Álvaro Menanteau adelanta las claves del homenaje a George Gershwin y Pablo Garrido que presentará la Universidad de Chile
agosto 12, 2024
“El jazz empezó a sinfonizarse, en 1924, con la aparición de Rhapsody en blue, y ese proceso no se detuvo durante décadas”, indica el académico. El centenario de esta obra icónica de Gershwin coindice con el debut de la Royal Orchestra de Pablo Garrido.
Actualización 12-08-2024. Este concierto fue reprogramado para el 26 de agosto.
El Departamento de Música de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile presenta un concierto de uno de sus tres elencos estables, la Banda Sinfónica Estudiantil, que dirige el profesor Miguel Ángel Castro, que actuará con la excepcional pianista Svetlana Kotova, también académica de la Universidad de Chile.
Se celebrará el centenario de dos hitos: el estreno, en Estados Unidos, de una emblemática obra que reunió, como nunca antes, el jazz y la música de tradición escrita, Rhapsody in blue, de George Gershwin, y el debut de la primera orquesta chilena completamente dedicada al jazz, la Royal Orchestra, de Pablo Garrido, a través de una obra de este compositor nacional: Rapsodia Chilena. El programa «Jazz Centenario» se completará con Un americano en París, de Gershwin.
El concierto se realizará el lunes 26 de agosto, en la Sala Isidora Zegers, con acceso liberado.
Radio Beethoven conversó al respecto con el musicólogo Álvaro Menanteau, quien este año asumió la dirección del Departamento de Música de la Universidad de Chile y autor, además, del libro de referencia Historia del jazz en Chile (2006).
¿Cómo nace la idea de hacer esta doble celebración, por un lado, del centenario de una obra tan icónica de George Gershwin, y por otro lado, de una figura chilena y de la orquesta fundó, dos acontecimientos que sucedieron en 1924?
«La idea de juntar estos dos mundos surgió del equipo de extensión que trabaja en el Departamento de Música de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, equipo que siempre está muy atento a las efemérides. Al hacer un apronte de qué es lo que se venía en 2024, encontraron que había una sincronía, y la idea fue crear un concierto que diera cuenta de esa sincronía. En 1924, o sea, hace cien años, ocurrieron dos hechos asociados al jazz, y no a cualquier jazz, sino que al jazz vinculado con lenguaje de orquesta sinfónica. Uno, en Nueva York, el estreno de Rapsodia en blue, en un contexto de concierto de invitación, es decir, inducido. El director de orquesta Paul Witheman quiso hacer un concierto con su orquesta, que tenía violines y saxos, que tocaba música popular, y quería estrenar obras de autores jóvenes que manejaran lenguaje jazzístico. Y dentro de esas obras estuvo Rapsodia en blue de Gershwin. Y ésa fue la obra más icónica de aquel concierto; fue una obra que a los dos meses ya estaba siendo grabada en disco y que a los cuatro meses estaba sonando con orquesta sinfónica completa. Entonces tuvo una tremenda aceptación esta obra en el año 1924. Y la sincronía es que en ese mismo año, en 1924, en el mes de junio, se estrenó en Valparaíso la Royal Orchestra, dirigida por el músico porteño Pablo Garrido, que era una orquesta exclusiva para tocar jazz. El jazz se venía escuchando en orquestas y en bandas de distintos tamaños desde hacía bastante rato en Chile. O sea, no es la primera orquesta que toca jazz. Tenemos antecedentes hoy día de que ya se escuchaba jazz hacia 1917 en territorio nacional. Hay una noticia que se encontró en un diario de un marino mercante, que en diciembre de 1917 él arriba a Arica y ahí encuentra una jazz band tocando en la plaza. Eso fue en diciembre de 1917. Y luego tenemos las investigaciones que hizo sobre la música en Valdivia José Manuel Izquierdo, quien plantea que hacia 1922, 1923 Roberto Mahler tocaba foxtrot, o sea, algo asociado al jazz, en su orquesta de música popular. Pero lo que hace Garrido en junio de 1924, en Valparaíso es una orquesta de jazz focalizada en el repertorio jazzístico, con un interés específico en los arreglos. No es una orquesta de música popular que además toque jazz, sino que es una orquesta popular que toca solamente jazz, donde Garrido hace arreglos y se preocupa mucho de la sonoridad de conjunto, de la polifonía, de la armonía, de los elementos técnicos que constituyen esta música que era, en ese momento, popular, bailable y cantable. Estos dos hechos ocurren el mismo año, en 1924, uno allá en Nueva York y el otro en Valparaíso.
En ese sentido, estaorquesta de Pablo Garrido tiene una misión única y eso la hace pionera; que se dedica exclusivamente a la música de jazz, y que la conformación de la orquesta es estable.
