Prácticamente toda su vida ha estado el músico catalán Gerard Ramos involucrado en el mundo coral. De niño cantaba en el coro del Conservatorio de Tarragona, su ciudad natal, donde estudió desde los 10 años piano y canto, y al salir del colegio, ingresó a la Escola Superior de Música de Catalunya, donde se licenció en dirección coral. Luego, saltó a Dresden, Alemania, ciudad en la que realizó un magíster en esa disciplina en la Hochschule für Musik Carl Maria von Weber.

“Lo que más me gustaba de la vida, lo que para mí siempre fue la experiencia más significativa de mi vida, fue cantar en coro”, dice el artista, hoy instalado en el Instituto de Música de la Universidad Católica, hasta donde llegó para tomar la posta, de manos de Mauricio Cortés, del Coro de Cámara UC, así como asumir labores académicas en su disciplina. Hace poco más de un mes tuvo su debut con el Ciclo Bach Santiago, que iniciara su recordado colega Víctor Alarcón, figura emblemática del canto coral chileno. Así fue como, en la Parroquia La Anunciación de Providencia, dirigió la trigésima entrega, con las cantatas BWV 27 ¿Quién sabe cuán cerca está mi fin?, BWV 109 ¡Creo, Dios amado, ¡ayuda a mi incredulidad! y BWV 62 Ven, Salvador de gentiles. Ahora, el Coro de Cámara se prepara para participar del Concierto de Navidad UC, que se efectuará el 15 de diciembre a las 19:00 horas en Campus Oriente, donde se unirá a otros elencos para interpretar la Misa de Gloria de Puccini y Música para los Reales Fuegos de Artificio de Haendel.

“La voz tiene algo que es único, que es que es el instrumento que uno lleva, entonces cuando uno está usando la voz, de alguna manera no puedes dejar de decir la verdad. Uno está poniendo la verdad en frente de todas las cosas, es como si se desnudara, te pones ahí y estás cantando, y le estás mostrando a la gente quién eres tú, porque en la voz están nuestras mañas, nuestros traumas, están nuestras virtudes, está todo allí. Tú pones eso al servicio de un grupo en el cual todas las personas están participando con la misma acción que tú, y eso crea un colectivo muy potente, muy potente”, reflexiona Ramos sobre su instrumento y sobre su pasión por el canto colectivo. De hecho, una de las vivencias de su juventud que recuerda con más cariño eran sus viajes a Alemania para participar de C.H.O.I.R., un festival coral interregional que todavía se realiza en la ciudad de Ochsenhausen, ubicada en el Estado de Baden-Würtemberg. Ahí vivía una verdadera comunión. “La experiencia de hacer armonías con otras personas es única. Una cosa es tocar un instrumento y mediar con el instrumento y crear sonido comunitario, pero en el coro eres tú quien está vibrando con las otras personas. Entonces, yo creo que eso es una experiencia que marca, y yo creo que cualquier persona que cante en coro yo creo que podrá decir lo mismo, no es algo que sea mío, no es algo raro, además que el repertorio coral siempre me gustó, también por la unión del texto y la música; me interesa mucho la poesía, entonces si un texto ya es sublime, hay una resublimación de ese texto cuando se convierte en música”, dice el director.

Milagro coral chileno

Sus años en Alemania fueron muy exigentes: “Yo llegué y tuve que nivelarme (…) Yo tocaba piano desde los 10 o 12 años, pero allá mis compañeros tocaban piano desde los 4 años y habían cantado en coros de estos internos, como niños de monaguillos, también desde los 12. Mis compañeros eran personas que, de alguna manera, a los 15 años, ya eran completos profesionales de la música”. En Alemania, explica, la figura del director no se concibe sin un manejo absoluto del piano, “por arriba y por abajo”, dice riendo. “Evidentemente yo solo puedo hablar desde mi experiencia, y mi experiencia es que me parece tremendamente difícil aprender una partitura sin piano. Yo no sabría, porque esa es mi formación, yo aprendo la música al piano”, explica.

“La voz tiene algo que es único, que es que es el instrumento que uno lleva, entonces cuando uno está usando la voz, de alguna manera no puedes dejar de decir la verdad. Uno está poniendo la verdad en frente de todas las cosas, es como si se desnudara, te pones ahí y estás cantando, y le estás mostrando a la gente quién eres tú».

