René Silva: "La rebelión del Nazareno puede ser considerada muy religiosa y en otros momentos, muy profana"
noviembre 22, 2022
Nicolas Rauss dirige a solistas y elencos Usach en el estreno del nuevo oratorio del compositor chileno. "Mi interés por la religiosidad popular no viene solamente de la búsqueda de algo melódico y rítmico, sino también de un fenómeno social que ocurre en torno a estas fiestas", señala René Silva.
photo_cameraRené Silva. Foto: Angelina Dotes | Facultad de Artes UC.
Primero se formó como profesor de música, en la Universidad Andrés Bello. Luego, como compositor y magíster en Artes mención composición en la Universidad de Chile. Acaba de doctorarse en Artes mención Música en la Universidad Católica, y es académico de la Universidad Austral.
René Silva (1984) tiene un nutrido catálogo, con composiciones para los más diversos formatos. Tiene, por ejemplo, dos óperas: La Rara. Ópera Violeta en tres jornadas (2019) y La Malén. Ópera para niñxs (2018). Esta última fue estrenada en Panguipulli y luego tuvo tres funciones en el Teatro Municipal de Las Condes, con la dirección de Rodolfo Fischer (ver nota aquí).
Entre sus obras de cámara se destacan Cerro Chena. Estación de la memoria (2014) obtuvo el segundo lugar en el Concurso Luis Advis y Cantata por las ánimas del Baker (2014), mientras sus obras sinfónicas incluyen Y todavía tiene una pena… (2012), que estrenó la Sinfónica Universidad de Concepción y que después fue también programada por la Sinfónica Universidad de La Serena y por la Sinfónica Nacional de Chile.
Este compositor santiaguino ha escrito para las más diversas combinaciones. Por ejemplo, Cantata por las ánimas del Baker (2010) es para soprano 12 guitarras y contrabajo, y en mayo pasado, la Orquesta Sinfónica Estudiantil Metropolitana que dirige Christian Lorca, con la familia Lizana como solistas, estrenaron su Concierto Errante, que es para organillo y orquesta juvenil.
Ahora René Silva vuelve a trabajar con la Orquesta Clásica Usach, agrupación que en 2017 estrenó su obra Ocultaron las estrellas, pero quedan las estelas… (del cielo azul), homenaje a los 70 detenidos desaparecidos de Paine.
La dirección estará nuevamente a cargo de Nicolas Rauss, ahora como director invitado y participará también el Coro Sinfónico Usach, que dirige Andrés Bahamondes, además de tres solistas vocales: la soprano Tabita Martínez, el contratenor Boris Bustos y el barítono Javier Weibel.
El miércoles 23 de noviembre, se ofrecerá el estreno absoluto del oratorio La rebelión del Nazareno, de René Silva. El concierto marcará el cierre de Minga, encuentro de poesía y música desde Chiloé, y los textos del oratorio son del poeta chilote Nelson Zúñiga. Entradas gratuitas aquí.
Radio Beethoven conversó con el compositor, respecto de esta nueva creación y también de religiosidad popular, una de sus mayores pasiones.
¿Cómo ha sido su relación con la Orquesta Usach?
«Es la segunda colaboración que tengo con la Usach. La primera fue en 2017, cuando me comisionaron una obra para la temporada. Se llama Ocultaron las estrellas, pero quedan las estelas (del cielo azul), y ahí trabajé por primera vez con Nicolas Rauss y con la Orquesta Usach».
¿Cómo fue la experiencia de la comisión anterior con la Orquesta Usach?
«Fue súper buena. La Orquesta Usach es una orquesta súper colaborativa, tiene una dinámica de trabajo muy cercana y colaborativa por sacar bien la obra. No es una orquesta que toque lateada las obras que comisionaron, o sea, es una orquesta que se la juega por sacar lo mejor de las obras que encargan y se nota que les gusta tocar música nueva, que les gusta tocar música chilena».
La obra que se estrenará ahora en la Usach, La rebelión del Nazareno, tiene una estrecha relación con un texto escrito. ¿Nos puede hablar de eso?
