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Música

Luis Toro Araya: director asistente de la Orquesta Nacional de España

marzo 20, 2022

"En esta carrera es importante no tener prisa", dice el músico chileno de 26 años. Al nuevo desafío en Madrid se suma la final del Concurso de Rotterdam, en el cual incluyó otra vez una obra chilena.

Luis Toro Araya: director asistente de la Orquesta Nacional de España

Luis Toro Araya. Foto: José Abarca Herrera.

El año pasado, se convirtió en finalista de dos de los más prestigiosos certámenes de dirección del planeta: el Premio Von Karajan y el Concurso de Rotterdam. Así, Luis Toro Araya (1995) fue una de las tres jóvenes batutas que condujeron a la Camerata Zalsburgo en la edición centenario del Festival de Salzburgo, en agosto pasado. Además, se convirtió en uno de los seis finalistas para Rotterdam, competencia que se desarrollará en el próximo mes de junio.

La carrera de este músico nacido en San Vicente de Tagua Tagua y radicado en Suiza hace cinco años ahora anota un nuevo hito, que es al mismo tiempo un desafío y un importante reconocimiento: el 4 de marzo se anunció que Luis Toro Araya es el nuevo director asistente de la Orquesta Nacional de España (ver anuncio aquí).

Asumirá este cargo en la temporada 2022-2023, lo que representa una interesante oportunidad en términos de repertorio y de práctica con una orquesta y, también, el estímulo de trabajar directamente con el director titular de la agrupación, el alemán de origen persa David Afkham (1983), una de las batutas jóvenes del momento.

Radio Beethoven conversó con Luis Toro Araya, quien desde Zurich revela las implicancias y las expectativas de este nuevo cargo que asume a los 26 años. Un puesto que obtuvo a través de un concurso público que tuvo una muy alta convocatoria, con 108 postulantes.

«La verdad es que no tengo ningún apuro, es una carrera a la que normalmente uno se dedica por muchos años, entonces creo que hay que ir de a poco», nos dirá, respecto de ir quemando etapas en su carrera como director.

El director de 26 años de edad asume un nuevo desafío.
Luis Toro Araya en un concierto del Concurso de Rotterdam, el año pasado.

Igualmente, nos comenta cómo fue la respuesta del público y de la Camerata Salzburgo cuando estrenó en Austria una obra de Tomás Brantmayer, en la final del Concurso Von Karajan. También adelanta sus próximos compromisos en Chile y describe cómo ha sido su agenda desde la última vez que conversó con la emisora, en junio pasado (ver entrevista anterior aquí).

¿Cómo se toma el hecho de haber sido elegido como director asistente de la Orquesta Nacional de España?

«Con mucha alegría, la verdad. Es un gran honor, porque la Orquesta Nacional de España es una de las entidades culturales más importantes del país, y sobre todo porque hubo una audición y en esa audición tuve que ensayar con la orquesta y de verdad sentí que hubo una conexión bastante linda con los músicos, nos entendimos bastante bien. Por otro lado, el director titular David Afkham es alguien a quien yo sigo hace ya bastante tiempo, estudiamos con el mismo profesor, entonces para mí fue un agrado conocerlo y me di cuenta de que nos podíamos entender muy bien, por lo que conversamos sobre el ensayo, las ideas que él tenía de la orquesta y lo que le pareció mi audición también. Estoy muy contento y con muchas ganas de empezar».

Para ir comprendiendo en qué consistirá su trabajo, ¿cuál es el vínculo que se establece entre el director asistente y el titular?

«El perfil del director asistente varía mucho de orquesta a orquesta. Hay orquestas que tienen un un asistente 100% en la casa, y hay orquestas que tienen un asistente solamente para el director titular por algunas semanas. Acá va a ser una mezcla, son 12 semanas al año, donde la mayoría será con el maestro Afkham, pero habrá también algunas con directores invitados. Lo que el maestro Afkham me decía es que para él lo más importante es que yo no sea su asistente personal, sino que sea un una ayuda para la orquesta, de manera que yo pueda estar ahí cuando la orquesta haga un programa que sea más complejo o que requiera más ensayos, que colabore cuando sea más grande la instrumentación. En esos casos normalmente el director asistente se sienta en el sector público, tiene que hacer anotaciones sobre el balance, las cosas que no resultan, y así puede aportar un poco al trabajo del director que está haciendo el proyecto».

