Los músicos y docentes Juan Pablo Abalo y Rosa Vergara comparten algunas claves para ayudar a enriquecer la manera en que escuchamos y disfrutamos de la música clásica.
Nunca como en esta época el acceso a música grabada había sido tan pleno. Spotify, YouTube, redes sociales, por nombrar solo a las plataformas más populares, han hecho que aquello que hasta solo unas décadas atrás podía tomar meses, como conseguir un disco, hoy sea cuestión de minutos. En esa exuberancia, sin embargo, no necesariamente hay huellas que le permitan al auditor orientarse o, paradójicamente, abrirse a sonidos nuevos. Los algoritmos muestran, pero también esconden. De ahí que, como auditores y auditoras del siglo XXI, el desafío de esculpir la experiencia de oír música siga vigente.
“Estamos en una paradoja: la mayor posibilidad de escuchar música grabada desde cualquier lugar, y al mismo tiempo la mayor complejidad para buscar esas cosas”, reflexiona Juan Pablo Abalo, compositor y pianista, doctor en Filosofía con mención en Estética y Teoría del Arte y académico de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez, desde donde se ha volcado a la misión de generar audiencias. Es director del Diplomado en Apreciación Musical, el que, con la pandemia, devino en cursos de extensión que han capturado un amplio interés entre el público. Además, trabaja mucho con estudiantes de pregrado, quienes deben tomar varios ramos ligados a la música y a las humanidades. “Me di cuenta de que me parecía más útil mi colaboración tratando de despertar el gusto por la música en los no-músicos (…) Ha resultado un desafío mayor, que es cómo, por ejemplo, desde una persona mayor hasta una alumna joven le despiertas el fervor de escuchar música, la importancia de lo que significa escuchar música, de lo que ahí pasa, la fantasía, la imaginación, la memoria, los recuerdos, de lo vital que es”, dice.
Ese es el punto de partida irrenunciable: la propia experiencia emotiva. Así también lo ve Rosa Vergara, pianista formada en la UC y en Alemania, pedagoga y fundadora de La Factoría Musical, espacio de creación y enseñanza de este arte, y donde también, a través de proyectos como La Factoría Lírica y Chilenas al Piano, buscan profundizar la experiencia musical de las personas: “No es que necesites saber para poder gozar, pero al saber más yo siento que finalmente puedes leer en mayor profundidad. Una cosa dialoga con la otra, es una discusión abierta”. La formación, explica Rosa, permite conocer lo que está detrás, los secretos ocultos, pero eso no invalida la primera experiencia emotiva, “que sin lugar a dudas sigue siendo la más importante, y que tiene que ver con tus procesos personales, con lo que la música te conecta, con el dolor, con las emociones más profundas del ser humano, con el asombro. Eso, para mí, sin lugar a dudas, es lo más importante”.
La música, arte de muchas ventanas
Si uno quiere dar el paso de transitar de esa dimensión más primaria a una más reflexiva, las opciones son muchísimas, y están en conexión con los intereses de cada cual. Más que una puerta de entrada, la música presenta ventanas. “Por un lado, hay toda una relación histórico-política. Después, hay gente que tiene grandes dudas en torno al tema más teórico de la música, y eso le genera mucha curiosidad: entender sobre armonías, análisis musical, qué es realmente un ritmo, qué es el pulso, las disonancias, lenguaje musical. Luego, hay gente a la que le fascina conocer todas las versiones de una obra, y saben el año, el director, la orquesta, el solista”, comenta Rosa. Juan Pablo reconoce en sus estudiantes adultos inquietudes parecidas, pero destaca una que para él continúa siendo crucial: encontrarse con otros que están en la misma frecuencia. “Sigo pensando que las conversaciones son esenciales para todos quienes amamos la música; de chico yo conversaba con amigos y alguien tenía una información que había leído en una revista especializada, y que traía un nuevo dato y uno se ponía a buscarlo”, rememora el artista. En ese sentido, una instancia interesante son los cursos. Listening to Music, del reputado profesor de la Universidad de Yale Craig Wright, está en YouTube. También suyo es Introducción a la Música Clásica, que se puede encontrar en la plataforma de cursos online Coursera. El profesor Wright, asimismo, tiene un libro justamente llamado Listening to Music. El Instituto de Música de la UC también da espacios de este tipo, con cursos como Escuchar la música clásica, que se ofreció durante 2021.
