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Música

Catalina Vicens vuelve al Aula Magna Usach: "Tocaré uno de mis repertorios favoritos; es muy delicado e íntimo, con una gran dosis de melancolía, pero al mismo tiempo con ligereza y vivacidad"

octubre 2, 2024

La excepcional intérprete e investigadora que ha sido premiada con el Diapaon dÓr y dirige el Museo San Colombano en Bologna, dará un recital de clavecín el 3 de octubre en la Temporada de la Fundación Guitarra Viva.

Catalina Vicens vuelve al Aula Magna Usach: "Tocaré uno de mis repertorios favoritos; es muy delicado e íntimo, con una gran dosis de melancolía, pero al mismo tiempo con ligereza y vivacidad"

Catalina Vicens. Foto: Elettra Bastioni.

La infinita curiosidad artística y la infatigable capacidad de trabajo que distinguen a Catalina Vicens Jeldrez (1983) la han convertido en una figura central de la música renacentista y barroca a nivel mundial. Sus dimensiones como intérprete, investigadora y creadora las ha desarrollado con el mismo énfasis, lo que se ha reflejado en proyectos sumamente originales que no sólo le dan una nueva vida a los repertorios y las prácticas musicales del pasado, sino que además nos permiten constatar que siempre las preocupaciones sociales, políticas y estéticas han sido agentes movilizadores del arte y que el goce sensorial, emocional e intelectual que la creación artística nos regala tiene que ver, indudablemente, con lo que somos como humanidad.

Especialista en claves de cuerda pulsada y órganos medievales, Catalina Vicens aborda un repertorio que va desde el siglo XVII hasta inicios del XVIII, y enseña clavecín e investigación en el Conservatorio Real de Bruselas. Doctora en Musicología, tiene tres magísteres: en música barroca y clavecín, en música medieval, y en interpretación de música contemporánea con instrumentos antiguos. Antes, estudió piano en el Instituto de Música UC y clavecín en el Curtis Institute.

Reside entre varias ciudades europeas, en la práctica, pues a mediados de 2021 fue nombrada directora artística de la valiosa Colección Tagliavini del Museo de San Colombano, Boloña. Ya entonces, había tocado más de 60 instrumentos históricos originales de todo el mundo, incluyendo el clavecín más antiguo «tocable» que existe y que fue construido en Nápoles en 1525.

Catalina Vicens en el Museo de San Colombano. Foto: Elettra Bastioni.

En él grabó su disco Il Cembalo di Partenope (2017), que ganó un Diapason d’Or por la excepcional recreación que hizo del repertorio que pudo haberse tocado en ese instrumento: la dominación española destruyó todos los registros.

En 2020, lanzó su tercera producción discográfica: el CD doble Organic Creatures, por el sello Consouling Sounds. Esta vez, utilizó siete órganos medievales y renacentistas, y reconstruyó dos siglos y medio de repertorio, que además contrastó con obras que le comisionó a autores que habitan los mismos «territorios emocionales». Su punto fue Hildegard von Bingen, célebre compositora del siglo XII (ver entrevista de 2019).

Luego fue el turno de The City of Ladies (ver entrevista), el cual presentó en concierto a mediados de 2021 con su ensamble Servir Antico, en el XV Festival Internacional de Música Antigua (FIMA) de la Universidad de Santiago de Chile y que incluye repertorio de fines del siglo XIV y siglo XV y a textos de Christine de Pizan y Martin Le Franc (ver entrevista en video).

Además, Catalina Vicens es artista residente en el Concertgebouw de Brujas y como tal está desarrollando una nueva investigación artística que producirá una nueva creación musical, la cual adelantará en un concierto que marcará, el jueves 3 de octubre, su retorno presencial a Chile. «Exploraré el repertorio y el territorio común de los instrumentos de cuerda pulsada sin teclado y con teclado, es decir, música del Renacimiento español, del Siglo de Oro, con obras de vihuelistas y tecladistas, así como música también de laudistas italianos», adelanta.

Porque este concierto se enmarca en la Temporada de la Fundación Guitarra Viva Ernesto Quezada y el programa consiste en obras escritas para cuerdas pulsadas, pero que fueron creadas en una época en la cual los repertorios de vihuela en España y de laúd en Italia, se compartían con los tecladistas.

El concierto será en el Teatro Aula Magna Usach (Víctor Jara 3659, metro Usach), con acceso liberado. Además, la música chilena ofreció clases magistrales gratuitas -tal como lo ha hecho en cada una de sus visitas a Chile- en la Fundación Guitarra Viva.

Catalina Vicens asume dirección de la Colección Tagliavini

¿Cómo nace esta invitación de la Fundación Guitarra Viva y su vínculo con esta entidad dedicada a la guitarra? Es interesante, porque usted toca otro tipos de instrumentos, y este concierto tiene que ver con el repertorio que hará usted en esta ocasión.

