Luis Toro Araya: "Creo que la música se trata de emociones; el sonido tiene que lograr conmover emocionalmente al auditor"
octubre 18, 2023
El director chileno residente en Suiza debuta en el Teatro Municipal de Santiago con un programa profundamente romántico. Aquí, habla de las obras de Schumann, Wagner y Tchaikovsky que interpretará y de lo que representan para él estos dos conciertos. También, de sus futuros compromisos.
photo_cameraLuis Toro Araya. Foto: Sara Pastor.
A sólo días de su debut en el Teatro Municipal de Santiago, el director Luis Toro Araya (1995) conversa con Radio Beethoven sobre el profundamente romántico programa que interpretará con la Orquesta Filarmónica de Santiago el 20 y el 21 de octubre.
Su debut en el escenario capitalino será con dos conciertos, y su programa incluye música de ópera, lo cual resulta particularmente interesante considerando que uno de los dos premios que obtuvo en mayo de 2022 en el Concurso Internacional de Dirección de Rotterdam (ICCR, por sus siglas en inglés), fue en la categoría de ópera. El otro premio que conquistó fue el del público (ver nota previa aquí).
Ahora, en Santiago, dirigirá la Obertura Genoveva, de Robert Schumann, Preludio y muerte de amor de Tristán e Isolda, de Richard Wagner, en un programa que se competa con la Sinfonía nº 6 Patética, de Piotr Ilich Tchaikovsky,
«El programa es bastante pesado desde lo emocional, porque son obras bien melodramáticas, pero es un programa muy lindo», dirá Luis Toro Araya.
El músico chileno radicado en Suiza hace seis años evalúa, además, sus últimos conciertos en Chile, en un atractivo programa que contrastó -y hermanó- a Schubert y Schoenberg y que condujo con la Orquesta de Cámara de Valdivia hace algunos meses.
Igualmente, el director residente de la Orquesta Nacional de España anticipa sus próximos compromisos.
A pocos días de debutar en el Teatro Municipal de Santiago ¿qué representa para usted esta primera actuación en ese escenario?
«Representa un gran honor, por distintos motivos. Primero, porque el Teatro Municipal es una de las instituciones más importantes del país y porque la Orquesta Filarmónica de Santiago tiene un nivel altísimo, de verdad tengo muchas ganas de trabajar con ellos. Por otro lado, son una orquesta y una institución que yo admiro mucho, desde toda mi vida, es una sala donde yo también viví como público conciertos muy lindos, que recuerdo con mucho cariño, en los años que viví en Santiago. Todos estos elementos hacen que sea simplemente una alegría ir a trabajar al Teatro Municipal».
Nacido en San Vicente de Tagua Tagua, inició sus estudios de violín con su propio padre, quien fundó una orquesta infantil en esa localidad, y luego se formó en la Escuela Moderna de Música. Tras haber sido violinista de la Sinfónica entre 2014 y 2017, Luis Toro Araya decidió emigrar a Europa y dedicarse a la dirección. Además de haber sido finalista en los concursos Von Karajan y de Rotterdam, en julio del año pasado fue nombrado Dudamel Fellow (ver nota aquí) y en febrero de este año lo renovaron para un nuevo período como director asistente de la Orquesta Nacional de España.
¿Qué nos puede decir del programa?
«El programa es bastante pesado desde lo emocional, porque son obras bien melodramáticas. Schumann siempre tiene un elemento dramático en su música bastante potente, un poco histérico. De él vamos a hacer su obertura de Genoveva, que es la ópera que compuso. Después tenemos a Wagner, que vamos a hacer Preludio y Muerte de Amor de Tristán e Isolda, que es una ópera tremendamente romántica, expansionista en cuanto a lo armónico, con una emocionalidad yo diría hasta un poco tóxica y peligrosa, porque tiene mucho que ver con los excesos en el tema del amor. Y, por último, la Sinfonía Patética de Tchaikovsky, que tiene una carga emocional tremenda, y que en mi interpretación es un réquiem para él mismo, para su propia vida. Yo creo que uno escucha bastante claro en cada movimiento las distintas etapas de la vida y cómo la vida se va apagando poco a poco, y de manera bastante trágica en el último movimiento. Es un programa que sí resulta bastante agotador en lo emocional, pero es un programa muy lindo. Creo que es un buen desafío y es un repertorio, además, con el que me siento muy cómodo. Creo que vamos a poder desarrollarlo muy bien».
