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Rafael Gaune: "Leer un libro pensando en la traducción es el ejercicio de mayor profundidad que podemos tener de acercamiento con un autor"

agosto 7, 2024

El académico del Instituto de Historia UC publica La letra mata, con sus propias traducciones de ensayos escritos por Carlos Ginzburg a lo largo de 20 años y actualizados en un ejercicio en conjunto. Su vigencia en el mundo actual, es total. "Lo esencial acá es leer en forma lenta las cosas para no caer en falsedades o fake news", asegura.

Rafael Gaune: "Leer un libro pensando en la traducción es el ejercicio de mayor profundidad que podemos tener de acercamiento con un autor"

Hace tres años, publicó la primera traducción al castellano de otro libro de Carlo Ginzburg: Aún aprendo. Cuatro experimentos de filología retrospectiva. Ahora, el profesor del Instituto de Historia UC y de la Universidad de Padua Rafael Gaune publica la traducción al español de La letra mata, volumen que reúne 14 ensayos del reconocido historiador italiano.

Estos ensayos fueron escritos en los últimos 20 años, y la gran mayoría nunca había estado disponible en castellano. Algunos de ellos ni siquiera habían sido publicados en su idioma original. Pero, además de eso, todos fueron revisados y enriquecidos a través de un trabajo en conjunto entre ambos historiadores.

La letra mata tendrá dos lanzamientos: uno virtual, el 9 de agosto, con la participación del propio Carlo Ginzburg, y otro presencial, el 9 de septiembre.

Radio Beethoven conversó con Rafael Gaune al respecto.

Carlo Ginzbug protagonizó, en junio de 2021, el ciclo Residencias en Historia UC. El académico de la Scuola Normale Superiore de Pisa y de la Universidad de California en Los Angeles dictó entonces tres conferencias en forma remota, en el seminario “En los hombros de los gigantes. Dante, Maquiavelo, Miguel Ángel, Montaigne”.

«Carlo Ginzburg debe ser uno de los cinco historiadores vivos más importantes en la actualidad. Él es un renovador de la historiografía; es el creador de la metodología de la microhistoria. Es un intelectual público, un historiador que entra en polémica también por defender sus posiciones éticas y morales de cómo concebir la investigación histórica. Además, es el escritor de uno de los libros referentes de la de la historiografía, que es El queso y los gusanos«, comentaba entonces Rafael Gaune, refiriéndose al libro que fundó la microhistoria en 1976.

«La microhistoria es una forma de escribir y una forma de reflexionar sobre la investigación histórica. Significa investigar densamente un caso de estudio para tratar de descifrar todas las dimensiones y las texturas históricas en torno a un caso de estudio concreto, a partir sobre todo de la idea de fragmentos y huellas», detalló. Explicó que era como «analizar la historia desde el microscopio; tratar de investigar y entender el pasado desde una óptica micro» (ver entrevista de 2021).

Hablemos primero de lo que significa traducir y de cómo ha vivido usted este ejercicio a través de su vida.

«La primera traducción la hice de Adriano Prosperi, La semilla de la intolerancia, un texto sobre Europa moderna, pero que tiene raíces hacia todo el mundo, principalmente América. Después hice otra traducción sobre el Fascismo italiano en Chile, otra traducción sobre un estudio antropológico que va a salir pronto, las de Carlo Ginzburg, sobre La letra mata y Aún aprendo, y recientemente también exploré otro tipo de traducción de un libro que va a ser presentado el 22 de agosto de Sanjay Subrahmanyam. Yo no soy traductor profesional, sino que más bien soy un lector que hace una traducción de idiomas a otro idioma, y ahí, de a poco, he encontrado una pasión. Me gusta hacerlo como oficio, pensarlo; me parece que leer un libro pensando en la traducción es el ejercicio de mayor profundidad que podemos tener de acercamiento con un autor. O sea, me parece que cuando leo y estoy pensando en la traducción es el momento en el que yo puedo interactuar con ese autor a un nivel muy profundo. La traducción siempre es una interpretación. Entonces, entre la interpretación y la lectura lenta, está el ejercicio de la traducción».