«Este vínculo nace a través de una invitación de Nicolás Emilfork, después de haber hecho hace algunos años ya una masterclass en la Usach durante e Festival de Música Antigua que se estaba creando en la Usach y que es organizado por Rodrigo Díaz. En esas masterclasses tuve la oportunidad no sólo de trabajar con clavecinistas y tecladistas, sino también con guitarristas especializados en música antigua; guitarra barroca y laúd. Eso abrió una puerta, con la presencia de Nicolás Emilfork allí, en el sentido de compartir el hecho de que tenemos un repertorio común y de que yo he estado muy interesada, en mi trayectoria como solista en teclados, de explorar la música para instrumentos de cuerda pulsada. Ahí surgió esta posibilidad y gracias a la invitación de Nicolás Emilfork y Rodrigo Díaz por parte de la Usach para crear esta colaboración se dio esta posibilidad de hacer una masterclass y un programa en torno a la música para cuerda pulsada, pero en teclado».

Ahora, ¿cómo funciona la música para cuerda pulsada en el teclado? ¿Son transcripciones que hace usted? ¿Cómo pasa de un ámbito al otro?

«Es mixto. La verdad es que hay repertorio que ya ha sido transcrito, en diversas ediciones en donde hay tablatura, que es el código para escribir la música para cuerda pulsada histórica, en general, porque el repertorio de guitarra en general también se nota con el mismo código o notación con el que leemos la música para teclado. Y, por otro lado, yo también me he puesto a trabajar con los sistemas notacionales de cuerdas pulsadas antiguas, por ejemplo, de vihuela, también aprendiendo a leer eso y haciendo mis propias transcripciones».

¿El repertorio que va a interpretar tiene un foco en el Siglo de Oro español, pero también hay música italiana? ¿Cómo es este repertorio?

«Sí. Tengo que decir, no muy objetivamente,, que es un repertorio bellísimo (ríe). Es uno de mis repertorios favoritos en el sentido de que es un repertorio muy delicado, muy íntimo, con una gran dosis de melancolía, pero al mismo tiempo con ligereza y vivacidad. Es difícil describirlo. Es un repertorio muy introspectivo, influenciado ya por una tradición importante de polifonía renacentista que se cultiva en este período, pero también explorando mucho la sonoridad de las cuerdas. Y eso lo hace algo muy especial».

En este concierto, entonces, vamos a sumergirnos en lenguajes y sonoridades que tienen una identidad histórica también, aparte de las propias autorías de los compositores. Éste es un repertorio que usted está estudiando para otro proyecto que está desarrollando, ¿no?

«Exacto. Este repertorio del Siglo de Oro español, particularmente del comienzos del siglo XVI para tecla y vihuela, es un repertorio que yo estoy utilizando para un proyecto que estoy haciendo como artista en residencia en el Concertgebouw de Brujas, que es una de las salas de concierto más prestigiosas en Bélgica. Tenía dos años para hacer una exploración artística en torno a lo que yo quisiese, y mi propuesta ha sido ésta de trabajar con el concepto literario y musical de la glosa y, al mismo tiempo, con el concepto musical y espiritual de la melancolía».

Catalina Vicens en el Museo de San Colombano.Foto: Elettra Bastioni

El 3 de octubre, en el Teatro Aula Magna Usach, Catalina Vicens abordará obras de compositores activos en el siglo XVI e inicios del XVI, como Luis de Milán, Luis de Narváez, Enríquez de Valderrábano, Antonio Cabezón y Hernando de Cabezón, así como Marco dall’Aquila y Joan Ambrozio Dalza. Todos compositores que ha estudiado profundamente, al igual que cómo se construían entonces los instrumentos y el contexto cultural en el cual se ejercía esta actividad musical, en ámbitos como la literatura. Y eso es lo que mostrará en este concierto: la base de su próximo proyecto, que estrenará en algunos meses en el Concertgebouw de Brujas.

Entiendo que ese proyecto va a involucrar un trabajo suyo como compositora.

«Exacto. A través de este trabajo con estas fuentes, yo estoy inspirándome en estas fuentes desde el punto de vista estructural, desde un punto de vista motívico, musical y conceptual para desarrollar toda una composición contemporánea electroacústica cuya première haré en marzo de 2025».

Entonces, ¿esa composición va a tener electroacústica y también instrumentos antiguos?

«Claro. Va a haber instrumentos acústicos, pero también grabaciones y sampleo de instrumentos originales de hace 500 años. Así como los cantus firmus o los cantos gregorianos fueron la materia prima para después componer polifonía, yo estoy utilizando esos sampleos, estos sonidos que sobreviven de una historia pasada. Los estoy manipulando en vivo y a través de grabaciones también».

