Violeta Parra, Heitor Villa-Lobos y Francisco Tárrega: el guitarrista José Antonio Escobar aborda repertorio vinculado con su biografía personal
mayo 13, 2024
Dos obras que estrenó mundialmente hace sólo meses son parte del programa que el virtuoso profesor del Instituto de Música UC presentará el 14 y 15 de mayo. Ambas le fueron dedicadas, por el compositor cubano Leo Brouwer y por el español Gabriel Estarellas. Además, interpretará obras de Heitor Villa-Lobos y Fernando Sor, dos creadores por los cuales siente una afección especial, debido a su. nutritiva infancia.
Con el guitarrista José Antonio Escobar continúa el martes 14 de mayo la sexagésima edición aniversario de la Temporada de Cámara UC.
El profesor del Instituto de Música UC ofrecerá un programa predominantemente iberoamericano que incluye a dos de los compositores por los cuales siente una mayor afinidad personal, y que dará cuenta también de su activa colaboración artística con autores vivos, a través de dos piezas que le fueron dedicadas al guitarrista chileno, y que él mismo estrenó mundialmente en el último año.
Asimismo, el repertorio elegido se vincula a elementos clave de la propia biografía artística de José Antonio Escobar, pues se escuchará música que él mismo comisionó, motivado por su personal admiración por Violeta Parra, al célebre compositor cubano Leo Brouwer, y también piezas de un creador fundamental de la tradición musical brasilera, acervo que el guitarrista chileno conoció desde la infancia. Asimismo, una de las obras alude, en su contenido mismo, a un hito de la carrera del guitarrista chileno.
En esta entrevista, el virtuoso intérprete profundizará en aspectos musicales del repertorio que ha elegido y también revelará experiencias personales, sobre todo de su infancia, que cimentaron un profundo vínculo con quienes crearon estas obras.
El programa que interpretará el guitarrista se titula «Homenajes y Variaciones» y serán dos conciertos, ambos a las 19:30 horas, el martes 14 de mayo en el Auditorio del Centro de Extensión Oriente (Jaime Guzmán 3.300, inscripción gratuita) y el miércoles 15 de mayo en el Centro Cultural Vicente Bianchi (Santa Rita 1.153, inscripción gratuita).
José Antonio Escobar destaca la variedad del repertorio que interpretará. «El público se va a encontrar con música de diferentes épocas y lugares, como la Fantasía Op. 7 de Fernando Sor, la Suite Popular Brasileña de Heitor Villa-Lobos, voy a hacer dos estrenos en Santiago de obras que me han hecho Leo Brouwer, que es Elegía por Violeta Parra, y las Variaciones sobre un tema de Tárrega de Gabriel Estarellas. Y terminaré con una hermosa obra del inglés Lennox Berkeley, la Sonatina para guitarra. Es un programa que estoy tocando últimamente, hace ya un tiempo, y me hace mucha ilusión compartirlo con el público. Creo que muestra muchas facetas del instrumento mismo, toda su gama de colores y también muestra un montón de estados de ánimo, diferentes estilos, así que creo que puede ser bien atractivo para la gente».
Tras formarse en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile con Ernesto Quezada, José Antonio Escobar se perfeccionó en Augsburg, Alemania, con Franz Halasz. Siempre ha abordado desde la música antigua -incluso grabó un disco con vihuela- hasta la contemporánea. Ha tocado en más de 30 países de América, Europa, África, Asia y Oceanía; en salas como la Vienna Musikverein, Purcell Room en el Queen Elizabeth Hall de Londres, Carnegie Hall de Nueva York y el Tchaikovsky Concert Hall de Moscú.
Entre los 24 y los 27 años de edad, ganó el primer premio en los concursos Heitor Villa-Lobos, Alirio Díaz y Francisco Tárrega. En menos de una década, José Antonio Escobar (1973) obtuvo 15 premios en las más prestigiosas competencias, seis de ellos fueron el primer lugar. Publicó seis discos con Naxos y uno de ellos, Guitar Music of Chile (2008), fue en su momento el más vendido del sello.
«Estoy en una edad de madurez, cumplí 50 el año pasado, y me encanta la idea de estar más asentado en mi país. Viví en total diez años fuera de Chile, en Alemania, Italia y España y he viajado mucho, pero a mí me encanta Chile, soy súper chileno. Entonces me encanta vivir acá y seguir haciendo mis conciertos si me invitan», comenta el profesor del Instituto de Música UC. Así, en septiembre actuará en un festival en Upsala, Suecia, y el año pasado lo hizo en Finlandia e Inglaterra.
