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Concierto

Brahms por Luis Alberto Latorre y la Sinfónica de Chile

El Primer Concierto para piano del alemán y la Suite de Romeo y Julieta de Prokofiev serán dirigidas por Rodolfo Saglimbeni.

Foto: Juan Pablo Garretón.

La Orquesta Sinfónica Nacional de Chile y Rodolfo Saglimbeni presentan el último concierto de su temporada oficial 2024 con un programa que tendrá entre sus protagonistas a uno de sus destacados integrantes, el solista en piano Luis Alberto Latorre. Los conciertos serán a las 19:30 horas del 29 y 30 de noviembre en Providencia 043, con entradas desde $8 mil a $ 17 mil.

Premio Presidente de la República mención música docta 2016, Latorre ha recibido además otros numerosos reconocimientos a lo largo de su carrera, entre los que destacan el primer lugar en el Concurso Latinoamericano de Piano Teresa Carreño, Caracas, Venezuela; el Premio de la Sociedad de Compositores de Chile; Premio Domingo Santa Cruz de la Academia Chilena de Bellas Artes, del Instituto de Chile; y el Premio del Círculo de Críticos de Arte mención música en dos ocasiones, entre otros.

El virtuoso intérprete estará a cargo del Concierto para piano y orquesta n.° 1 en Re menor, Op. 15 de Johannes Brahms, el que califica como “una de las obras más importantes y más increíbles que se han escrito para el piano en la época llamada Romanticismo”. Latorre, que también es director del Ciclo de Piano del Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile, resalta además la juventud del compositor al momento de escribir esta obra, la que comenzó a esbozar cuando tenía 21 años de edad y que finalizó en 1858 (con 25 años), siendo estrenado en enero del año siguiente por el propio Brahms al piano, bajo la dirección de Joseph Joachim.

El solista añade que, a pesar de lo anterior, “es una obra de una gran madurez, de una concepción completamente distinta a lo que se acostumbraba a escuchar”. Comenta, además, que tiene características de una sinfonía, donde, si bien el piano tiene un rol importante como solista, también hay otros instrumentos que se presentan con papeles destacados, tal como el corno o las cuerdas.

Otro aspecto que sobresale es que se trata de una obra “tremendamente trágica, seguramente por el momento terrible que estaba pasando al momento de su estreno. Ya había muerto Robert Schumann, su gran amigo, su mentor, su maestro, profesor y, además, muerto de una manera muy terrible, en un manicomio, sin reconocer a nadie. Antes había tenido un intento de suicidio incluso, y todo eso yo creo que se refleja en su música”, explica el pianista.

El programa lo completará la Suite n°2 de Romeo y Julieta de Sergei Prokofiev, ballet compuesto en 1935 para el Teatro Bolshoi de Moscú, siendo una de las primeras obras que escribió cuando decidió volver a Rusia, transformada ya en la Unión Soviética. Dado que el tema había sido trabajado anteriormente por algunos compositores en óperas y otras obras, Prokofiev dudó inicialmente. Asimismo, producto de lo inusual de la música y el final feliz que propuso por motivos coreográficos, el teatro rechazó la propuesta y canceló el contrato. Tras ello, el compositor arregló parte de la música en tres suites de concierto que escribió entre 1935 y 1945 (además de una obra para piano en 1937), siendo la Suite n.° 2 la más popular de las tres, cuyas siete partes son: Los Montescos y los Capuletos, La joven Julieta, Fray Lorenzo, Danza, Romeo y Julieta antes de la partida, Danza de las niñas antillanas y Romeo en la tumba de Julieta.

Tras esto, la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile ofrecerá un programa especial denominado “¡Viva la ópera!”, bajo la batuta del director titular del elenco, el maestro Rodolfo Saglimbeni. El repertorio incluirá algunas reconocidas arias de óperas de Bizet, Mascagni, Verdi y Puccini, con la participación de los solistas Carolina García-Valentin, soprano; Francisca Muñoz, mezzosoprano; José Azócar, tenor; y Homero Pérez, bajo-barítono.

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