Luis Alberto Latorre: "Es fundamental tocar todas las músicas"
abril 24, 2022
El pianista estrenará en Chile el Concierto de Witold Lutoslawski con la Orquesta Sinfónica y Rodolfo Saglimbeni, el 26 de abril. Asistimos a un ensayo y hablamos con el intérprete. "A mí me gusta tocar de todo. Al final de cuentas, la música es una sola".
Sin duda, es el pianista más activo de nuestro país. No porque sea el que toque más, sino porque es quien más toca. En Luis Alberto Latorre (1959) se conjugan una abundante cantidad de conciertos y una amplitud de repertorios que no conoce límites.
Es el solista de piano de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile y, como tal, todas las semanas ofrece conciertos con esa agrupación, siempre en distintas obras orquestales. Pero también es profesor del Instituto de Música UC, en cuya temporada aborda las más variadas estéticas y lenguajes de la música de cámara de todos los tiempos.
Premio Presidente de la República 2016, Luis Alberto Latorre es miembro del Ensamble Contemporáneo UC y del Dúo Tala, junto a la pianista Tamara Buttinghausen. Es director artístico del Ciclo de Pianistas del Centro de Extensión Artística y Cultural (Ceac) de la Universidad de Chile y lo fue también del concurso de piano infantil «Toca el cielo» de Radio Beethoven, que él mismo impulsó y que se realizó desde 2013 a 2019.
Entre los reconocimientos que ha recibido se destacan el primer premio del Concurso Latinoamericano de Piano Teresa Carreño en Caracas, Venezuela en 1981 y el Premio Domingo Santa Cruz de la Academia Chilena de Bellas Artes en 2014. “Tomarse la música en serio, es un asunto de pasión, y requiere trabajo”, declaró en una entrevista de 2020 (ver aquí).
Respetado por los auditores, sus colegas y la crítica, este pianista representa lo que se entiende como un músico integral: es un solista excepcionalmente virtuoso, que hace también música de cámara y orquestal, y que aborda todos los repertorios que existen, con entregas memorables, sin olvidar jamás la música nacional. «Me gusta crear e inventar en función de lo que está sucediendo hoy, trabajar con compositores y colegas. La carrera solística, en cambio, es muy restringida y algo egomaníaca. No me interesa estar adelante de nadie», declaró en una entrevista de 2018 (ver aquí).
El martes 26 de abril, Luis Alberto Latorre volverá a protagonizar un hito de la música nacional. Ese día estrenará en nuestro país el Concierto para piano y orquesta de Witold Lutoslawski (1913-1994), compositor polaco que fue la figura musical más relevante de su país en la segunda mitad del siglo XX, además de un profundo humanista, comprometido con la realidad social y política que le tocó vivir.
Este estreno se concretará en el Teatro Municipal de Las Condes y Latorre actuará con la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, con la dirección del titular Rodolfo Saglimbeni.
Asistimos a un ensayo, en el Teatro Universidad de Chile, el viernes 22 de abril. Escuchamos cómo Saglimbeni indicaba las secciones para afinar ciertos pasajes, entradas y énfasis. Vimos cómo el pianista y el director intercambiaban miradas, tal como si estuvieran haciendo música de cámara. Y luego tuvimos el privilegio de escuchar la primera pasada completa del Concierto de Lutoslawski. Todos los compañeros de la Sinfónica aplaudieron efusiva y espontáneamente a Luis Alberto Latorre, dando golpes de arco, pataditas en el suelo, vítores y aplausos.
Entonces, Radio Beethoven conversó con Luis Alberto Latorre al respecto de este hito musical que protagonizará. Nos entrega claves que viabilizan una audición guiada y, además, nos explica el porqué su compromiso con abrir los repertorios, a través de estrenos de la literatura universal y también chilena.
¿Por qué es importante para usted estrenar el Concierto de Lutoslawski en Chile?
«Desde hace un tiempo estoy con el objetivo de siempre interpretar alguna obra del siglo XX, desconocida, y estrenarla en Chile, para dar a conocer esta música y que la gente escuche esto. Entonces, este estreno es parte de mis objetivos como músico, en general y no particularmente con alguna obra. Aparte de eso, Lutoslawski es un compositor bastante conocido, muy importante en la historia del siglo XX para los músicos polacos; para muchos, el segundo compositor después de Chopin. Es un compositor que era gran pianista que además era un gran director y que compuso mucho durante toda su vida. Compuso en forma aleatoria, en distintos tipos de escritura y compuso mucha música escrita para orquesta, para piano solo, para música de cámara. Un tremendo compositor».