La literatura también es clave. Rosa y Juan Pablo coinciden en dos recomendaciones: Música, solo música, de Haruki Murakami, donde el escritor japonés explora el universo musical a través de conversaciones con Seiji Ozawa, antiguo director de la Boston Symphony Orchestra, y The rest is noise, traducido al español como El ruido eterno, del crítico de la revista New Yorker Alex Ross, quien propone un viaje por la música del siglo XX. Rosa añade Rubato. Procesos musicales y una playlist personal, de su compañero de universidad y director asociado de la Filarmónica de Los Angeles, Paolo Bortolameolli. “El título de su libro habla de que es algo personal: son procesos musicales que tienen que ver con su vida. No está haciendo un análisis teórico, le está contando a su hijo por qué es tan apasionado de la música”, comenta la pianista. Para ella, además, leer las cartas que intercambiaban músicos con artistas de otras disciplinas fue muy iluminador; entre estas, destaca la correspondencia de Arnold Schoenberg con Vasili Kandinsky. Juan Pablo, en tanto, recuerda con cariño La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach, un libro breve que aborda la dimensión humana del gran creador de Eisenach. Para quienes deseen profundizar en teoría musical, un buen punto de partida es el texto de Jaime Donoso Introducción a la música en veinte lecturas. Y cuanto a películas, Rosa recomienda Antonia: una sinfonía, que está en NetFlix.
Adele, o lo que (no) nos muestran
Hace unas semanas atrás, Spotify decidió ocultar la opción de reproducción aleatoria de música de todos los álbumes que tiene su catálogo, ante el comentario de la cantante de música popular Adele respecto de que el orden de las canciones responde a una lógica estética determinada, que no debe ser rota. Rosa Vergara señala que este episodio refleja que, si bien el acceso hoy es innegablemente amplio, de todas formas trae consigo un sesgo. Por su parte, Juan Pablo comenta que “nadie le cambia el orden de las páginas a un libro. Porque lo que hace Spotify también es apuntar a una canción sola que no pertenece a un disco y que tampoco podría pertenecer a un autor. De repente me doy cuenta, hablando con una sobrina adolescente, que no conocen a los autores de la música que escuchan”.
Rosa justamente está embarcada en un proyecto que busca contribuir a la superación de esa barrera. Se llama “Chilenas al piano”, y se enfoca en dar a conocer compositoras nacionales de los siglos XIX y XX. En una primera fase, los mismos estudiantes de piano de La Factoría Musical aprendieron estas piezas, y el registro de su interpretación fue subido a YouTube a lo largo de 10 meses, cada día 8, en referencia al Día de la Mujer. “Sí, tenemos mucho acceso, pero tenemos un acceso restringido igual, con sesgo. Es poco probable que uno pueda acceder, si no sabe, a este tipo de conocimiento. Además, hay mucho material que es todavía inédito”, dice Rosa. Agrega que en ese sentido, el compositor Álvaro Bravo ha hecho un trabajo importante de investigación, ya que muchas obras de estas músicas están publicadas en revistas de carácter misceláneo, por ejemplo, y de estas artistas a veces ni siquiera hay registro gráfico. De esta forma, “Chilenas al piano” tiene tres componentes clave: investigación, enseñanza y difusión. A futuro, el sueño de Rosa es hacer lo mismo a nivel latinoamericano, y también que la enseñanza de este repertorio se normalice. “Tenemos que conocer este material; luego sabremos qué lugar le vamos a poner, pero primero tenemos que conocerlo”, dice Rosa.
A meses de que se cumplan cinco años de la nueva vida de Radio Beethoven en la UC, el rector Ignacio Sánchez hace un balance y revela el impacto que tuvo la decisión de resucitar la emisora. Además de anunciar nuevas señales en regiones, ratifica su compromiso con la radio más allá de su período como rector.
Hasta diciembre, Radio Beethoven emitirá especiales de los programas La Ópera, Archivo Maestro y Palabras bajo la Pauta. Una escucha que complementan los testimonios de la soprano Miryam Singer y los críticos de ópera Juan Antonio Muñoz y Mario Córdova.
Los propios amigos del club serán convocados a grabar frases radiales para fortalecer esta comunidad, cuyo aporte es fundamental y representa en torno al 50% de las operaciones de la emisora. La meta es incorporar a más auditores de regiones y también a más jóvenes.
Un ciclo dedicado a Gabriel Fauré, una breve historia del jazz, música colonial chilena y grandes obras para descubrir y redescubrir, además de grandes invitados. Anticípese a los hitos de seis programas para los próximos meses.
Verónica Beza, César Toledo y Natalia Ulloa, ganadores previos del concurso del Club de Amigos de Radio Beethoven, siguen atesorando esta experiencia que ahora vivirá un nuevo auditor o auditora, esta vez con los altos estándares del nuevo estudio.
Estrenos, rescates e hitos del repertorio interpretarán artistas como Luis Toro Araya, Marcelo Lombardero y Stephanie Praduroux y las principales orquestas del país. Se escucharán obras maestras de todos los tiempos y música chilena.
La Universidad Católica sigue abriendo espacios para la cultura. El arte de los pueblos originarios ahora dialoga con la artesanía y la pintura patrimonial chilena tiene casa. Los juguetes nacionales recorren los campus y una escultura rapanui vive en San Joaquín.
En el VIII Encuentro del Club de Amigos de Radio Beethoven, la soprano Magdalena Amenábar habló del rol de la voz en la música e interpretó piezas musicales junto al laudista y tiorbista Eduardo Figueroa.
En esta columna, Gonzalo Saavedra rememora sus personales conversaciones con Patricio Bañados, a quien entrevistó en su programa La Música que cambió mi vida hace un año.