Es una de las cosas que uno ve en los ensayos sinfónicos, que el director asistente se ubica en medio de las butacas todo el ensayo y al final conversa bastante con el director titular.

Exactamente.

Hay otro aspecto interesante al trabajar con una orquesta profesional importante y que tiene que ver con la posibilidad de aprender repertorio. Hablemos de las expectativas que usted tiene en este trabajo.

«Éste es el primer acercamiento que tengo a una orquesta top de manera más personal, no sólo como director invitado que ya he tenido un par de oportunidades con otras orquestas en Europa. Generar una relación, un vínculo un poco más profundo con una orquesta es algo que yo de verdad estaba buscando en este momento. La Orquesta Nacional de España hace muy diversos tipos de repertorio, y tienen una preocupación muy grande también por su repertorio, es decir, por el repertorio español, y que también hacen, por ejemplo, mucho repertorio francés. Al mismo tiempo, el maestro Afham hace mucho repertorio alemán. De hecho, a fines de esta temporada tienen programado hacer Salomé de Strauss, tienen programado hacer el Réquiem Alemán de Brahms, que son repertorios que a mí me interesan mucho. Está la posibilidad, eso lo tenemos que discutir ahora, de que quizás yo pueda asistir un proyecto ya esta temporada, antes de empezar la siguiente, pero más que nada me llama mucho la atención el aprender no sólo de David Afkham, sino también de los otros directores, respecto de cómo se trabaja con una orquesta de ese nivel, de cómo es la dinámica de ensayo de músicos de ese nivel, y también cómo es la administración de una orquesta de esa talla».

Entonces, hay ámbitos, artísticos, netamente musicales, y otro ámbito que tiene que ver con administración, porque el trabajo de un director los involucra todos, ¿no?

«Exactamente. Creo que la parte musical es importante, naturalmente, porque es el trabajo mismo, pero hoy en día está también la parte administrativa, que no es menor. Para que la orquesta funcione tiene que haber todo un trabajo técnico detrás, tiene que haber un trabajo de management que es muy importante aprender hoy en día, uno tiene que saber cómo funcionan esas cosas, pensando en que algún día uno pueda tener una una titularidad en alguna otra orquesta».

«Me gusta tomar riesgos musicales, con cosas de repertorio. Sin embargo, en cuanto a experiencias, no creo que con mi carácter funcionaría saltarme ciertas cosas», dice Luis Toro Araya. Foto: Amanda Protidou.

¿Cuándo se inicia este cargo de director asistente de la Orquesta Nacional de España, y por cuánto tiempo se extiende en principio?

«En principio es un año, y se inicia ahora en la temporada 2022-2023, que si no me equivoco empieza en agosto de este año».

¿Es la primera vez que usted va a ser director asistente de una orquesta?

«Sí, es la primera vez».

¿Y es algo en lo que usted tenía interés en este momento de su carrera?

«Sí, tenía interés por lo que te comentaba, me llama la atención el poder crear un vínculo más directo con una orquesta. No digamos en la palestra misma, que sería ser un director titular, sino que empezar de a poco y conocer el trabajo más más minucioso que hay. Porque al ser director asistente hay mucho contacto con el archivo, hay mucho contacto con la administración, hay mucho contacto con los músicos en diferentes inquietudes que ellos puedan tener. Uno también tiene que ser un cierto tipo de conexión entre los músicos y la administración, y con el archivo, entonces es un trabajo un poco más artesanal, que está más cerca de las diferentes problemáticas que tiene cada cargo en la institución».

Hablemos de cuán importante es para usted el tomarse con calma la carrera de director, en el sentido de ir quemando etapas, de ir avanzando cada etapa en profundidad y con tranquilidad, que me parece que es un enfoque similar al que tiene Helmuth Reichel, con quien usted se formó. Hablemos sobre cómo usted ve los tiempos en la carrera del director.