Gerard Ramos

De Alemania saltó a un paisaje parecido, pero al otro lado del mundo y con una trayectoria musical muy diferente: la ciudad de Frutillar, donde se incorporó al Teatro del Lago en 2019. “Estuve tres años, dos de ellos encerrado”, cuenta. Allí cumplía principalmente dos roles: director del área vocal y director coral. Desde ese lugar pudo apreciar más de cerca la evolución de la escena coral chilena, y también la distancia, todavía grande, del desarrollo cultural que se aprecia entre los grandes centros urbanos y el mundo más regional. En su opinión, Chile está acerándose a un momento que se puede denominar “milagro coral”, y que justamente alude al salto que países con tradiciones corales no tan desarrolladas, como en su minuto fue Suecia, por ejemplo, dieron de la mano de figuras que tuvieron la capacidad de conducir ese crecimiento, como lo fue Eric Ericson en el país escandinavo: “Siento que Chile está en ese momento. Chile es un país que tiene una tradición coral muy vasta, sobre todo en Santiago, que está extendida en regiones -sabemos que hay coros muy buenos en la región del Bío Bío y más al sur (…) Está pasando también que algunos de estos coros empiezan a tener directores que se formaron en Europa, Estados Unidos y que tienen muy buen nivel; también tienen coristas que tienen ya formación profesional y está empezando a surgir el fenómeno profesional. Y de hecho existen ya en Chile algunas agrupaciones profesionales o semi profesionales que tienen un nivel muy bueno, ya alcanzando lo que sería un estándar internacional. Hay dos universidades que apostaron por tener una carrera de dirección coral, la Universidad Católica y la Alberto Hurtado. Esto responde a una necesidad–país de tener líderes que sean capaces de guiar este milagro coral, de hacer de estos coros amateuriales instituciones que se pongan a un nivel o estándar internacional, y yo tengo la confianza de que esto va a pasar pronto. Yo creo que en 10 o 15 años más Chile va a gozar de un nivel coral muy, muy bueno”.

Vincularse, salir, probar

Gerard Ramos está concentrado en su actividad en el Instituto de Música de la UC. Su labor como director del Coro de Cámara le implica mucho trabajo de investigación y estudio de repertorio, pensar la programación y un plan a futuro. Si bien lleva pocos meses al mando, el artista tiene claros sus sueños para con la agrupación de 42 años de vida: aumentar su visibilización: “Para mí es absolutamente principal, importante, urgente, que el Coro de Cámara se sitúe como un elenco conocido, importante, y ahora, no solo por su tradición y por lo que significa para el país históricamente y para la universidad, sino por el hoy, el hoy día del Coro de Cámara”. Esto, explica el director, pasa por dos líneas: incrementar la actividad de extensión y la vinculación con el medio. Lo primero dice relación con la actividad artística propiamente tal, en distintos escenarios, mientras que lo segundo implica “que el coro también sea capaz de participar de proyectos pedagógicos que no tienen que ver con hacer un concierto, sino quizás dar a conocer el funcionamiento de un coro a estudiantes, escolares y relacionarse con el entorno desde la vocación comunitaria, que es algo que como coro de una universidad católica me parece también que es fundamental, porque está en la esencia católica de la universidad ese deber comunitario”.

Por lo pronto, además de la presentación en el Concierto de Navidad de la UC, el Coro de Cámara de la institución está próximo a realizar audiciones abiertas. Esas se efectuarán el 19 y 21 de diciembre, y para participar solo se requiere haber tenido experiencia coral previa. Las personas interesadas pueden estar atentas a las redes sociales del IMUC, o bien enviar un mail a corodecamarauc@gmail.com indicando nombre, apellido, teléfono y cuerda a la que postulan.

Más adelante aun, en abril, ya está confirmada la participación de la agrupación en el Concierto de Semana Santa de la UC, donde se interpretará la Música para el Funeral de la Reina María, de Henry Purcell, “una obra magnífica del barroco inglés, de verdad es una obra que es notable”.

Por Marisol Silva.

Fotos: Carlos Arriagada.