Profundicemos en cómo interpreta usted la Sexta Sinfonía, Patética, de Tchaikovsky, como una especie de auto réquiem. Es muy interesante.
«Creo que lo más interesante tiene que ver con lo que pasó con Tchaikovsky, porque él murió muy poco después de que se estrenara la sinfonía y siempre ha habido dudas alrededor de su muerte, si fue un suicidio, o si no. Creo que nunca vamos a tener una respuesta a eso, pero me hace mucho sentido esta idea porque la obra está muy relacionada con la vida. El primer movimiento, por ejemplo, es muy evocativo de los momentos felices, de lo romántico, pero desde la mitad hacia adelante tiene un drama increíble que yo creo que alude precisamente a los momentos de más sufrimiento que uno experimenta desde lo emocional. El segundo movimiento podríamos decir que es casi como una alusión a los buenos tiempos de la juventud, es un poco pastoral, pero también tiene un aire muy melancólico, siempre está mezclado lo soñador y lo bonito, pero con un segundo tema que siempre resulta un poco más triste. El tercer movimiento, en mi opinión, si bien suena bastante glorioso y marcial, yo creo que tiene que ver con la alegría forzada de tener una máscara frente a la sociedad, y creo que cuando uno ha experimentado ese tipo de cosas siempre está la presión de tener que mantener una imagen, de tener que mostrarse feliz. El tercer movimiento es tan repetitivo y con un elemento rítmico tan presente y tan notorio, que yo creo que alude un poco a esa alegría forzada que a veces tenemos que poner en la cara durante el día a día. El cuarto movimiento es, yo creo, la expresión misma de lo que estaba sintiendo él en ese momento; es un movimiento totalmente abrumador en lo emocional, con mucha desesperación, con mucha tragedia. Llega a un momento en el clímax, justo antes del final, en el que se siente el tema de la muerte y que la vida se apaga poco a poco. Ésa es mi interpretación, porque es muy claro,. Yo, al menos, lo veo de manera muy clara en esa dirección».
Pensando que es un programa particularmente emocionante, de grandes, profundas e incluso tóxicas emociones, ¿cuál es el rol que usted le asigna a la emoción en la música de tradición escrita?
«Lo he dicho antes, creo que el fin de un concierto es conectar con el público a través de la emoción. Yo creo que la música se trata de emociones. Cada colega tiene un enfoque diferente para las obras, puede ser más efectista, puede ser más a través de la estructura, puede centrarse en la diferencia de las dinámicas, en los tempo, etcétera. Mi forma de ver la música tiene mucho que ver con el sonido, con la calidad de sonido. Yo creo que da lo mismo el tipo de música que sea, de la época que sea: cuando uno escucha un sonido que es lindo o que evoca cierto tipo de emociones, cuando hay cierta calidad en el sonido, ahí es cuando uno siente algo. Cuando algo se mueve, digamos, en el alma, y está esa sensación inexplicable de por qué me emociona esta música, y yo creo que es por eso; es porque el sonido apela a esa emotividad. Siempre que dirijo trato de que ése sea mi camino, ése es el objetivo adonde quiero llegar: que el sonido tenga esa sensibilidad, ya sea desde atmósferas más felices, más pastorales o cosas más nostálgicas o más trágicas, pero el sonido tiene que lograr conmover emocionalmente al auditor».