«Yo creo que es importante no tener prisa. Al menos para mí, porque eso depende mucho de la personalidad. Yo creo que cada director lo verá de forma distinta, querrán ir a distintas velocidades. Yo, la verdad es que no tengo ningún apuro, es una carrera a la que normalmente uno se dedica por muchos años, entonces creo que hay que ir de a poco. Por un tema de personalidad, a mí me gusta tomar riesgos, pero creo que esos riesgos son más musicales quizás, con cosas de repertorio, por ejemplo. Sin embargo, en cuanto a experiencias, no creo que con mi carácter funcionaría saltarme ciertas cosas. Creo que para mí es súper cómodo este cambio de haber hecho los concursos, por ejemplo, en Salzburgo y en Rotterdam, ahora tener este puesto, más un par de conciertos que tengo ya en Chile este año. Creo que ha sido de verdad un crecimiento bastante orgánico y hasta ahora la verdad es que me siento cómodo».

Hablemos de lo que ha sucedido en los últimos meses, desde la última vez que hablamos, en junio de 2021. Usted fue finalista del Premio Von Karajan y además tuvo sus primeros conciertos como finalista del Concurso de Rotterdam, que se define en junio próximo. ¿Cómo fueron estas dos experiencias?

«Bueno, son dos cosas muy diferentes. Al Concurso de Rotterdam aún le queda el gran evento final, que va a ser entre fines de mayo y principios de junio de este año; son cinco rondas con los seis finalistas, y eso va a ser genial porque es con varias orquestas. Cada ronda se divide entre distintos estilos, desde el desde el clásico temprano hasta el contemporáneo, pasando por ópera, por el Romanticismo y hay un programa que es al aire libre y nosotros pudimos incluir repertorio de nuestra selección. En ese programa, de hecho, se va a hacer el primer movimiento de la Sinfonía Romántica de Enrique Soro. Van a ser dos semanas llenas de ensayos, llenas de conciertos y con grandes orquestas; la Filarmónica de Rotterdam y la Orquesta del Siglo XVIII, por ejemplo, entonces es un evento que está en la mitad del proceso. La selección ya fue y soy uno de los seis ganadores, pero queda esa parte final de dos semanas en Rotterdam».

El primer movimiento de la Sinfonía Romántica de Enrique Soro, ¿lo propuso usted?

«Sí, eso lo propuse yo. Para ese programa nos pidieron 20 minutos de música, y el programa que yo armé es el tercer movimiento del Divertimento para cuerdas de Bartók, el primer movimiento de la Sinfonía Romántica de Soro, y las Czardas de Ritter Pásmán, que es una ópera de Johann Strauss. Y la Sinfonía Romántica simplemente porque Soro es uno de mis compositores favoritos, y la Sinfonía Romántica es una de mis obras favoritas. Siempre yo siento la inquietud de compartir un poco lo que siento que es mi música, la música chilena, la inquietud de traerla para estos lados. Así fue, por ejemplo, que en la final del Festival de Salzburgo hicimos la obra de Tomás Brantmayer, que es una obra que mí me fascina también, que me cautivó mucho desde la primera vez que la escuché. A fines del año pasado tuve un proyecto con una orquesta de cuerdas en Suiza y trajimos el Andante de Leng, hicimos unas orquestaciones para cuerdas de Tonadas de Pedro Humberto Allende. Son cosas que a mí me interesan. Me interesa comunicar también, traer música de ese lado del mundo para acá».

Qué bien que incluyó a Enrique Soro en Rotterdam. Ahora existe la edición crítica de la Sinfonía Romántica, que realizó Julian Kuerti.

«Sí, vi la nota, y está entre las cosas que tengo que hacer, contactarme con el maestro Kuerti para tener esa edición».

Hablemos del concurso de Salzburgo, ¿cómo fue ese proceso y cómo fue además la reacción del público frente a la obra de Tomás Brantmayer?