«Sí, claro. A diferencia de las otras orquestas populares, como la de Mahler por ejemplo, que tocaba valses, polcas y de repente algo de foxtrot, porque estaba de moda el foxtrot como una nueva música muy estimulante que venía del norte, de la tradición afronorteamericana. Pero lo de Garrido es como un área chica, está en un espacio mucho más acotado de hacer presentaciones con swing, con improvisación y con buenos arreglos, pero siempre en la órbita del jazz de entonces, que era bailado y cantado».
Hablemos de Rhapsody in blue. Esta es una obra que marca un hito porque es muy distinta de lo que se estaba haciendo en ese momento, porque Gershwin tenía ya una experiencia significativa en la música popular, en la sonorización en vivo para el cine y en el teatro musical, la reúne con elementos de la música clásica y genera una obra que es innovadora no sólo en esta simbiosis, sino también en el lenguaje propio de Gershwin. O sea, lo que dice la propia música de Rhapsody in blue es muy significativo, ¿no?
«Claro. Yo diría que es muy representativo de ese momento en el cual la industria norteamericana está reconociendo en el jazz algo más que una música de negros, en el buen entendido de la palabra, algo más que una música de los afroamericanos que hacían parte de la sociedad norteamericana de principios del siglo XX. Lo que hace Rhapsody in blue es instalar esa música de origen afroamericano en la sala de conciertos con un afán más estético, con un afán de utilizar técnicas de la música clásica, como son por ejemplo las técnicas de desarrollo motívico, de desarrollo temático. Como toda música popular de la época, y bueno hasta el día de hoy, hay una tendencia a usar formas cerradas; la forma canción tiene dos o tres partes y dura tres minutos y medio y tiene mucha repetición. Así funciona aquello, y es la misma industria la que instala esas maneras de funcionar ya a principios de la década del 20. En cambio, lo que hace Gershwin y lo que van a hacer otros músicos inspirados en esta fusión, en este cruce, va a ser llevar el lenguaje jazzístico como si fuese una improvisación, pero está todo escrito, y lo va a llevar a un formato instrumental más ambicioso y más exigente, y ahí está el formato sinfónico a su disposición».
En la Sala Isidora Zegers, ¿vamos a escuchar Rhapsody in blue en un orgánico, una instrumentación, similar al estreno, o más cercana a las versiones de concierto posteriores?
«Va a actuar la Banda Sinfónica Estudiantil, que es uno de los tres elencos que tiene el Departamento de Música, y esta banda sinfónica va a requerir una adaptación de la partitura original de Gerhwin para este formato que no es el de la orquesta sinfónica completa tal como la conocemos. La obra fue escrita originalmente para piano solo, porque Gershwin venía de componer canciones para Broadway, de hacer canciones comerciales, canciones estróficas. Entonces él no dominaba mucho la parte orquestal. Así que él le presentó la obra en partitura para piano solo a Paul Whiteman, que fue quien se la encargó, y le dijo que ellos tendrían que hacer la adaptación. Y Paul Whiteman tenía un arreglador que fue Ferde Grofé, y él se encargo de hacer la primera versión orquestal. Pero era no para orquesta sinfónica, sino que para la orquesta de Paul Whiteman; una orquesta que tenía ocho violines, que tenía un número indeterminado de saxofones, que no tenía batería sino que tenía percusiones aisladas, Comparada con una orquesta sinfónica, por ejemplo, no tenía chelos, trombones, tuba, nada de eso. Eso vino después. Entonces lo que hace la Banda Sinfónica del Departamento de Música, que es dirigida por el profesor Miguel Ángel Castro, es hacer una adaptación para banda sinfónica, para un formato más chico, y va a quedar entonces entre la versión original de 1924 de Paul Whiteman y la versión sinfónica que habitualmente uno escucha en las versiones más modernas de Rhapsody in blue«.
Ahora, Gershwin compone en el piano, como dice usted, Rhapsody in blue, pero la otra obra que vamos a poder escuchar de él en los conciertos, Un americano en París, ya cuenta con un trabajo de orquestación de Geshwin. Entre una y otra obra, él se había metido de cabeza a estudiar, porque ésa es una de las gracias de Gershwin: escucha mucho, aprende mucho por oído, pero también estudia todo lo que puede y con quien puede en cada momento de su vida que se pone una meta, ¿no?
«Sí. Ahí se dio una serie de circunstancias muy favorables a Gershwin. Creo yo que todo parte con Rapsodia en blue, porque al tener que trabajar codo a codo con Ferde Grofé, que era el arreglador de Paul Whiteman, Gershwin trabajó directamente en esa orquestación y fue aprendiendo. Ése fue el punto cero en el cual él tuvo que empezar a disciplinarse y empezar a proponerse aprender para ser más autónomo en ese sentido, porque se le abrieron muchas puertas después de eso. Y el punto culminante, creo yo, viene después, cuando él estrena su ópera Porgy and Bess, la cual está firmada en el manuscrito original como que la orquestación la hizo Gershwin solo, sin la ayuda de ningún otro arreglador de la época. Entonces, es efectivo, Gershwin tuvo un proceso hacia adelante, por así decirlo, aprendiendo el oficio de la música sinfónica y la música clásica, en la medida de que las circunstancias lo iban llevando a aquello».
