenía una fuerte relación con toda la parte política de la ciudad. Es una plegaria para que el nuevo consejo municipal haga las cosas bien (ríe). Es decir, es pedir a Dios que las cosas salgan bien. Y la BWV 122 es una cantata navideña y es la más íntima de las tres. Das neugeborne Kindelein tiene un texto mucho más íntimo y es de un júbilo mucho más tierno. No es una festividad o la alegría de la BWV 41 del Año Nuevo».

En el Auditorio del Instituto de Música UC, el miércoles 8 de enero se inició el curso de repertorio y dirección coral que estará dictando Esteve Nabona hasta el jueves 17. Su foco está en dinámica de ensayo, interpretación y técnica. «Vamos a tratar un poco todo», adelanta,

Para trabajar con estos estudiantes, el director coral eligió piezas de tres creadores que dan cuenta de muy diferentes lenguajes: de Edward Elgar, uno de los compositores británicos más reconocidos por su aporte al repertorio vocal, y el ampliamente valorado Robert Schumann, representante de la escuela alemana del lied, y además un creador vivo y prolífico: Albert Guinovart, quien además de pianista es autor de obras sinfónicas, bandas fílmicas, musicales y lieder.

¿Puede hablarnos de este repertorio que eligió y sus valores didácticos?

«Correcto. Intenté buscar un repertorio que fuera rico para trabajar dinámicas de ensayo, y también poder trabajar sobre los textos y el sentido o la filosofía de cada una de las obras. Por ejemplo, el Requiem für Mignon de Robert Schumann está escrito sobre un texto de Goethe que tiene una carga mágica y muy singular; además, con la maestría que Schumann aplica, da para trabajar muchas cosas. Además está From the Bavarian Highlands, que Elgar escribió utilizando unos poemas que su mujer hizo las veces que estuvieron en Baviera de vacaciones, y también es una obra muy interesante. Y, para acabar, un fragmento del Réquiem de Albert Guinovart, buen amigo mío, compositor contemporáneo catalán que escribe muy bien y que tiene un In Paradisum que también da para mucho trabajo».

En el concierto final la idea es que los estudiantes interpreten, junto con el ensamble que tengan a su disposición en el curso, algunas de las mismas piezas que van a haber trabajado, ¿no?

«Sí, esa es la idea, sí. Vamos a ver cómo lo vamos a combinar todo, pero la idea es que realmente los alumnos tengan una participación activa en el concierto».

Ese concierto se efectuará a las 20 horas del viernes 17 de enero en el Templo Mayor del Campus Oriente UC (Jaime Guzmán 3.300), con inscripción gratuita.

Además de su trabajo con Ensamble Vocal Cambra 16 y el coro femenino Scherzo, Esteve Nabona desarrolla otros proyectos. «También trabajo como director freelance donde me llamen y ahora estoy haciendo una serie de proyectos donde se combinan la música y el mundo del vino, entre los cuales he encontrado una cierta conexión», explica.

Revisando sus últimos compromisos, he notado que trabaja constantemente con distintos repertorios. Recientemente lo vi en obras de Edward Elgar, piezas de inicios del siglo XX y también del siglo XIX, pero igualmente en música antigua. Le interesan todos los repertorios, ¿no?

«Me interesa toda la buena música, sea de la época que sea».

Se lo preguntaba porque suele suceder que los directores corales o bien se especializan en un ámbito o hacen de todo con diferentes agrupaciones y colaboraciones artísticas.

«Es que yo no me atrevo a decir que estoy especializado en algún repertorio en concreto, pero evidentemente sí hay cierto repertorio donde me muevo con más comodidad, que me gusta más o al que me siento mucho más cercano. Para mí, la música antigua, y con eso me refiero a Renacimiento y Barroco, es un período que siempre me ha interesado mucho y que me gusta mucho trabajar. Y luego, pues, el Romanticismo. Todo lo que sea buena música me gusta trabajar».

Vi en sus redes sociales que está preparando un proyecto que vincula música y vino. ¿Por qué le interesó vincular estos dos ámbitos?

«Cuando nos encontramos con esta broma de mal gusto que fue esta pandemia, y creo que no soy la única persona del mundo que, encerrados en casa sin poder hacer lo que nos gusta, pensé: ‘Ostras, si no puedo volver a ser músico en mi vida…’. Yo vivo en el Panadés, que es una de las zonas vinícolas más importantes que hay no sólo en Cataluña, sino en el sur de Europa, y esa situación me hizo profundizar bastante en el mundo de los vinos y he encontrado muchos nexos con la música, desde un punto de vista sensorial de la música. Como son mis dos aficiones la música y el vino, he buscado este nexo sensorial que hay de un buen vino con una buena música. Podemos hablar del color, del matiz, del bouquet y del aroma de un vino con lo que puede tener la música en su armonía, el color de la instrumentación, etcétera. Entonces, he buscado este maridaje sensorial entre la música y el vino y estoy llevando a cabo distintos proyectos, colaborando con bodegas y con cavas en Cataluña».

