Un encuentro a través del tiempo entre dos grandes voces con biografías opuestas. Esa es la premisa de Callas, la hija del destino, obra de teatro que el Teatro Municipal de Santiago estrena de forma absoluta el jueves 12 de octubre en la Sala Arrau como parte de su Ciclo Callas, que celebra el centenario de nacimiento de Maria Callas, diva universal de la ópera e icono del siglo XX, y el que también contempla el estreno mundial en noviembre del ballet Callas, la Divina, de la coreógrafa belga-colombiana Annabelle López Ochoa.

Funciones a las 19 horas, de jueves a sábado, hasta el 21 de octubre en Agustinas 794, con entradas por $20.000.

Esta nueva producción del Teatro Municipal de Santiago, Callas, la hija del destino cruza las experiencias de la soprano de ascendencia griega nacida en Estados Unidos y la soprano chilena de fama internacional Claudia Parada. Fue comisionada a la dramaturga Ximena Carrera, quien además contó con la colaboración de la hermana de la artista nacional, Maritza Parada.

Aunque Claudia Parada fue convocada en una ocasión para reemplazar a la famosa cantante en el Teatro alla Scala de Milán, en lo que fue una noche decisiva para su carrera, al parecer no hubo mayores antagonismos entre ellas. De hecho, Parada era fiel admiradora de Callas y, con el tiempo, establecería un vínculo profesional y amistoso con ella. Pero mientras Callas era asediada por la prensa sensacionalista por motivos ajenos a su oficio, Parada conquistaba admiradores por todo el mundo gracias a su trabajo. Y cuando la carrera de Parada iba en ascenso, llegando a materializar 40 años en los escenarios, la de Callas descendía, con apenas unos 15 años de trayectoria.

La obra cuenta con la dirección del reconocido director teatral Jesús Urqueta, además de dos estrellas como protagonistas: Blanca Lewin, en el papel de Maria Callas; y Claudia Cabezas, como Claudia Parada. Asimismo, el equipo creativo lo conforman también Loreto Martínez Labarca, en el diseño integral; Marcello Martínez, en el diseño musical; y Madelene Vásquez, quien fue la asesora en canto lírico.

“Parada parecía haber decidido su destino desde muy pequeña y por ello, abocar su vida entera al ejercicio de su arte. En relación a ello, surgió una pregunta que, para mí, recorre la obra completa: ¿hasta qué punto María Callas eligió su carrera? Por sus entrevistas y su autobiografía, pareciera ser que por momentos el canto era una forma de visibilizarse frente al ‘otro’ más que el producto de una vocación consciente, generando un conflicto interno e irresoluto entre la diva y la mujer. Callas y Parada, son para mí, dos vidas sumamente distintas unidas por una devoción escogida o no, a la escena, al canto, a lo sublime”, dice Ximena Carrera.

Por su parte, Jesús Urqueta propone un universo de pesadilla donde Callas agoniza tanto en el mundo de la ópera como en su vida personal, mientras Parada comienza un ascenso guiado por su talento y disciplina. “El texto de Ximena Carrera es el impulso para que Blanca Lewin y Claudia Cabezas armonicen desde sus cuerpos y voz una relación que transita entre lo bello y lo terrible, entre lo trágico y lo sublime, entre lo virtuoso y lo imperfecto; donde el vínculo artístico, que las une y separa, se tensiona desde la actuación con humanidad y la toma de decisión desde el presente. Trabajar en esta obra significa un gran honor, al ser parte de un espacio tan importante en la vida cultural de nuestra ciudad y país”, apunta.

La obra se enmarca en la línea programática exitosamente inaugurada la temporada pasada por Arrau, el otoño del Emperador, también con guion de Ximena Carrera, que busca poner sobre el escenario el legado de grandes artistas chilenos. Su asesoría curatorial estuvo a cargo de Javier Ibacache.

Información: Teatro Municipal de Santiago.