«Hace tiempo que no estoy en una búsqueda de seguir desarrollando mi carrera solamente en términos de conciertos. Me interesa el contacto con el público, es lindo el formato de conciertos, presentar obras, el calor de los aplausos. Pero hay un montón de otras actividades dentro de lo que puede hacer un intérprete que me interesan también, como la parte académica. Hubo un concurso y este año tuve la suerte de obtener el puesto de profesor de planta ordinaria en el Instituto de Música UC. Me gusta mucho proyectarme también como profesor, plasmar mi experiencia, retribuir un poco lo aprendido viviendo afuera y en los viajes», agrega José Antonio Escobar.
«Si bien no me considero un especialista del mundo de la música contemporánea, sí me gusta estar en constante colaboración con compositores chilenos, latinoamericanos, y europeos también, algunas de mucho renombre como Leo Brouwer y también me interesa mostrar la música de compositores jóvenes», explica.
En un festival en Londres, en julio pasado, ofreció el estreno absoluto de una obra que le comisionó a Leo Brouwer que ahora tocará en sus dos conciertos de la 60a Temporada de Cámara UC. El encargo lo hizo pensando en estrenar la obra en 2017, cuando se cumplieron 100 años del nacimiento de la artista y cantautora, y la obra se titula Elegía por Violeta Parra.
«Leo Brouwer es un gran conocedor de la obra de Violeta Parra y ha escrito obras en homenaje a Víctor Jara y a Roberto Matta; está muy al tanto de la vida musical y cultural chilena. Es una persona cultísima, una personalidad de la guitarra y de la música clásica. Es un honor haber recibido esta obra suya», declara José Antonio Escobar.
Después del estreno, estuvo también a cargo de su estreno en Chile, en un recital que dio en Valparaíso a fines del año pasado. Hizo, además, un video promocional, que está en todas las plataformas web (ver video). «Ahora por fin la voy a poder tocar en vivo en Santiago, aprovechando que aquí mismo en el Campus Oriente está el Espacio Violeta Parra, que tiene una exposición de sus obras plásticas», señala.
«Brouwer se inspiró no sólo en su obra musical, sino también en su poética, en su obra plástica, en todo el trabajo multifacético y la universalidad de la obra de Violeta Parra. Es un obra muy bella, que yo creo que les va a gustar. Además, tiene citas, sutiles alusiones, de Gracias a la vida«, detalla el profesor de Música UC.
La otra obra que estrenó mundialmente el año pasado y que ahora presentará en la 60a Temporada de Cámara UC es Variaciones sobre un tema de Tárrega y la compuso el español Gabriel Estarellas, quien en el último tiempo ha volcado en la composición, explica, toda su experiencia como guitarrista: «Él colaboró con muchos compositores, especialmente españoles, pero también de otros países, y estrenó como 200 obras. Creo que él aprendió mucho también del mundo de la composición dentro de esa colaboración. Y es un extraordinario compositor; como conoce tan bien el instrumento, porque él es un súper virtuoso, compone muy bien para la guitarra».
Se conocieron en el Concurso Francisco Tárrega, en el año 2000, cuando José Antonio Escobar obtuvo el primer premio (ver nota). Gabriel Estarellas era miembro del jurado. «Es una persona encantadora, muy culto, un tremendo músico. A través de los años siempre hemos tenido cierto contacto y una admiración mutua. Y como él ha sido testigo de que yo he estado en constante colaboración con compositores, me dedicó esta obra que me envió en enero de 2023 como regalito de Navidad».
En sus Variaciones sobre un tema de Tárrega, explica el guitarrista, Estarellas trabajó con «un preludio muy hermoso, que es cortito, una miniatura, el cual da pie a la creación de estas variaciones y mostrar su creatividad y despliegue a través del virtuosismo en la guitarra. Es una obra muy bien lograda, y termina con una sección súper virtuosa, donde el intérprete puede lucir sus dedos». José Antonio Escobar la estrenó mundialmente en noviembre, en Helsinki, a fines del año pasado (ver video).
Estas dos obras, la de Brouwer y la de Estarellas, son contemporáneas, escritas ahora, pero son especialmente líricas, ¿no? Porque los dos compositores tienden una forma de lirismo, una poética que apunta hacia una delicadeza sonora, ¿no?