¿Qué gana la ciudadanía cuando se abre el universo musical que conoce? ¿Qué es lo que uno gana como auditor cuando se abren los repertorios?
«Yo creo que conectarse con la actualidad, con el presente, y conectarse también con la historia del ser humano en general. Todos los compositores de alguna manera retratan, sus obras son fotografías de ciertos momentos sociales y políticos importantes de sus épocas. Todos, desde los más antiguos. Beethoven, por ejemplo, con la Revolución Francesa. Y Lutoslawski refleja en su música, que es bastante dramática, los conflictos vividos en Polonia, los conflictos vividos bajo el sometimiento ruso, y antes de eso con la Segunda Guerra Mundial. Entonces es una manera de conectarse, yo pienso, con lo que sucedió y con lo que está sucediendo. La música no puede morir en el siglo XIX; la música está viva, existen compositores. Además, toda la música fue en algún minuto contemporánea, eso es increíble porque Beethoven, por ejemplo, en algún momento fue contemporáneo».
Es interesante que mencione que la música habla también de épocas, que no se trata sólo del genio y la creatividad, de una idea o un concepto, de un impulso de un autor en torno a sí mismo, sino que tiene que ver con su época también.
«O sea, yo creo que es fundamental. La historia, la política, los amigos que rodean al compositor, el entorno que lo rodea. Por ejemplo, Mozart tratando de escribir óperas en torno al mecenazgo y a los reyes y los príncipes. Chopin, por ejemplo, que es un músico absolutamente político. Él estaba muy preocupado de Polonia, de lo que estaba sucediendo con los zares de esa época. Creo que es imposible no conectar la historia, la política, las amistades, el entorno familiar y a veces también el entorno pedagógico que tiene cada compositor».
Respecto del Concierto de Lutoslawski que estrenará con la Sinfónica el 26 de abril, ¿que destacaría de su estructura, atractivo, novedad?
«Éste es un concierto más o menos tardío de Lutoslawski. Parece que tenía algunas ideas anteriores, pero fue escrito en 1987 y estrenado el 88 por Krystian Zimerman, a quien de lo dedica, y bajo la batuta del mismo Lutoslawski. Es un concierto que resume todas las formas de escritura que pensó Lutoslawski a lo largo de su vida. El primer movimiento, con ciertas zonas al azar, un poco aleatorias; un segundo movimiento rápido que es una especie de movimiento perpetuo, un continuo, y el tercer movimiento que es el movimiento lento del concierto, es un movimiento dramático, lento, con unos recitativos muy intensos en el piano. El cuarto movimiento es una ciaccona, que es una forma barroca que hace que la orquesta esté tocando siempre una serie de motivos rítmicos y musicales que se están repitiendo a lo largo de todo el movimiento, en conjunto con el piano que aparentemente es un material diferente, pero no tanto, si uno busca por ahí hay relaciones también. Llegando entonces al tremendo final, a la apoteosis del concierto en su final. En ese sentido, estructuralmente es bastante tradicional, como concierto para piano y orquesta. Pero su lenguaje es bien característico de él».
Hablemos de su misión de estrenar nueva música, de abrir los repertorios en nuestro país, cuáles diría usted que han sido los hitos de este trabajo y compromiso suyo. ¿Qué es lo que le ha dado más orgullo poder hacer a través del tiempo?
«Por ejemplo, haber estrenado en Chile el Concierto piano y orquesta de Schoenberg, el opus 42. Como dato curioso, la primera vez que se tocó en Chile, que lo toqué yo, fue en la plaza de Yumbel. Fue con Vladimir Simkin, director ruso, y con la Orquesta de la Universidad de Concepción. El concierto de extensión fue primero que el de Concepción, entonces el estreno del Concierto de Schoenberg fue en Yumbel. También, un concierto de la Universidad Católica que yo hice con toda la obra para piano de Arnold Schoenberg. Ése también fue un hito importante para mí, como formación mía. También la Sonata de Charles Ives que se hizo en el GAM. Y así, varias cosas. Siempre estoy preocupado de armar alguna cosa. Me recuerdo también de Messiaen, las Veinte Miradas del Niño Jesús, con los Preludios de Debussy. Pero en eso estamos siempre».