«Claro. Esta obra viene de un poemario que se llama Borradores del Nazareno, del poeta chilote Manuel Zúñiga, hoy en día radicado en México. De ese poemario yo selecciono los catorce poemas que conforman el oratorio La rebelión del Nazareno. Decidí cambiarle el nombre porque sentí que aludía de manera más directa aquello a lo que apuntan los textos y menos al texto escrito, como sucede con la palabra ‘borradores'».
De este poemario en particular, ¿qué fue lo que lo motivó?
«Fueron varias cosas. Primero, la poesía de Manuel Zúñiga. Es la tercera obra que escribo con poemas de él, la primera fue la Cantata por las ánimas del Baker, basada en su poemario La isla de los muertos, eso fue en 2010. Después, en 2014 escribí unas canciones para barítono, viola y piano, obra titulada Canciones humanas, que proviene del poemario Indigentes. Y ahora esta nueva obra, La rebelión del Nazareno, basada en Borradores del Nazareno. Entonces, por un lado está la poesía de Manuel Zúñiga que me encanta; es muy musical, es una poesía que cuando la leo de inmediato me invita el sonido, me suenan ideas de inmediato, y por otro lado está la temática que aborda que en el caso de este oratorio es una historia imaginaria que crea Manuel Zúñiga en torno a la imagen del Nazareno de Caguach, que se encuentra en la iglesia de Castro. A través de su poesía, y luego de escuchar a tanta gente que le va a pedir cosas, esta figura decide un día bajar de la cruz y salir a vivir como hombre».
¿Cuáles son los recursos que usted utiliza de la música de tradición escrita? ¿Qué tipo de obras es ésta?
«Es un oratorio que tiene orquesta, coro y tres solistas; barítono, contratenor y soprano. Es una que toma elementos de la música contemporánea, pero que también dialoga con la música tonal, con la música modal, con guiños al folclor y por supuesto, en específico al Chiloé que alude el poemario».
¿Le gustaría invitar a los auditores de Radio Beethoven a este concierto en la Usach con el estreno de La rebelión del Nazareno?
«Claro. Los invito a este concierto, van a poder escuchar dos obras; la obra de Enrique Soro, nacido en 1884, y la de este humilde servidor, nacido en 1984. O sea, tenemos 100 años de diferencia entre el nacimiento de ambos compositores, por lo cual va a ser una bonita panorámica de la música chilena, con dos compositores que tenemos cien años de diferencia entre nuestros nacimientos. En el caso particular de mi obra, es un oratorio que puede tener distintas lecturas; puede ser considerado como algo muy religioso y, en otros momentos, muy profano. La poesía de Manuel Zúñiga mezcla y combina elementos de la religiosidad popular en específico del sur de Chile, y más en específico aun, relacionados con la fiesta del Nazareno de Caguach y con todo tipo de creencias donde se mezclan sincretismos y distintas combinaciones que caracterizan parte de la religiosidad popular de nuestro país».
¿Qué es lo que más valora usted de la religiosidad popular, sobre todo de aquellas expresiones o prácticas que incorporan formas musicales o danzas? Porque sé que usted se ha integrado a activamente a la práctica de los Bailes Chinos. ¿Cómo llegó al mundo de la religiosidad popular, que es musicalmente tan rico? ¿Lo conoció desde la infancia o de grande? ¿Cómo llegó ahí?
«La religiosidad popular es algo que empezó a fascinarme cada vez más, mientras más lo iba conociendo más me iba fascinando. Comencé investigando la Fiesta de la Tirana, hace varios años, cuando escribí un Concierto para tuba que estrenó la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, y finalmente terminé tocando en la Fiesta de La Tirana. Algo similar me pasó con la Fiesta de Andacollo, que también empecé a hacer investigaciones, trabajo de campo y recopilación de música, y terminé chineando con un baile de La Serena. En general, lo que me ha ocurrido con la religiosidad popular es que por un lado está presente la música, el sonido es un elemento central no solamente para la danza, sino que un elemento que conforma el corpus patrimonial de lo que significa una fiesta de la religiosidad popular, donde no solamente vemos el hecho de la danza, del baile, sino que también vemos una serie de elementos que lo rodean. O sea, cuando uno está en una fiesta de la religiosidad popular, además de estar escuchando música, de estar viendo bailes, uno está sintiendo olores, está sintiendo vibraciones, melodías que se mezclan, que se escuchan a la distancia. Son fiestas en las que se producen fenómenos acústicos muy interesantes y que, como compositor, mientras más lo iba conociendo más me iba fascinando ese mundo, porque es una mezcla de elementos».