En este programa que usted dirigirá en el Teatro Municipal de Santiago, tenemos lo que sería una escuela propiamente alemana, y por otro lado, tenemos la tradición rusa a través de Tchaikovsky. Sin embargo, en este programa estos caminos, que son caminos paralelos, parece que se pudieran potenciar uno al otro. Es un punto de encuentro para música que viene de lugares y de tradiciones distintas y que, sin embargo, para el auditor puede resultar no tan distante, ¿no?
«Absolutamente, tienes toda la razón. Sobre todo porque la tradición de música germánica romántica y posromántica, que Wagner abrió sobre todo y que compositores románticos y posrománticos como Bruckner, Mahler y Schoenberg se nutrieron mucho de él en comparación a la tradición rusa que viene desde Glinka, Mussorgsky y Rimsky-Korsakov, hasta Rachmaninov incluso, pasando obviamente por Tchaikovsky. Estilísticamente sí tienen caminos muy distintos y ya en su tiempo se diferenciaban el uno del otro, conscientemente incluso. Pero aquí volvemos un poco a la pregunta anterior, creo que el punto de conexión en este programa es el tipo de emociones que evoca. Ya hablamos de la Patética, de la nostalgia de la tragedia que evoca, en el caso de Tristán, si bien no va por el camino ruso de orquestación o del color de sonido, la emocionalidad sí es parecida porque Tristán e Isolda es una ópera que alude mucho a los extremos de la emocionalidad, sobre todo con respecto al amor. Está esa relación tóxica, febril, que tienen Tristán e Isolda, que viene desde una poción mágica que los hace enamorarse y de que no haya mañana, la verdad, porque se encuentran en la noche y sienten que la vida se va a acabar y que sólo se tienen el uno al otro, y creo que este tipo de emociones de éxtasis conecta muy bien y, como dices tú, potencia una obra a la otra. Lo podemos ver en Genoveva también, que es una música muy llena de histeria. Siempre hay mucha histeria en la música de Schumann, y la obertura Genoveva es como una hermana pequeña de la obertura Manfred, que es la más famosa. Si bien no es tan densa y no es tan larga como Manfred, creo que Genoveva también alude a esa intensidad en la emoción. Y ahí se conectan muy bien las tres obras».
¿Qué les diría a los auditores de Radio Beethoven como invitación a sus conciertos en el Teatro Municipal de Santiago?
«A todos los amigos de Radio Beethoven, con mucho cariño los quiero invitar a que nos acompañen en nuestros conciertos esta semana en el Teatro Municipal, con la Orquesta Filarmónica de Santiago. Creo que es una una buena experiencia para conectarse con una paleta muy grande de emociones que todos tenemos, quizás guardadas o no tan guardadas, en algún lado de nosotros mismos, pero que es una experiencia para ver y para analizar emociones como la nostalgia y la melancolía, para ver qué producen en nosotros, para analizarlas y para aprender también. Creo que va a ser un programa simplemente lleno de música hermosa emotiva y que va a ser una linda noche, así que me encantaría que nos acompañaran. Además que va a ser mi debut en el Teatro Municipal de Santiago, lo que es un tremendo honor. Espero espero verlos a todos ahí».
Ahora, de lo que ha sucedido desde la última vez que hablamos, ¿qué le gustaría comentar a usted respecto de las actividades que ha tenido o de algún futuro concierto?