«El Festival de Salzburgo la gran ventaja que tiene es que la final se deshace un poco de la esencia de un concurso, porque te dan un programa entero con una orquesta, con una cantidad de ensayos normal, entonces está mucho más cerca de la vida real, No está esa presión de los 20 minutos típicos que hay en un concurso delante de una orquesta. Entonces uno se puede enfocar mucho más en hacer música, en la vida real. La Camerata de Salzburgo es una orquesta de altísimo nivel, fue de verdad un agrado trabajar con ellos, y ellos estaban muy abiertos a escuchar lo que no sólo yo, sino que lo cada uno de mis compañeros y yo teníamos que decir, a colaborar. Hicimos una Cuarta Sinfonía de Beethoven, hicimos el Concert Românesc de Ligeti, un buen contraste, más un aria de Mozart con un tenor mexicano que es parte del festival y, apenas me anunciaron que había sido seleccionado como finalista se me vino a la cabeza la obra de Tomás Brantmayer que la conocí hace tres o cuatro años y que es una obra muy linda porque tiene que ver mucho con nuestra historia. Canción de Cuna para Fuegia Basket cuenta cómo ella cómo fue raptada por el imperio inglés y después volvió a Tierra del Fuego, y tiene una una temática cultural muy fuerte, relacionada a lo indígena, a nuestro origen, pero por otro lado tiene una temática muy presente, que es la búsqueda de la identidad, y que creo que es algo que siempre está presente en nuestro día a día. La búsqueda de identidad creo que también está muy relacionada con lo que pasó en Chile en los últimos años con el estallido, que yo desafortunadamente viví desde Europa. Entonces me parecía que tenía una historia muy potente y muy interesante que contar, y la verdad es que fue un éxito. Al público le encantó. A la orquesta también. Yo vi que muchos músicos se acercaron a Tomás y le dijeron que había sido muy bonito trabajar con él. De hecho, mucha gente de la orquesta se acercó a mí y me dijeron que ellos habían estado de gira en Frutillar y que algunos habían paseado por la zona más austral del país, y que les recordaba todos los efectos eólicos, por ejemplo, cómo se cómo se oye el viento en el sur, que de verdad lo podían sentir. Feliz de que Tomás estuvo ahí también, de que pudo acompañarnos».

Ese concierto con la Camerata Salzburgo, se puede ver aquí.

Luis Toro Araya y la Camerata Salzburgo. Foto: Marco Borreli.

Luis Toro Araya debutó como director con la Orquesta Usach en 2018, y ese mismo año condujo a la Sinfónica Universidad de La Serena. Sus inicios musicales estuvieron en el violín. Su padre fue cornista solista de la Banda Sinfónica de la Fuerza Aérea, pero además fundó la Escuela de Música en San Vicente de Tagua Tagua, en cuya orquesta infantil y juvenil tocaba su hijo. Estudió violín, primero en la Universidad de Chile, y luego en la Escuela Moderna, con Alberto Dourthé.

Fue por tres años violinista de la Orquesta Sinfónica de Chile y allí, cuando llevaba un par de meses como extra, le tocó trabajar con Juan Pablo Izquierdo, quien ha sido «la más grande inspiración musical» que ha tenido y es hasta hoy, el director que más admira. Así, fue tomando clases con directores como Jorge Rotter, Leonid Grin, Garrett Keast y Helmuth Reichel Silva, de quien es discípulo. Además, estudió dirección en la Hochschule der Künste de Zúrich, y en la Hochschule für Musik Franz Liszt de Weimar.

¿Tiene algunos conciertos ya en agenda antes de asumir el cargo de asistente en la Orquesta Nacional de España?

«En septiembre tengo un concierto acá en Suiza, con el Collegium Musicum Winterthur, y tengo Rotterdam, que van a ser dos semanas bastante intensas ahí, entre mayo y junio. Además, tengo dos invitaciones para Chile, con la Orquesta de Cámara en mayo, y con la Sinfónica Universidad de La Serena en septiembre-octubre, que vamos a retomar un programa que se había cancelado al inicio de la pandemia. Tengo muchas granas de volver para allá. Siempre he tenido interés en mantener presencia en Chile, mantener la conexión. Es algo que a mí me interesa simplemente porque es mi país y obviamente quiero hacer música ahí, y espero también, con las cosas que uno aprende acá, con el tiempo poder contribuir de a poco también al desarrollo musical en Chile».

Por Romina de la Sotta Donoso | 20-03-2022.

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