Es un paso más allá, porque en Il Cembalo di Partenope teníamos un cierto tipo de ejercicio, en que usted imaginaba cómo fueron las músicas que destruyó la dominación española en la Nápoles del 1600, y después en Organic Creatures hubo un ejercicio mucho más asociado a la composición actual con comisiones. Ahora ya es usted misma la que compone. Ha ido paso a paso avanzando en un camino que tiene raíces en la historia y que tiene una actualidad en la propia composición.

«Sí. Ésa es la idea. Lo veo como un grandísimo privilegio, el que distintos organizadores me estén dando este espacio y la confianza de decir ‘Catalina, sabemos que eres una músico e investigadora con un interés muy profundo en el pasado, en la historia y en otros temas históricos, y con un amor por la música contemporánea y por la exploración sonora’, y me han dado estas plataformas para explorar también una voz que requiere un espacio para poder desarrollarse. Ese espacio está llegando desde afuera y lo estoy tomando como un gran desafío y como un lindo proyecto para explorar».

¿Y probablemente nazca un disco también?

«Así esperamos».

¿Usted cree que hubiera sido posible que ese amor tan grande que usted tiene por las músicas, y no por una sola música en particular, si no fuera que desde niña le gustaban todas las músicas y ejercitó también distintas músicas incluso en el ámbito del rock y del metal?

«Para mí, todo es un continuo. O sea, no veo una diferencia entre quién era yo con mis amores musicales y mi curiosidad por la música cuando tenía 10 o 15 años y los que tengo ahora. Diría que mi interés por el sonido, por perderme en los sonidos, en la riqueza y el infinito que hay detrás de cada sonido, y la exploración acústica es algo que siempre me ha llamado la atención y que es lo que también me ha acompañado en esta exploración de la música antigua a la que yo llegué en parte por accidente. Pero justamente esto es uno de los aspectos que más me ha atraído. Y, por otro lado, sí, hay una apertura, pero que ya la tenía desde pequeña, hacia la música clásica a través de mis padres, pero también una atracción muy grande por otros géneros, como el rock, también el jazz, y a la música contemporánea, que siempre amé mucho ya también desde pequeñita acá en Chile. En ese sentido, se han abierto cada vez más mundos».

¿Sigue en actividad con los dos ensambles, con Servir Antico y Ensamble La Traditora?

«Con Servir Antico estamos en una pequeña pausa, justamente por mi trabajo como directora artística y curadora del Museo San Colombano en Bologna, de la Colección Taglialini de instrumentos antiguos de teclado. Por ahora, está en suspensión Servir Antico porque es un proyecto al que yo tengo que dedicarle muchísimo tiempo de investigación, de desarrollo, de producción y todo, como directora del grupo. Con La Traditora, después de alguno años de pausa, estamos retomando la actividad y estamos programando diversos conciertos con música barroca española e italiana del temprano Barroco: vamos a crear un nuevo programa a comienzos de 2025».

El Museo San Colombano custodia la Colección Tagliavini en Boloña. «Es un museo de música viva y las obras de arte son los instrumentos», dice Catalina Vicens.

¿Cuáles han sido las mayores gratificaciones, sorpresas, descubrimientos, en su trabajo de San Colombano?

«La gama de posibilidades que el patrimonio cultural tiene. Ser responsable de San Colombano, que es un complejo histórico que nos remonta al siglo VII después de Cristo, con una cantidad de frescos, con arte, con arquitectura, un complejo histórico lleno de historia y belleza, en el que hay alrededor de cien instrumentos de teclado que están en estado de ser tocados y de los cuales yo me ocupo también de que estén en buena condición, organizando a los técnicos especialistas, es algo que implica cómo estos instrumentos pueden ser actuales, cómo pueden ser pensados de tantas maneras y pueden ser una inspiración tan grande, tanto para la gente que está haciendo música antigua, como para el público en general, en el sentido de encontrar la belleza y encontrar las historias que hay dentro de estos instrumentos. Te cuento, aparte, que desde el año pasado estoy trabajando en el proyecto que más me entusiasma: estoy creando un proyecto que probablemente sea el primero en el mundo de esta forma. Está dedicado a incluir particularmente a la comunidad de personas ciegas y con baja visión en la experiencia museal. Entonces he proyectado junto una serie de arquitectos especializados en el tema de accesibilidad para personas con discapacidades visuales y sensoriales, un nuevo itinerario que no solamente será para personas ciegas, sino que para todo el público que se podrá conectar a través de los sentidos, a través de la música y a través del tacto, en una experiencia museal a 360 grados, multisensorial, pero con menos énfasis en la dependencia de la visión».

Por Romina de la Sotta Donoso | 02-10-2024.

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