El título mismo de este libro, La letra mata proviene de la Biblia, ¿no?

«Sí, es un paso de la Biblia, de ‘La letra mata, pero el espíritu vivifica’, un paso de segundos Corintios 3:6 y es el núcleo del libro. Implica decir ‘¿podemos tomar literalmente un paso de ese modo?’ Eso tiene una larga tradición en los estudios bíblicos sobre la tradición literal o metafórica de la Biblia. Lo que hace Ginzburg es transportar esa pregunta a los estudios históricos. Es decir, ¿debemos abandonar la literalidad a la hora de estudiar historia? Nos podemos encontrar con un caso, con una palabra que dé cuenta de literalidades o de metáforas. El libro, a partir del paso de Segundos Corintios, nos habla de la relación entre palabra, literatura, letra, historia, a partir de distintos casos de estudio. Aparecen Miguel Ángel, Maquiavelo, Montaigne, el Inca Garcilaso de la Vega, etcétera. Es decir, fijarse en esas palabras que nos pueden dar cuenta de problemas mayores en obras de distintos autores y autoras y en distintas épocas de la historia y del tiempo».

Entiendo que algunos de los ensayos de Carlo Ginzburg que se publican en castellano en La letra mata, don inéditos, ¿no?

«Sí. Hay varios que son inéditos en español y que son inéditos ya en su origen en italiano. Son ensayos que él ha trabajado en el arco de los últimos 20 años, y que son revisados y reeditados y ampliados para esta edición, tanto en italiano como en español, entonces hay un trabajo también de retrospección del autor, de volver a su propia obra e ir modificándola con nuevas preguntas y nuevas fuentes. Y eso me parece que es un ejercicio sumamente interesante que hace Ginzburg».

Usted le dice ‘voy a hacer la traducción’ y él le dice ‘ah, espéreme un poquito… Ya, aquí están’.

«Claro. Y a partir de eso se enmiendan errores, erratas, se agregan bibliografías, se saca algo, o yo mismo, cuando voy traduciendo, le propongo ‘mira, encontré este paso de José de Acosta en un texto’, y él lo introduce a su texto. Entonces es interesante ese diálogo que se produce cuando uno está traduciendo y haciendo una edición de un nuevo libro». 

En un momento como el que vivimos ahora en nuestro país, en que tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales, lo que se dice y cómo se dice, parece haber una suerte de simplificación del uso de las palabras, porque ocupamos muchas menos palabras que antes y las ocupamos de una manera no sólo taxativa, sino puramente literal, dando poco espacio a la interpretación y a las lecturas de las palabras que se utilizan. Estamos como inundados por una reducción de la cantidad de palabras que utilizamos y por una exageración de la palabra que utilizamos, es decir, la leemos de una sola manera, y el que piensa que se puede leer de otra manera es erradicado de la discusión pública. Pensando en eso, ¿cuánto sentido hace que estos ensayos los podamos leer hoy en español?

«Tu pregunta es muy interesante porque precisamente la articulación de este libro es que los pequeños detalles en palabras se pueden interpretar de otra forma y cambian contenidos de obras generales. Por ejemplo, se me viene en mente el caso del Inca Garcilaso de la Vega. Ginzburg analiza la palabra huaca, que es traducida por los españoles como idolatría. Es una palabra quechua que es traducida por los misioneros sobre todo como idolatría, pero para el Inca Garcilaso, que sabía quechua, esa palabra podía significar llanto, belleza, fealdad, anomalía. Entonces, a partir de lo que el mismo actor dice, que en este caso es el Inca Garcilaso, de la equivocación de una traducción al español de una palabra quechua, cambia toda una estructura de una obra y de un pensamiento. Es decir, para los indígenas andinos, huaca significaba una infinidad de significados y para los españoles sólo significaba idolatría. Y ese choque genera un conflicto también en las estrategias de cristianización entre el mundo misionero y el mundo indígena. Eso es interesante, porque el que se da cuenta de eso es el Inca Garcilaso, que manejaba los dos idiomas, tanto el quechua como el español, entonces podía hacer esa interpretación de esa palabra. Ése es un pequeño ejemplo que aparece en el libro, pero que nos trae al presente sobre los usos de las palabras también, y sus sentidos más profundos».

