Siete plintos con objetos del hogar conectados a X (ex-Twitter) son la parte tangible de "Silencio amplificado", exposición de la ceramista Cecilia Flores. La muestra, que se podrá ver hasta el 4 de agosto en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile, sede Parque Forestal, busca poner en escena las agresiones en el espacio doméstico, a través del sonido. En Ismael Valdés Vergara 506, de martes a domingo, de 11 a 17.30 horas, con entrada liberada.

"Silencio amplificado" es una obra instalativa. En ella, Cecilia Flores (Puerto Aysén, 1982) presenta una hilera de objetos de cerámica; planchas, rayadores, cafeteras y teléfonos, desde dónde emanan agradables silbidos. Sin embargo, paradójicamente, estos sonidos son la manifestación audible de hechos de violencia en el espacio doméstico.

“El sonido es una consecuencia gatillada por la acción de escribir en X, utilizando hashtags relacionados a la violencia doméstica. Tras recabar la información de dicha aplicación a través de Arduino, siete vasijas silban y se mueven. Todas tienen una sonoridad distinta, dando cuenta de las distintas emergencias que se manifiestan desde el mundo virtual. La propuesta así traslada demandas aparentemente invisibles, hacia espacios de visibilización, como el MAC”, explica la
artista, de destacada trayectoria en la escena contemporánea del arte de cerámica.

La propuesta, además incluye una luminosidad tenue y escenográfica, junto a un inquietante sonido ambiente, en donde se mezclan ruidos de cocinas y extractos de canciones románticas. Una suma de elementos que, según explica el filósofo Sergio Rojas en el texto a muro de la exposición, da por resultado la evocación de algo amenazante. “El silencio de lo cotidiano puede ser también el territorio de una violencia silenciada, precisamente aquello de lo que da cuenta la siniestra expresión “violencia doméstica”. Cecilia Flores viene desde hace años desarrollando una reflexión
tanto acerca del arte de cerámica, como de la estética de lo siniestro, donde lo familiar se revela de improviso como siendo el solapado nido de algo “otro”.

Una de las características del trabajo de Flores, es que en él conviven formatos y técnicas del siglo XXI (Arduino, X), con otras de origen prehispánico. “El engobe es una técnica ampliamente usada en nuestro continente desde tiempos inmemoriales, previos a la colonización. Asimismo, fue desarrollada en otras latitudes, dando cuenta de un lenguaje universal y a la vez originario. Esta técnica puede tener una gran variedad de tonalidades, sin embargo, para enfatizar su pertenencia local, utilizo colores que fueron trabajados principalmente en nuestro continente, ya que los
hashtags recogen resultados de América latina y de personas hispanohablantes”, explica.

La mezcla entre elementos domésticos, técnicas de pueblos originarios, hardwares e internet, dado que la muestra puede ser vista vía streaming en el horario del museo, es para Cecilia Flores una expresión de idiosincrasia generacional. “Como nacida en los ochenta, desde temprana edad me relacioné con la mezcla entre formatos analógicos y digitales, algo que poco a poco, se fue enfatizando hacia lo digital y virtual. Aún me genera fascinación el misterio de aparatos como el fax, y cómo es posible enviar una imagen impresa por teléfono de línea. Soy parte de una generación bisagra entre lo analógico y lo virtual, donde ambas experiencias tienen sus ventajas y desventajas”.

Cecilia Flores Aracena (Puerto Aysén, 1982). Artista visual, magíster en artes visuales, profesora de la Universidad de Chile y de la Universidad Autónoma. Su obra se plantea a través de la cerámica, el textil, el video y la instalación. En ella se manifiestan ideas relativas a lo doméstico, lo ominoso y sus múltiples desplazamientos. Ha expuesto en galerías y museos con muestras colectivas e individuales, como "Doméstica" (2010) y "Memoria Selectiva" (2017). Su obra se ha presentado en Argentina, México, Bolivia, Alemania, Estonia y Cuba.

Información: Museo de Arte Contemporáneo | Universidad de Chile.