Es interesante que tenga las dos experiencias, la de La Tirana y la de Andacollo, porque son muy diferentes. La de La Tirana en las últimas décadas se ha visto más dominada por los bronces, con influencia de sectores de Perú y Bolivia, y la de Andacollo todavía tiene un núcleo potente de bailes chinos, cuya sonoridad es otra cosa; hay canto a lo poeta, se declama, conviven con los bailes turbantes, con agrupaciones de un volumen sonoro menos gigante, por decirlo de alguna manera.
«Es cierto. Es bonito ver cómo las fiestas van variando y se van transformando según los territorios, según la gente que transita en ellas. Tal como tú dices, en La Tirana hay mayor influencia de los carnavales andinos de Bolivia y de Perú, y bien en específico de Oruro, que es una localidad que está bastante cerca. Allí transitan varios músicos que van a La Tirana y también van a tocar a Oruro, a Ayquina y a Puno en Perú, entonces hay un diálogo ahí con los bronces mucho más cercano, y que es totalmente distinto al a lo que ocurre en Andacollo, que es otro tipo de fiesta, que tal como tú decías, están más presentes los bailes chinos, hay otro tipo de presencia donde no está el grosor del bronce. Están los bailes de indios, por ejemplo, que acompañan más bien de percusión. Entonces, acústicamente son dos fiestas muy diferentes. Por más que tienen una dinámica muy similar, uno puede encontrar colores sonoros muy diferentes».
La rebelión del Nazareno fue comisionada por la Orquesta Clásica Usach y será grabada para publicarse en un disco, a través de Aula Records. Incorpora textos de Borradores del Nazareno (2014), poemario del escritor chilote Manuel Zúñiga en el cual Jesucristo baja de la cruz. Lo hace en la multitudinaria Fiesta del Nazareno de Caguach.
Usted ha trabajado con hartas orquestas chilenas. ¿cuántas ya han interpretado obras suyas? ¿Cómo se siente respecto de eso?
«A ver, Concepción, La Serena, la Católica de Valparaíso, la Andrés Bello, la Orquesta de Cámara, la Orquesta Usach, la Sinfónica de Chile… Por lo menos unas siete orquestas han interpretado mi música. Me han estado invitando los últimos años a las temporadas oficiales, me han comisionado obras, y han surgido buenas colaboraciones también. Es un honor, la verdad, que a uno le estén encargando música».
La forma ideal de trabajar como compositor es contar con la oportunidad de escuchar, afuera de su propia mente musical, cómo suena la obra. ¿Cuán relevante considera que se les dé a los compositores chilenos esa oportunidad?
«Es súper relevante. Y ahí ha sido bien interesante el trabajo que han hecho algunas orquestas, como por ejemplo, la Usach, que cuando uno ve su programación, todos los años tienen varias obras que las comisionan, que las pagan y que las estrenan. Nicolas Rauss es un fue un eje importante cuando él fue director titular de la Usach, de empezar a comisionar obras, y también lo fue Alejandra Urrutia cuando estuvo en la Orquesta de Cámara. Es una labor súper importante, y debiese darse de manera más transversal en todas las orquestas, porque esto al final ha surgido por iniciativas principalmente de directores y directoras, pero debiese instalarse como una política de las orquesta».
Estoy completamente de acuerdo, sobre todo cuando tienen financiamiento del Estado.
«Con más razón».
«Este interés que tengo por la religiosidad popular no viene solamente de la búsqueda de algo melódico y rítmico, sino también de un fenómeno social que ocurre en torno a estas fiestas»
René Silva.