¡Qué buen ejemplo!. ¿Qué le gustaría destacar del libro mismo en cuanto a su vigencia en el mundo actual?

«Me parece que lo esencial acá es leer en forma lenta las cosas para no caer en falsedades o fake news. Creo que si podemos traer la problemática de leer a un Inca Garcilaso, a un Montaigne, a un Maquiavelo o a un Ernesto de Martino, que se concentran en pequeños detalles y en pequeñas palabras, es finalmente tratar de entender las fronteras entre la veracidad y la falsedad. Estamos en una época inundada de falsedades y de fake news. Me parece que entender la peligrosidad de eso, pero al mismo tiempo entender la profundidad de los usos, del lenguaje de la palabra, es un ejercicio que, desde la historia, desde los historiadores e historiadoras, se puede hacer y se puede manifestar explícitamente».

Esto puede tener un gran significado para lo que somos como ciudadanos, que es lo que somos en cuanto sociedad, porque este ejercicio nos habilita para ejercer la ciudadanía y entender el ejercicio político como parte de no ser extranjeros de nuestra propia sociedad.

«Absolutamente. Eso es clave en el sentido de que se puede hacer buenas lecturas y buenas interpretaciones de cómo estamos interactuando como sociedad con un contexto que es textual, pero ahora también virtual. Me parece que está totalmente demostrado, en muchas elecciones en todo el mundo, cómo las fake news pueden cambiar elecciones. Y es un elemento que puede parecer muy lejano para un historiador o una investigación de historia, pero finalmente el historiador y la historiadora trabajan en esa búsqueda de veracidad, entonces es un tema que finalmente no es ajeno al oficio».

Este libro lo publica el Fondo de Cultura Económica y eso implica que tiene una gran circulación a nivel internacional, ¿no?

«Sí, es publicado por el Fondo de Cultura Económica y para efectos de la circulación en lengua española en Europa va a ser publicado por la editorial Trotta también, en Madrid. Entonces tiene una doble circulación y una vida propia en lengua española. Es muy importante, en ese sentido, el apoyo de una editorial como el Fondo de Cultura Económica, que tiene una gran distribución».

Quisiera confirmar que en este libro, su traducción de La letra mata, algunos de los ensayos no habían sido traducidos al español, otros sí y algunos no habían sido ni siquiera publicados en italiano.

«Claro. En el texto original en italiano hay tres ensayos que son inéditos, que no estaban publicados ni siquiera en italiano. De los textos que están ahora en la edición en español, sólo dos textos estaban en español pero lo que hicimos fue hacer un ejercicio de nuevamente de traducción, por lo tanto también son traducciones nuevas en ese sentido, y los otros textos no habían sido publicados en español. Entonces este libro espera amplificar a una audiencia de lengua española».

¿Cuántos son los ensayos en total?

«Son 14 ensayos, más una introducción del autor».

Coordenadas

  • Lanzamiento virtual. Viernes 9 de agosto, 13 horas. Comentan Andrés Claro, filósofo y traductor, profesor de la Universidad de Chile, y Virginia Iommi, profesora de la Universidad Católica de Valparaíso, y Carlo Ginzburg, autor del libro. Inscripciones gratuitas aquí.
  • Lanzamiento presencial. Lunes 9 de septiembre, 14:50 horas. Comentan Carlos Álvarez, teólogo e historiador, Claudio Rolle, director del Instituto de Historia UC, María Montt, especialista en las relaciones China-Chile y Josefina Domeyko. Auditorio de la Facultad de Letras UC (Vicuña Mackenna 4860). Acceso liberado.

Por Romina de la Sotta Donoso | 07-08-2024.

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