En este programa también se incluye una obra de Pablo Garrido, Rapsodia Chilena, que fue compuesta posteriormente. ¿Se vincula al desarrollo del jazz en nuestro país?
«Bueno, no es una obra de jazz propiamente tal, pero pensemos que Garrido estuvo 20 años dedicado casi exclusivamente a difundir el jazz en nuestro medio, ya sea dirigiendo orquestas, haciendo arreglos, integrando tríos, cuartetos con él tocando violín, o haciendo conciertos de negro spirituals. Uun dato histórico interesante es que en 1935 Pablo Garrido estrenó en Santiago Rapsodia en blue de Gershwin con su banda, con la orquesta que tenía en ese momento, y el solista fue el pianista de origen peruano Julio Oyague. Entonces si eso ocurrió en 1935, están dándose todas las circunstancias para que Garrido después, en 1937, compusiera su Rapsodia Chilena, basada en una canción popular, la canción Río, Río. Incluye una guitarra folclórica, e incluye piano también como solista, que va a dialogar con la orquesta, y es una orquesta pequeña también, es una orquesta de cámara en su versión original. Esa Rapsodia Chilena tengo entendido que fue grabada en algún momento, pero no hemos encontrado la grabación. Y la partitura estuvo perdida mucho tiempo, hasta que amablemente un muy querido músico nuestro, Vicente Bianchi, nos regaló la partitura, que era una copia de un original de Garrido que se lo había dado a Vicente Bianchi. Y esa copia ahora está en el Centro de Documentación e Investigación Musical, el Cedim, de la Facultad de Artes, disponible como parte de los repertorios que se acopian allí. De esa partitura también tuvo que hacerse un arreglo y fue nuevamente el director, Miguel Ángel Castro, quien hizo un arreglo para que eso sonara con la instrumentación que disponía él como Banda Sinfónica Estudiantil. Entonces se van cruzando cosas, los nombres y las fechas, y finalmente todo va confluyendo a este concierto donde la fecha de los cien años de 1924 en Nueva York y en Valparaíso, donde los nombres de Gershwin y Pablo Garrido se cruzan, es como una manera bastante lógica de poder plantearse en este concierto que va a ser parte central del Día del Patrimonio el 26 de mayo».
El estreno de 1935 de Rhapsody in blue por Pablo Garrido, ¿fue sólo en Santiago, o fue un estreno en Chile?
«Ésa fue la primera vez que se tocó en Chile».
En el programa «Jazz Centenario»,tendremos además, como solista, a una pianista increíblemente virtuosa, que ha hecho un gran aporte a nuestro país, Svetlana Kotova.
«Claro, la solista va ser Svetlana Kotova, profesora del Departamento de Música quien, como tú dices, es muy virtuosa, tiene mucho talento y tiene mucha experiencia en estos repertorios complejos. No olvidemos que Gershwin era un músico desde el piano, él componía al piano, improvisaba muy bien, y se fue formando en términos más técnicos, más exigentes en las otras áreas en las que originalmente él no estaba muy preparado, como era la orquestación, como era la composición misma. Creo que Svetlana Kotova nos va a dar una muy buena imagen de toda la exigencia que estaba ahí dando vuelta alrededor de esta página de Rapsodia en blue, que es una obra, como ya sabemos, que nace desde el piano, y mantiene al piano en un rol solista y en diálogo constate con la orquesta».
Ahora, ¿en qué medida el celebrar los cien años del jazz en Chile, el hecho de vincular una creación chilena con la fundación, por un chileno, de una orquesta dedicada al jazz, con los cien años que se cumplen de una obra muy relevante de Gershwin, que integra el jazz a la música clásica y le da una nueva vida, da cuenta también de lo que se hace en el Departamento de Música de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, que es una institución tan señera en lo que ha sido siempre el desarrollo y la generación de conocimiento, así como la formación de compositores y de intérpretes?