El corpus de obra de René Silva supera las 50 composiciones musicales, y muchas de ellas han sido interpretadas no sólo en Chile, sino también en Argentina, México, Estados Unidos, Alemania, Francia, Corea del Norte, China y Japón.
Le han comisionado y estrenado partituras la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, Orquesta Clásica Usach, Orquesta de Cámara de Chile y la Orquesta Sinfónica Universidad de Concepción. Ha publicado dos discos: Señales (2014) y Bitácora del Viento (2018) y además, sus principales trabajos de cámara son publicados en EEUU por la editorial Cayambis Music Press.
Otro interés suyo que me resulta atractivo es el organillo. En su sitio web, en el capítulo de su opus, aparecen cinco obras con organillo, y este año estrenó Concierto Errante, que es para organillo y orquesta juvenil. Entiendo, además, que fue su tema de investigación en el doctorado que hizo en la Facultad de Artes UC. ¿cómo llegó ahí? ¿En qué se centró en su investigación doctoral?
«El tema con el organillo es algo que responde a este interés que tengo por la cultura popular. Este interés que tengo por la religiosidad popular no viene solamente de la búsqueda de algo melódico y rítmico, sino también de un fenómeno social que ocurre en torno a estas fiestas. Y en torno al organillo fue similar, también en esta búsqueda por seguir ampliando y seguir expandiendo mis investigaciones, el trabajo de campo que realizo ya de una manera mucho más sistemática, porque al organillo me acerqué dentro de mis estudios doctorales en la Universidad Católica, pero siempre con el mismo interés de indagar y dialogar con las manifestaciones populares, con las músicas de la calle, con el sonido un poco más urbano. Es por eso que en estos recorridos sonoros que he venido haciendo por La Tirana y Andacollo, llega un momento donde me centré justamente en la zona central y ahí el organillo es un elemento presente, es parte de la memoria sonora de quienes habitamos en este territorio. Ahí es donde se dio un trabajo bien interesante con los cultores, porque eso es algo que también me gusta. Eso es lo que me ha llevado también a terminar tocando en La Tirana o chineando en Andacollo. En el trabajo de campo que realizo siempre me gusta hacer un trabajo con los cultores, con quienes protagonizan este tipo de manifestaciones, en tratar de ver desde una mirada más interna. Obviamente en el doctorado tenía que hacerlo porque era todo un trabajo investigativo mucho más sistemático, entonces ahí también se dio un trabajo bien bonito con los organilleros, constructores de organillo y también cultores, que son quienes tocan, interpretan estos instrumentos en las calles».
Recuerdo que usted trabajó con una familia de organilleros en particular.
«Con la familia Lizana, sí. Partí trabajando con don Manuel Lizana Quezada, quien lamentablemente falleció en 2021, y después continué el proyecto con su sus hijos en general, con su familia, pero en particular con su hijo Héctor Lizana».
El año pasado, René Silva se sumó, como académico, a la Universidad Austral, y en enero se radicó en Valdivia.
«Actualmente estoy más bien centrado en los cursos que conllevan los procesos de titulación de la carrera de artes musicales y sonoras. De hecho, se está titulando en estas semanas la primera generación de estudiantes. Entonces me ha tocado abordar los cursos que tienen que ver con la realización del proyecto creativo final para el proceso de titulación, también todo lo que tiene que ver con la guía de tesinas y con toda la producción en general del proceso de titulación de artes musicales y sonoras», detalla el compositor.
¿Es una buena experiencia trabajar ahí? Considerando que la ciudad misma es soñada, y la Universidad Austral, además, que tiene una real vinculación entre todas las disciplinas.