«Sí. Es verdad. Si bien ambos han estado cerca de lenguajes más vanguardistas, Leo Brouwer tuvo una etapa en los años 70 cuando vivió una temporada en Alemania, trabajó con compositores, se influenció de todo ese mundo y escribió después varias piezas muy vanguardistas, muy modernas en lenguajes y que buscan incluso técnicas extendidas, pero parece que hubo una necesidad de volver a la tradición por parte de Brouwer, desde los años 80 en adelante. Algunos hasta lo acusaron de ser algo comercial o simplista. Pero él, con su tradicional sentido del humor, en contraste con el movimiento de la Nueva Complejidad, él se puso en la ‘Nueva Simplicidad’. Brouwer es un compositor que en una primera impresión puede parecer simple, pero es bien profundo y es también una persona muy conectada con todo su entorno cultural, tiene mucho conocimiento de la música antigua, de la música barroca. Él es una persona muy universal. Viajó mucho en su vida, tuvo contacto con grandes maestros, habla muchos idiomas, es una persona muy inteligente, muy abierta, muy social. Es siempre una experiencia estar con él. Estás cinco minutos con él, y te vas con algo. A pesar de esta aparente simplicidad, él es una persona bien profunda y puede ser también muy compleja, pues conoce muy bien todo el universo la guitarra. Y en el caso de Estarellas, pese a tener un lenguaje moderno también, y haber trabajado mucho con compositores bastante vanguardistas, él en sí mismo no tiene un discurso tan vanguardista, sino un poquito más tradicional o ‘conservador'».
Ya hablamos de las obras de Brouwer y de Estarellas. ¿Cómo se establece el diálogo con las otras tres obras del programa? Me gustaría partir por Heitor Villa-Lobos, porque él tiene un elemento tan particular de americano en su música. ¿Qué diría de esta Suite Popular Brasileira, cuyo título, de hecho es en francés?
«Es en francés porque se editó en París. Se suele escribir así. Es un conjunto de danzas típicas europeas que van en tándem con la palabra, el término choro, que viene de chorar, etimológicamente hablando, y que es una forma musical brasileña de fines del siglo XIX, donde ya se atisban los primeros signos estéticos propios de la música brasileña popular. El choro también da pie a una evolución más tardía de estilos tan propios de Brasil como la samba o el bossa nova; es como una primera germinación de todo esto, y Villa-Lobos lo tomó como una especie de bandera de lucha de su nacionalismo cuando fue la semana de Arte Moderna con otros intelectuales brasileños, para sentar las bases de la brasilidade, las bases estéticas. Esto, claro, en términos que van de la mano de la parte más sociológica de la música brasileña. Ahora, en términos musicales y en relación a la guitarra, son obras de un período de juventud de Villa-Lobos que él rescata para que sean editadas en conjunto como una forma de suite, como dice el título, pero que fueron piezas en principio individuales y que él trató de que funcionaran en conjunto. Algunas de ellas son de principios del siglo XX, de 1908 dos de ellas, y otras dos de 1912. Es lo que él dice, pero a veces eso no se condice con muchos de los estudios que han hecho en nuevas ediciones críticas. Lo cierto es que en esa época no había mucha cultura del archivo, no había medios digitales ni fotocopias, y a veces los manuscritos se perdían. Entonces, muchas veces él rescataba algún esbozo o manuscrito y 20 o 30 años después lo terminaba».
En esa época no había tantas herramientas para ser más precisos, pero eso también tiene que ver con los mundos que él habitaba, que eran muy diversos. Eso de ponerle fecha para Villa-Lobos probablemente no era tan importante como para otros compositores, aunque fueran de la misma época y del mismo continente. Culturalmente, él no era súper afeccionado al dato preciso.
«Sí, todo eso, sumado a muchos otros factores también. Él era muy prolífico, quizás uno de los compositores más prolíficos del siglo XX, tal vez incluso universalmente hablando. Era una persona que compuso muchas obras. Tuvo de pareja a una persona que era su secretaria y que, tal como Anna Magdalena hacía con Bach, le preparaba manuscritos para después ser publicados. Y él viajaba mucho, fue muchas veces a París, se quedaba largas temporadas, eran viajes en barco… Todo funcionaba diferente de ahora. Y la música, para que se pudiera editar, debía tener un buen fundamento comercial, entonces muchas obras tuvieron que esperar mucho tiempo. Y con todo ese tiempo, la memoria falla. Así que en esta suite, que fue finalmente publicada a mediados de los años 50, habían piezas que había compuesto 50 años antes. Y en ese tiempo su estética había evolucionado. Además, él había firmado contratos con editores de Brasil y trataba de que esas obras quedaran liberadas para que fueran publicadas en París, que le convenía más. Estuve en el Museo Villa-Lobos y tuve la suerte de fotocopiar todos sus manuscritos para guitarra, para estudiarlos más adelante».
