Juan Antonio Santis, fundador del Museo del Juguete: «Esta experiencia con la UC ha sido un cambio radical, en lo que significa sentirse apoyado, respaldado»
Juan Antonio Santis, fundador del Museo del Juguete: "Esta experiencia con la UC ha sido un cambio radical, en lo que significa sentirse apoyado, respaldado"
abril 28, 2024
A través de un comodato, la valiosa colección de más de tres mil juguetes que coleccionó por 23 años está teniendo una nueva vida a través de seminarios y exposiciones. También hay proyectos de nuevos libros e investigaciones, siempre con foco en la industria nacional del juguete que Chile tuvo una vez y las personas que lo hicieron posible.
photo_cameraJuan Antonio Santis, fundador del Museo del Juguete.
Más de 3 mil juguetes fabricados en Chile ha coleccionado durante 23 años Juan Antonio Santis (1963). Son piezas invaluables, en términos patrimoniales, pues cada uno de esos objetos ofrece un testimonio único de una época en la cual nuestro país tuvo una industria juguetera. En su conjunto, ofrecen una distinta manera de leer la historia chilena, los cambios sociales y, por cierto, cómo era comprendida la infancia entre fines de los años 30 e inicios de los años 70.
Esta colección, que se consolidó como el Museo del Juguete Chileno, Juan Antonio Santis la reunió a punta de esfuerzo y financiando cada adquisición de su propio bolsillo. Golpeó, dice en sentido figurado, diez mil puertas. Pero, y esto lo dice en forma literal, nunca hubo un apoyo real.
Hace poco, indica, esta situación cambió en forma radical. «Me siento apoyado y respaldado», asegura. Porque hace siete meses se firmó un comodato con la Universidad Católica que ya ha dado tres frutos concretos y que tiene programadas más acciones para los próximos meses.
En diciembre pasado, en el Centro de Extensión Oriente, 90 juguetes de la colección de Santis se exhibieron en la muestra «Pascua chilena: la Navidad de antaño». Y ahora es el turno de «Juguetes de madera, materia ancestral», que hasta el 30 de abril se expone en el Campus San Joaquín UC y que luego se instalará en el Centro de Extensión Pirque.
Además, a inicios de abril se realizó en el Campus Lo Contador el seminario «Juguetes del cono sur de América», con exposiciones de los investigadores Diego Lascano, Jordana Blejmar, Daniela Marsal y Hugo Palmarola, los dos últimos académicos UC. Juan Antonio Santis, en tanto, dictó la conferencia «Juguetes en la Unidad Popular».
Radio Beethoven conversó con Juan Antonio Santis sobre esa temática y sobre la nueva vida del Museo del Juguete UC.
¿Por qué decidió referirse en el seminario a esa época en particular?
«Porque suceden fenómenos particulares. Por los temas económicos, se cierran algunas fábricas, algunas otras son intervenidas y otras intentan apoyar el proyecto de la Unidad Popular, esforzándose de diferentes maneras. Y ahí, pasa algo muy interesante: aunque no es en gran medida, hay una ligera influencia soviética. Aparecen juguetes que son réplicas de los que se fabricaban en Rusia, como un cosmonauta, que es el mismísimo Yury Gagarin, que está hecho por una fábrica de plásticos en Chile y unos dos ejemplares más que tienen que ver. También está el proceso de concientización, por decirlo de alguna forma, de vía al socialismo a través de juguetes que venían normalmente en publicaciones como la revista Cabro Chico, que incluye recortables, por ejemplo, de los balnearios populares, la plaza de mi población, la granja socialista, etcétera. Es el último período, porque posteriormente al gobierno de la Unidad Popular hay cambios en las tasas arancelarias del país y es cuando radicalmente comienza a morir la industria juguetera. Son los últimos atisbos de una industria que en algún momento fue importante».
Claro, hubo una industria nacional que surge a fines de los años 30 y a mediados de los 70 decae abruptamente, pero fue muy importante.
«Exactamente. Y llegó a ser importante por varios factores. Hubo factores internos de los procesos industriales, y principalmente influyó la Corfo en esto. También hubo injerencias gubernamentales, como la creación del Comité de Navidad por el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, que se mantuvo justamente hasta el período de la Unidad Popular. Y también incidieron las guerras mundiales; la Segunda Guerra Mundial provoca a nivel mundial el desabastecimiento de juguetes importados y eso produjo un nicho que fue llenado por los industriales locales».