«Desde la última vez que hablamos sucedieron los conciertos en Chile que hice en agosto y que salieron muy bien. Fue de verdad un agrado trabajar con la Orquesta de Cámara de Valdivia y volver a la Orquesta Sinfónica de La Serena. Fueron proyectos lindos, como ya lo habíamos comentado (ver nota previa aquí), combinando a compositores que me gustan mucho, como Schoenberg y Schubert, con música chilena, además, de Tomás Brantmayer y de Manuel Bustamante, lo que siempre es importante para mí. Hay planes para el próximo año con La Serena, que es una orquesta a la que yo le tengo muchísimo cariño y que me dieron la oportunidad de trabajar con ellos cuando yo era muy joven aún. He estado también volviendo a España, con la Orquesta Nacional, donde sigo con mi rol de asistente. Abrimos la temporada hace poco con el violinista Frank Peter Zimmermann y con el director titular David Afkham. Después se vienen muchos conciertos. De acá vuelvo a asistir a España con la Nacional, y con ellos voy a tener una gira dirigiendo: vamos a La Rioja el próximo año con el guitarrista Pablo Sáinz Villegas; vamos a hacer el Concierto de Aranjuez, lo que es un tremendo honor obviamente, hacer esa música en ese país. Ya hay conciertos también planeados en noviembre en Bélgica, y en Alemania en diciembre, y en febrero vuelvo a la Orquesta del Principado de Asturias, también en España. Además, voy a estar asistiendo una ópera en Bélgica, también el próximo año. Hay bastantes cosas planeadas para Chile para el próximo año, espero que ya más hacia fin de año se puedan adelantar con más detalle».
Coordenadas 18 horas, viernes 20 de octubre | 19 horas, sábado 21 de octubre. Teatro Municipal de Santiago (Agustinas 794), con entradas desde $3.000 a $39.500. Más informaciones en municipal.cl.
El estudiante de piano de la Universidad Austral y su colega Alejandra Veloso grabaron diez obras del compositor alemán en el disco Valdivianische Musik. Algunas son para piano solo y otras para piano a cuatro manos. Lo lanzarán el 21 de noviembre en Valdivia y el 29 en Concepción.
"Ellos superaron los límites de lo que se consideraba posible en el piano", indica Boris Giltburg y añade que en las sonatas que interpretará el 26 de noviembre "hay un cuento que la música quiere transmitir al público". El célebre pianista también entrega detales de sus grandes proyectos: la integral de Beethoven y El clave bien temperado.
El director chileno destaca la flexibilidad de la orquesta penquista, que lo eligió como su titular a sólo mese de su debut con la agrupación. Luis Toro Araya adelanta que planea hacer ópera y que es primordial darle espacio a los compositores nacionales jóvenes. Este mes está en Chile: el 7 y 8 de noviembre, vuelve a dirigir a la Sinfónica Universidad de La Serena, en los Wesendonck Lieder de Wagner, Beethoven y Schubert. Y después conduce a la Sinfónica UdeC.
El director y fundador de esta agrupación que tiene 20 años de existencia, hace un positivo balance de las recientes alianzas que han hecho y los nuevos públicos que están acerándose a una temporada que continúa e 23 de octubre con tres solistas nacionales. "Hemos tenido muchos solistas de muy buen nivel, con el apoyo de varias embajadas", comenta.
La obra fundamental del siglo XX será presentada en la 60a Temporada de Cámara UC el 22 y 23 de octubre, celebrando así los 150 años del natalicio de Arnold Schoenberg. El director chileno residente en Suiza, además, dirige a la Sinfónica Nacional Juvenil en la Séptima de Beethoven.
El director sueco debuta el 20 de octubre en el Ciclo Bach Santiago, con dos cantatas y un motete del genio barroco. Además, dirige en tres conciertos a la Orquesta de Cámara de Chile. ""Estoy tan contento por estar de vuelta y reencontrarme con todos mis amigos en Chile, tanto de la Orquesta de Cámara de Chile como de la Universidad Católica. Siempre han sido colaboraciones artísticas muy buenas", dice.
La excepcional intérprete e investigadora que ha sido premiada con el Diapaon dÓr y dirige el Museo San Colombano en Bologna, dará un recital de clavecín el 3 de octubre en la Temporada de la Fundación Guitarra Viva.
Una de las partituras más espirituales del célebre compositor estadounidense será interpretada junto al Ensamble Vocal Taktus que dirige Javiera Lara Salvador. Será el 4 de octubre en la Catedral de Santiago.
El domingo 29 de septiembre, la intérprete chilena dará un recital en Leipzig como cierre de una beca que le permitió tener en casa un clavicordio que perteneció a Herbert Collum. Abordará repertorio iberoamericano, con obras encontradas en Chile.