Heitor Villa-Lobos es un compositor que le interesa en particular, ¿no?
«Es un compositor que a cualquier guitarrista clásico le tiene que importar, especialmente si eres un guitarrista latinoamericano, porque hay una cuestión también de sentido de pertenencia a nuestra región latinoamericana. Por supuesto, a los brasileros les debe importar más todavía. Pero yo tengo una afinidad personal con Brasil y su música por un asunto familiar y de manera muy temprana. Mi papá vivió en Brasil, mi esposa creció en Brasil y yo he viajado a Brasil desde muy joven. El Premio Villa-Lobos, que fue el primer premio que gané, fue en Brasil y había personalidades importantes en el jurado. Y estaba Turibio Santos, que lo organizaba todo, él era el director del museo y conoció a Villa-Lobos personalmente, entonces nos contaba anécdotas. Mi papá, que vivió en Brasil, tocaba guitarra, tocaba bossa nova muy bien, entonces había una afinidad con la música brasileña desde muy chico en la casa y se conocía muy bien a Villa-Lobos. Entre las partituras que tenía mi papá estaban los Preludios de Villa-Lobos, y él los tocaba un poquito. En esta relación que uno hacía automáticamente con el bossa nova se daba cuenta inmediatamente de que Villa-Lobos había sido alguien importante. Y mi tercer disco fue de música de Villa-Lobos, lo hice con mucho cariño porque además fue una producción independiente».
En el caso de Fernando Sor, usted interpretará su Fantasía Op.7. ¿Esta obra en particular representa esto que llamamos Romanticismo, pero que en realidad es como un Clasicismo tardío?
«Sor es como el Beethoven de la guitarra. También sus primeras obras son más bien clásicas, con una gran influencia de compositores como Haydn y Mozart, y a medida que él va evolucionando obviamente también va adquiriendo una estética más propia del Romanticismo. Con Sor también siempre he sentido una afinidad especial. Me gusta mucho Beethoven, crecí con mi abuelo que era un músico amateur, un melómano y tenía una gran colección de discos, que yo la tengo ahora. Y lo que más tenía él de vinilos, eran de Beethoven. Era un gran beethoveniano. Tenía muchas versiones de todas las sinfonías y de todas las sonatas, con Arrau, por supuesto, pero había otros pianistas, los cuartetos de cuerdas, la Missa Solemnis, su concierto para violín, sus sonatas para violín».
¿Usted ve a Beethoven y Sor como figuras paralelas?
«Claro. Si te quieres acercar a Beethoven a través de la guitarra, toca Sor. O sea, Sor es la puerta para ese lado; es un compositor también que se nota que se influenció mucho de toda esa música, su contexto histórico es casi el mismo. No era alemán, pero eran casi contemporáneos, creo que tenían una diferencia de 8 años. Y la obra que voy a tocar en particular tiene una fuerte estética beethoveniana».
El programa de los conciertos del 14 y 15 de mayo cerrará con Sonatina (1957) de Lennox Berkeley, partitura que José Antonio Escobar interpretó en junio del año pasado, dentro de la 59a Temporada de Cámara UC, y que entonces calificó como «una obra muy importante del repertorio para guitarra sola», además de apuntar que «Berkeley es un compositor muy interesante, quizás un poco opacado por Benjamin Britten, que era una gran personalidad» (ver nota).
¿Es gratificante para usted poder volver a tocar esta obra tan luego?
«Es que no la he dejado de tocar. La preparé especialmente para el programa del año pasado, que era un programa inglés junto con Rodrigo del Pozo, y se cumplían 120 años del nacimiento de Berkeley».
La Sonatina de Berkeley hace un pequeño contrapunto, porque estamos en un universo iberoamericano, con un fuerte contenido latinoamericano en este programa.