¿Cómo nace la alianza entre el Museo del Juguete y la Universidad Católica? ¿Es una donación que usted hace?
«No es una donación; se firmó una suerte de comodato en el que yo cedo todos los derechos de imagen y uso de mi colección que he reunido por más de 22 años, por lo tanto, ahora es el Museo del Juguete Chileno Universidad Católica, y todas las piezas son de la misma colección que se han ido reuniendo a través de estos años».
¿Juguetes de cuáles épocas incorpora su colección? ¿Qué nos puede decir sobre la variedad de juguetes, el volumen de este acervo?
«Estamos justamente trabajando en el catastro final y el volumen, ya seguramente superado, es de 3 mil piezas. Pero no sólo consta de 3 mil juguetes; la colección también contiene un archivo fotográfico, un depósito de documentos, matrices, cuanta cosa esté relacionada con la industria juguetera, porque en el fondo el enfoque no fue solamente coleccionar juguetes fabricados en Chile, sino que investigar quiénes estaban detrás de ellos, o sea la parte humana, los fabricantes, y eso ha sido una investigación ardua que se ha traducido, al menos hasta ahora, en tres libros publicados. Y ahora, trabajando con la Universidad Católica, hay proyectos de publicar otros libros respecto del tema».
¿Cuándo se firmó el comodato?
«Fue el 11 de septiembre de 2023».
La exposición «Juguetes de madera, materia ancestral» se inauguró el 4 de abril en el Edificio de Innovación Anacleto Angelini UC, en Campus San Joaquín. Fue curada por Juan Antonio Santis y reúne 90 objetos y luego se trasladará al Centro de Extensión Pirque.
¿Nos puede describir este conjunto de juguetes de manera que se exhiben en esta nueva exposición?
«Es bastante heterogéneo, porque hay diferentes formatos. Hay algunos juguetes de madera muy pequeñitos, que normalmente eran usados como dulceros, es decir, se le incluían dulces. Por ejemplo, Confitería Serrano usaba mucho este sistema. También hay juguetes de madera de gran formato, incluso un auto a pedales de madera que la connotada fábrica Patito lo fabrica en un primer momento en madera, y después ya los fabrica en lata. Y eso varía en todas las temáticas, hay animales, hay muchos vehículos, camiones, automóviles, grúas, etcétera».
¿Cómo ha sido el trabajo hasta ahora con la Universidad Católica?
«Los 23 años de hacer la colección fueron difíciles porque es algo que he costeado absolutamente en forma particular, lo que ha sido dificultoso. Golpeé diez mil puertas, por decirlo de alguna manera, he llegado a hablar con muchos presidentes de la República, ministros de Cultura, etcétera, y nunca hubo un apoyo real. Esta experiencia nueva con la Universidad Católica, que partió por el interés del rector Ignacio Sánchez, ha sido ya un cambio radical, en lo que significa sentirse apoyado, respaldado, por una institución del prestigio de la universidad».
¿Qué les diría a los auditores de Radio Beethoven como invitación a ver la muestra «Juguetes de madera, material ancestral»?
«Invito a todos los auditores de la Radio Beethoven, a la cual yo también sigo entusiastamente, a visitar la muestra ‘Juguetes de madera, materia ancestral’. La gente mayor se va a reencontrar con muchas cosas que fueron de su infancia, van a recordar esos tiempos maravillosos donde se jugaba con cosas que son tan simples, pero estéticamente tan bellas. Y para los niños también, porque se encuentran con un mundo que prácticamente desconocen, y van a ver con qué es lo que jugábamos los que fuimos niños ayer».
Juan Antonio Santis, antes del comodato, ya había realizado alrededor de 40 exposiciones en distintas ciudades de Chile y algunas en el extranjero. Siempre con una perspectiva técnico industrial y humana. Por cierto, Juan Antonio Santis hace un llamando abierto a la ciudadanía a colaborar con el museo, con información o bien documentos que incrementen la colección.
A parte de formar esta valiosa colección, ¿a qué se ha dedicado profesionalmente?