«Me ha interesado y gustado trabajar en la vinculación del sentido del propio texto y cómo encaja con el sentido musical de la frase, las dinámicas, etcétera»

Esteve Nabona

¿Cómo pasa usted desde el corno a la dirección coral? ¿Siempre tuvo una práctica como cantante, participó en coros desde la infancia o descubre este mundo ya de adulto?

«No, yo entro a la música cantando en un coro infantil, en el Orfeó de Sants, que era el orfeón de mi barrio barcelonés. Mis padres se conocieron cantando en un coro, por tanto vengo de familia coral y, además, como mis padres eran muy filarmónicos, pues empecé a estudiar trompa, terminé el grado superior y estuve tocando con la Orquesta de Barcelona, con la orquesta del Liceo, como freelance, pero como siempre hacían falta trompas, pues tuve la oportunidad de tener una etapa profesional muy intensa desde los 20 hasta los 30 años, donde combiné la trayectoria como cornista con la dirección de coros que estudié también paralelamente. Finalmente, a los 30 años decidí pues colgar el corno y centrarme totalmente en la dirección coral».

¿Cómo ha sido para usted la dirección coral? ¿Cuál es la mayor riqueza que hay en trabajar con un conjunto de voces? ¿Qué es lo que representa la voz como instrumento desde la perspectiva de alguien que está al frente, modelando lo que todas esas personas expresan haciendo pasar el sonido a través de cada uno de los recovecos óseos de sus cuerpos?

«Es que la voz humana es el instrumento más íntimo que tenemos. Creo que es con el instrumento que podemos expresar mejor nuestros sentimientos porque nos sale de dentro, no es un instrumento externo que hagamos sonar, sino que estamos produciendo estos sonidos maravillosos con nuestro cuerpo. Y además se le suma que puedes expresar con la palabra: a mí siempre me ha interesado y gustado trabajar en la vinculación del sentido del propio texto y cómo encaja con el sentido musical de la frase, las dinámicas, etcétera. Y esto te lo da la voz. Soy loco perdido por mi instrumento, pero es que la voz los gana a todos para mí».

«Cuando más funciona la música es porque los directores son capaces de involucrarte con su visión, te convencen a través de la seducción»

Esteve Nabona

En su biografía he podido notar que ha trabajado con algunas figuras tan célebres como Christopher Hogwood, o Frans Brüggen o el propio Jesús López Cobos. ¿Comparten los grandes una aproximación a la música o un entender el ejercicio laboral del músico de una manera en particular?

«No es una pregunta fácil de responder. Con Christopher Hogwood pude trabajar cuando estaba en orden de asistente del Coro de Cámara del Palau, estuvimos trabajando el Orfeo de Haydn, y en el caso de López Cobos le monté los coros para El Mesías de Haendel en Málaga, él dirigía una producción con la Orquesta de Málaga. Básicamente, aparte de ser muy inteligentes y que están muy bien trabajados, esos directores son gente con una sensibilidad tan especial que necesitan compartirla con los músicos. En el fondo, cuando más funciona la música es porque estos directores son capaces de involucrarte con su visión, te convencen a través de la seducción musical. Cuando a un intérprete se le impone la voluntad del director y el músico acaba interpretando a dictado del director, pero sin congregar con la idea que le está exponiendo, son versiones que realmente no funcionan. Pero estos directores son grandes seductores musicales, son capaces de involucrarte y que puedas expresar musicalmente casi con el convencimiento de que es lo que tú siempre habías pensado (ríe)».

Algunos intérpretes que han trabajado con directores de gran fama y reconocimiento transversal a nivel internacional como Claudio Abbado, Valery Gergiev o Gustavo Dudamel, me han dicho que con ellos hay una visión que se comprende desde el primer momento, sin ni siquiera palabras.

«Esto es cuando dices: ‘Vamos bien’. Ahora hablo como intérprete; cuando he trabajado con grandes directores al final tienes la sensación de que lo que te están proponiendo es lo que hubieras hecho tú. Pero es mentira, es una ilusión, o sea te lo están proponiendo tan bien, que te lo haces tuyo».

Por Romina de la Sotta Donoso | 08-01-2025 | Originalmente publicado en musica.uc.cl.