«En realidad, Fernando Sor es un compositor muy europeo, no se le nota para nada lo español, especialmente en la obra que voy a tocar. Tiene algunas obras con ciertos atisbos, con españolismos, cosas del bolero, los fandangos. Pero esta obra es mucho más centroeuropea. Y en cuanto a Berkeley, si bien es un compositor que se le nota lo inglés por todos lados, se nota que a través de la guitarra se inspiró un poco también en la música española. Entonces le brotan por ahí ciertos aires de música flamenca, andaluza. Por otro lado, el segundo movimiento a mí siempre me ha parecido que él se inspira un poco en la estética de la música del jazz americano de principios del siglo XX. Sin embargo, siempre tiene un sabor bien francés, ya que él estuvo una larga temporada estudiando con Nadia Boulanger y tengo entendido que también tuvo cierta cercanía o por lo menos recibió algunos consejos de Maurice Ravel, que era un compositor que él admiraba mucho».
Por Romina de la Sotta Donoso | 10-05-2024 | Entrevista publicada originalmente en musica.uc.cl.
Desde música del siglo XII hasta La Pasión de Scrooge de Jon Deak y Hansel y Gretel de Engelbert Humperdinck, pasando por célebres creaciones de Bach, Haendel, Berlioz, Liszt y Messiaen, además de la ópera Vísperas de Navidad de Rimsky-Korsakov, la cantata Navidad en Chile de Pablo Délano y una sesión jazzística de Dave Brubeck son parte de nuestra programación especial.
Además de entregar las claves de los conciertos gratuitos de Navidad que la Camerata Unab ofrece con distintos coros y solistas durante diciembre, Felipe Karadima hace un balance positivo de este año, con cerca de 90 actividades, y anticipa los hitos de 2025.
Invitado por el Instituto Italiano di Cultura, el pianista piamontés abordará un repertorio que él mismo está rescatando en dos conciertos gratuitos que dará en Los Andes y Viña del Mar, el 29 y 30 de noviembre. "Estos compositores desarrollaron una importantísima operación de aggiornamento cultural porque tradujeron y trajeron a Italia a los grandes románticos alemanes", apunta.
El lunes 25 y martes 26 de noviembre, estrenará con Luis Orlandini y Gonzalo Cuadra obras comisionadas a Eleonora Coloma y a Rolando Cori. Y, el viernes 29, Alejandro Reyes ofrecerá una lectura nueva de la 2a Partita BWV 1004 de Bach, incluyendo corales y bajo continuo, junto a Vanessa Rojas, Javier Weibel y Oriana Silva, ahondando en el desgarrador luto que vivía el compositor. Dos nuevas propuestas artísticas paralelas a su rol en el Municipal de Santiago.
El estudiante de piano de la Universidad Austral y su colega Alejandra Veloso grabaron diez obras del compositor alemán en el disco Valdivianische Musik. Algunas son para piano solo y otras para piano a cuatro manos. Lo lanzarán el 21 de noviembre en Valdivia y el 29 en Concepción.
"Ellos superaron los límites de lo que se consideraba posible en el piano", indica Boris Giltburg y añade que en las sonatas que interpretará el 26 de noviembre "hay un cuento que la música quiere transmitir al público". El célebre pianista también entrega detales de sus grandes proyectos: la integral de Beethoven y El clave bien temperado.
El director chileno destaca la flexibilidad de la orquesta penquista, que lo eligió como su titular a sólo mese de su debut con la agrupación. Luis Toro Araya adelanta que planea hacer ópera y que es primordial darle espacio a los compositores nacionales jóvenes. Este mes está en Chile: el 7 y 8 de noviembre, vuelve a dirigir a la Sinfónica Universidad de La Serena, en los Wesendonck Lieder de Wagner, Beethoven y Schubert. Y después conduce a la Sinfónica UdeC.
El director y fundador de esta agrupación que tiene 20 años de existencia, hace un positivo balance de las recientes alianzas que han hecho y los nuevos públicos que están acerándose a una temporada que continúa e 23 de octubre con tres solistas nacionales. "Hemos tenido muchos solistas de muy buen nivel, con el apoyo de varias embajadas", comenta.
La obra fundamental del siglo XX será presentada en la 60a Temporada de Cámara UC el 22 y 23 de octubre, celebrando así los 150 años del natalicio de Arnold Schoenberg. El director chileno residente en Suiza, además, dirige a la Sinfónica Nacional Juvenil en la Séptima de Beethoven.