«Estudié en la Universidad de Chile licenciatura en Arte, con mención escultura, posteriormente un magíster en Filosofía, y un diplomado en museología, que ha sido en lo que más me he basado laboralmente toda mi vida. Pero también tengo algo que ver con este mundo, porque en 1996 creé la fábrica Histórica Figuras Militares, que fue una fábrica de soldaditos que hasta el día de hoy todavía se mantiene vigente, a un ritmo muy leve. Pero ha sido interesante porque el propósito fue crear figuras del mundo latinoamericano, con personajes propios de nuestra historia».
Con los uniformes y todo.
«Exactamente, con uniformología de la Guerra del Pacífico, e incluso uniformología inexistente, como fue la propuesta de Fray Pedro Subercaseaux, quien en 1913 hizo una propuesta de generar un uniforme propio, diferente de lo que usábamos de tendencia europea. Pero eso nunca existió finalmente».
O sea, existió en el plano de las ideas.
«Exacto, del diseño».
En su trabajo vinculado a la Guerra del Pacífico, ¿ocupa los uniformes rojo con azul y también los ocres?
«Ése fue un proceso muy interesante Cuando partí con eso, la poca literatura que había al respecto indicaba lo que decían los decretos militares, que tendía hacia el rojo con azul tan tradicional. Sin embargo, haciendo la investigación con mucho material escrito, con las fotografías, traduciendo los pantones en colores, se descubrió que fueron muchos los colores. No solamente un ocre, sino que se usó mucho un blancol, el ocre de camuflaje, también unos colores como azul cielo, que eran experimentales en Francia. Además, había muchos regimientos cívicos y en Coquimbo por ejemplo, la gente se reunía, juntaba fondos, conseguían las telas que pudieran conseguir y hacían los uniformes. Entonces, el Coquimbo se caracteriza por el uso de tela de mezclilla. Son cosas bastante curiosas que van apareciendo en el tema de la uniformología en la Guerra del Pacífico».
Desde la Sociedad de Folclor Chileno, la investigadora invita a la nueva edición de la Semana del Folclor Chileno que se realizará desde el 7 de mayo y que incluirá homenajes a Emilia Garnham y María Luisa Sepúlveda, además de actividades en liceos y publicaciones con documentos inéditos. "En el folclor entra absolutamente todo, la salud, la lingüística, las animitas... Todo", aclara.
Unas 560 páginas manuscritas suman nueve cuadernos escritos por la compositora chilena entre 1911 y 1924 y un cuadernillo de 1904, documentos que fueron donados a la Sociedad de Folclor Chileno. Para el presidente de la entidad, son sus "memorias", quien adelantará sus contenidos el 14 de marzo, en una actividad virtual.
La directora ejecutiva de la entidad adelanta los programas que ejecutarán a 70 años del hallazgo. También, la programación por del primer semestre y una próxima muestra retrospectiva de Hugo Marín, en conjunto con otras comunas.
Libros como El infinito en un junco, películas como La memoria infinita y obras musicales como el Oratorio de Navidad de Heinrich Schütz son algunas de las recomendaciones realizadas por el rector UC Ignacio Sánchez y los profesores Rocío Cortés, Mario Inzulza, Cristián Núñez y Fernando Soler, en una serie de cápsulas audiovisuales.
Once artículos, entre históricos y actuales, y de autores tan diversos como Pedro Humberto Allende, Gabriela Mistral, Pablo Soto y Tomás Brantmayer, reúne la nueva edición de la revista que será lanzada en la Universidad de Chile. "Queremos sostener la visión y el ideario de Domingo Santa Cruz", dice Yvaín Eltit, presidente de la Sociedad Bach.
Mario Inzulza, Rocío Cortés y Fernando Soler invitan a reflexionar a partir de la Pasión según San Mateo de Johann Sebastian Bach, una canción de Anita Tijoux y el disco Passion de Peter Gabriel, desde una novela de Chimamanda Ngozi Adichie, un poema de Jorge Luis Borges, el filme Silencio y el documental Human.
El ingeniero, chelista y director de Extensión de Telefónica del Sur lideró el rescate de la Casa Lüer y el desarrollo de la museografía que revisa 130 años de desarrollo tecnológico, con foco en las comunidades que lo hicieron posible.
La musicóloga revela dónde se conservan los mayores tesoros recientemente descubiertos en nuestro país y cuál partitura desaparecida sueña con encontrar.