El estreno del Concierto de Schoenberg que menciona, fue a inicios de los años 2000, y en 2014 Luis Alberto Latorre volvió a abordar la obra, esta vez con la Sinfónica de Chile. Los otros hitos que destaca fueron parte de la temporada de cámara del Instituto de Música UC y se materializaron en el Centro Cultural GAM: la Sonata Concord de Ives se estrenó en Chile en julio de 2013 y el concierto dedicado a Messiaen y Debussy, fue en junio de 2017.
Uno tendería a pensar que es más viable que su trabajo con nuevos repertorios lo desarrolle en el formato de cámara, ¿no?
«Claro».
¿Cómo se va complementando ese trabajo con el repertorio más tradicional que muchas veces usted hace como pianista de la Sinfónica? ¿Es interesante tener los dos mundos juntos?
«Sí. Yo creo que al final de cuentas es un solo mundo nomás. Podríamos hablar del mundo histórico, es decir, hacia atrás, que es maravilloso también, pero no me gusta mucho esa división de música contemporánea versus música antigua o de música antigua y barroca versus música romántica. Yo creo que todo es una sola música, en el fondo, es un compositor que escribe en distintas épocas, nada más. Y efectivamente en la música de cámara también hay mucho que hacer; aparentemente es más fácil porque somos menos, pero siempre existe la oportunidad de tocar con la orquesta también. Me recuerdo cuando hicimos la Sinfonía Turangalila de Messiaen con David del Pino, creo que ésa fue una experiencia importante para toda la orquesta, no sólo para mí. Así que es fundamental tocar de todo en realidad, y a mí me gusta tocar de todo. También toco Beethoven, las sonatas me encantan. Y Schubert, para qué decir. Todo es música al fin y al cabo».
El estudiante de piano de la Universidad Austral y su colega Alejandra Veloso grabaron diez obras del compositor alemán en el disco Valdivianische Musik. Algunas son para piano solo y otras para piano a cuatro manos. Lo lanzarán el 21 de noviembre en Valdivia y el 29 en Concepción.
"Ellos superaron los límites de lo que se consideraba posible en el piano", indica Boris Giltburg y añade que en las sonatas que interpretará el 26 de noviembre "hay un cuento que la música quiere transmitir al público". El célebre pianista también entrega detales de sus grandes proyectos: la integral de Beethoven y El clave bien temperado.
El director chileno destaca la flexibilidad de la orquesta penquista, que lo eligió como su titular a sólo mese de su debut con la agrupación. Luis Toro Araya adelanta que planea hacer ópera y que es primordial darle espacio a los compositores nacionales jóvenes. Este mes está en Chile: el 7 y 8 de noviembre, vuelve a dirigir a la Sinfónica Universidad de La Serena, en los Wesendonck Lieder de Wagner, Beethoven y Schubert. Y después conduce a la Sinfónica UdeC.
El director y fundador de esta agrupación que tiene 20 años de existencia, hace un positivo balance de las recientes alianzas que han hecho y los nuevos públicos que están acerándose a una temporada que continúa e 23 de octubre con tres solistas nacionales. "Hemos tenido muchos solistas de muy buen nivel, con el apoyo de varias embajadas", comenta.
La obra fundamental del siglo XX será presentada en la 60a Temporada de Cámara UC el 22 y 23 de octubre, celebrando así los 150 años del natalicio de Arnold Schoenberg. El director chileno residente en Suiza, además, dirige a la Sinfónica Nacional Juvenil en la Séptima de Beethoven.
El director sueco debuta el 20 de octubre en el Ciclo Bach Santiago, con dos cantatas y un motete del genio barroco. Además, dirige en tres conciertos a la Orquesta de Cámara de Chile. ""Estoy tan contento por estar de vuelta y reencontrarme con todos mis amigos en Chile, tanto de la Orquesta de Cámara de Chile como de la Universidad Católica. Siempre han sido colaboraciones artísticas muy buenas", dice.
La excepcional intérprete e investigadora que ha sido premiada con el Diapaon dÓr y dirige el Museo San Colombano en Bologna, dará un recital de clavecín el 3 de octubre en la Temporada de la Fundación Guitarra Viva.
Una de las partituras más espirituales del célebre compositor estadounidense será interpretada junto al Ensamble Vocal Taktus que dirige Javiera Lara Salvador. Será el 4 de octubre en la Catedral de Santiago.
El domingo 29 de septiembre, la intérprete chilena dará un recital en Leipzig como cierre de una beca que le permitió tener en casa un clavicordio que perteneció a Herbert Collum. Abordará repertorio iberoamericano, con obras encontradas en Chile.