«Sí, es bien interesante la dinámica que se da. Además de la ciudad, que es súper linda, también es interesante el equipo de trabajo que hay en la Universidad Austral porque la Facultad de Arquitectura y Artes se compone por una serie de carreras bien llamativas e interesantes que se han estado creando en los últimos tiempos. Además de las artes musicales y sonoras, que es donde trabajo, hay una Escuela de Creación Audiovisual, hay una Escuela de Artes Visuales, está el Conservatorio, entonces hay un equipo bien interesante. En particular, la Escuela de Artes Musicales y Sonoras tiene un corpus de colegas bien diversos, y es muy interesante trabajar ahí. Están Rodrigo Castellanos, Felipe Pinto d’Aguiar, Benjamín Vergara, Alexandra Aubert, una serie de creadores y creadoras que trabajan en distintos ámbitos, por lo cual también es interesante comenzar a imaginar nuevos proyectos. Así que ha sido una muy buena experiencia estar acá en Valdivia».
Coordenadas MIércoles 23 de noviembre, a las 19:30 horas, en el Aula Magna Usach (Víctor Jara 3659, metro Usach). Acceso liberado previa descarga de tickets aquí. Nicolas Rauss dirige a la Orquesta Clásica Usach y el Coro Sinf´ónico Usach, más los solistas Tabita Martínez, Boris Bustos y Javier Weibel, en el estreno de La rebelión del Nazareno, de René Silva. Se sumará la Suite nocturna y fantástica de Enrique Soro, conformada por cinco piezas para piano que fueron orquestadas por el mismo Rauss y estrenadas este año por la Orquesta de Cámara de Chile, bajo su dirección.
El estudiante de piano de la Universidad Austral y su colega Alejandra Veloso grabaron diez obras del compositor alemán en el disco Valdivianische Musik. Algunas son para piano solo y otras para piano a cuatro manos. Lo lanzarán el 21 de noviembre en Valdivia y el 29 en Concepción.
"Ellos superaron los límites de lo que se consideraba posible en el piano", indica Boris Giltburg y añade que en las sonatas que interpretará el 26 de noviembre "hay un cuento que la música quiere transmitir al público". El célebre pianista también entrega detales de sus grandes proyectos: la integral de Beethoven y El clave bien temperado.
El director chileno destaca la flexibilidad de la orquesta penquista, que lo eligió como su titular a sólo mese de su debut con la agrupación. Luis Toro Araya adelanta que planea hacer ópera y que es primordial darle espacio a los compositores nacionales jóvenes. Este mes está en Chile: el 7 y 8 de noviembre, vuelve a dirigir a la Sinfónica Universidad de La Serena, en los Wesendonck Lieder de Wagner, Beethoven y Schubert. Y después conduce a la Sinfónica UdeC.
El director y fundador de esta agrupación que tiene 20 años de existencia, hace un positivo balance de las recientes alianzas que han hecho y los nuevos públicos que están acerándose a una temporada que continúa e 23 de octubre con tres solistas nacionales. "Hemos tenido muchos solistas de muy buen nivel, con el apoyo de varias embajadas", comenta.
La obra fundamental del siglo XX será presentada en la 60a Temporada de Cámara UC el 22 y 23 de octubre, celebrando así los 150 años del natalicio de Arnold Schoenberg. El director chileno residente en Suiza, además, dirige a la Sinfónica Nacional Juvenil en la Séptima de Beethoven.
El director sueco debuta el 20 de octubre en el Ciclo Bach Santiago, con dos cantatas y un motete del genio barroco. Además, dirige en tres conciertos a la Orquesta de Cámara de Chile. ""Estoy tan contento por estar de vuelta y reencontrarme con todos mis amigos en Chile, tanto de la Orquesta de Cámara de Chile como de la Universidad Católica. Siempre han sido colaboraciones artísticas muy buenas", dice.
La excepcional intérprete e investigadora que ha sido premiada con el Diapaon dÓr y dirige el Museo San Colombano en Bologna, dará un recital de clavecín el 3 de octubre en la Temporada de la Fundación Guitarra Viva.
Una de las partituras más espirituales del célebre compositor estadounidense será interpretada junto al Ensamble Vocal Taktus que dirige Javiera Lara Salvador. Será el 4 de octubre en la Catedral de Santiago.
El domingo 29 de septiembre, la intérprete chilena dará un recital en Leipzig como cierre de una beca que le permitió tener en casa un clavicordio que perteneció a Herbert Collum. Abordará repertorio iberoamericano, con obras encontradas en Chile.