«Bueno, la incursión de repertorio jazzístico hace parte de una tendencia general de las instituciones de educación superior desde hace ya 30 años y responde a dar cuenta de las necesidades del medio musical chileno, con respecto a conocer no solamente las músicas clásicas, sino que también las músicas populares. El jazz tiene la ventaja de que le lleva la delantera a otros repertorios de música popular que no han todavía entrado en esa fase sinfónica. El jazz empezó a sinfonizarse, si es que me permites la palabra, en 1924, con la aparición de Rhapsody en blue, y eso fue un proceso que no se detuvo durante décadas. Porque hasta el día hoy tenemos algún tipo de experiencia al respecto, pero tuvo un boom en los años 30, 40, incluso en los años 50; hay compositores alemanes de los años 50 que hacían unas versiones locales, con su visión, con su estética, respecto de esta receta que en 1924 había instalado Gershwin con la ayuda de Paul Whiteman. Entonces eso hace parte también de una legitimación del lenguaje jazzístico como una parte posible dentro de la esfera de la música sinfónica del siglo XX. Creo que simplemente el Departamento de Música de la Universidad de Chile está recogiendo el guante, está empezando a interesarse y eso también se traduce en que las temáticas del jazz están entrando en las cátedras, en los seminarios de historia, en algunos cursos electivos, y por otro lado hay varios talleres que están funcionando desde hace ya un buen tiempo, talleres con exclusividad para el desarrollo y el planteamiento de repertorios de big band».
¿Qué les diría a los auditores de Radio Beethoven como invitación al concierto «Jazz Centenario»? ¿Qué tipo de experiencia van a vivir?
«Quisiera dejar una muy cálida invitación para que celebremos juntos un concierto llamado ‘Jazz Centenario’, en la Sala Isidora Zegers,. Vamos a poder escuchar una música que cumple cien años, como es Rapsodia en blue, de George Gershwin, estrenada en 1924, fecha en que también tenemos que se estrena en Valparaíso la primera orquesta de jazz por el chileno Pablo Garrido. Y de Pablo Garrido, a continuación, se oirá la Rapsodia Chilena sobre un tema de música popular, para culminar con Un americano en París, una pieza sinfónica de George Gershwin».
Coordenadas Lunes 26 de mayo, 18:30 horas, Sala Isidora Zegers (Compañía 1264). Acceso liberado.
Por Romina de la Sotta Donoso | Primera edición: 18-05-2024| Segunda edición: 12-08-2024.
El estudiante de piano de la Universidad Austral y su colega Alejandra Veloso grabaron diez obras del compositor alemán en el disco Valdivianische Musik. Algunas son para piano solo y otras para piano a cuatro manos. Lo lanzarán el 21 de noviembre en Valdivia y el 29 en Concepción.
"Ellos superaron los límites de lo que se consideraba posible en el piano", indica Boris Giltburg y añade que en las sonatas que interpretará el 26 de noviembre "hay un cuento que la música quiere transmitir al público". El célebre pianista también entrega detales de sus grandes proyectos: la integral de Beethoven y El clave bien temperado.
El director chileno destaca la flexibilidad de la orquesta penquista, que lo eligió como su titular a sólo mese de su debut con la agrupación. Luis Toro Araya adelanta que planea hacer ópera y que es primordial darle espacio a los compositores nacionales jóvenes. Este mes está en Chile: el 7 y 8 de noviembre, vuelve a dirigir a la Sinfónica Universidad de La Serena, en los Wesendonck Lieder de Wagner, Beethoven y Schubert. Y después conduce a la Sinfónica UdeC.
El director y fundador de esta agrupación que tiene 20 años de existencia, hace un positivo balance de las recientes alianzas que han hecho y los nuevos públicos que están acerándose a una temporada que continúa e 23 de octubre con tres solistas nacionales. "Hemos tenido muchos solistas de muy buen nivel, con el apoyo de varias embajadas", comenta.
La obra fundamental del siglo XX será presentada en la 60a Temporada de Cámara UC el 22 y 23 de octubre, celebrando así los 150 años del natalicio de Arnold Schoenberg. El director chileno residente en Suiza, además, dirige a la Sinfónica Nacional Juvenil en la Séptima de Beethoven.
El director sueco debuta el 20 de octubre en el Ciclo Bach Santiago, con dos cantatas y un motete del genio barroco. Además, dirige en tres conciertos a la Orquesta de Cámara de Chile. ""Estoy tan contento por estar de vuelta y reencontrarme con todos mis amigos en Chile, tanto de la Orquesta de Cámara de Chile como de la Universidad Católica. Siempre han sido colaboraciones artísticas muy buenas", dice.
La excepcional intérprete e investigadora que ha sido premiada con el Diapaon dÓr y dirige el Museo San Colombano en Bologna, dará un recital de clavecín el 3 de octubre en la Temporada de la Fundación Guitarra Viva.
Una de las partituras más espirituales del célebre compositor estadounidense será interpretada junto al Ensamble Vocal Taktus que dirige Javiera Lara Salvador. Será el 4 de octubre en la Catedral de Santiago.
El domingo 29 de septiembre, la intérprete chilena dará un recital en Leipzig como cierre de una beca que le permitió tener en casa un clavicordio que perteneció a Herbert Collum. Abordará repertorio iberoamericano, con obras encontradas en Chile.