Premios Literarios 2021: avances y pendientes, con Daniela Catrileo
mayo 29, 2021
La escritora mapuche, cuyo libro Piñen fue reconocido como Mejor Obra Literaria el año pasado, analiza los cambios de la convocatoria actual.
Su libro de cuentos Piñen (2019) fue reconocido como Mejor Obra Literaria en los Premios Literarios 2020 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. La escritora y profesora de filosofía, Daniela Catrileo (Santiago, 1987), ha publicado también los libros de poesía Río herido (2016), Guerra Florida. Rayülechi malon (2018/2019), las plaquettesEl territorio del viaje (2017), y Las aguas dejaron de unirse a otras aguas (2020).
A propósito del lanzamiento de la convocatoria a los Premios Literarios 2021 (ver detalles en Agenda), hemos conversado con esta escritora y profesora de filosofía sobre su experiencia de recibir el premio, las novedades de la versión actual del concurso y los temas que aún están pendientes.
¿Cuáles novedades le gustaría destacar de la convocatoria 2021 de los Premios Literarios del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio?
«Sé que este año hay ciertas novedades con respecto al Premio Bolaño para jóvenes y creo que son considerables, en el sentido de seguir profundizando un poco más el oficio de la escritura y también el ejercicio de escucha colectiva. En ese sentido va a haber conversatorios también con otras personas que están escribiendo y que se han dedicado al oficio de escritor o escritora, con las personas que ganan el premio, y además la compra anticipada también de ciertos libros que esas personas lancen».
¿Cuáles cambios son relevantes, según su propia experiencia?
«Me parecen significativos los cambios que puedan generar una colectividad. El hecho de generar diálogos con personas que se dedican al oficio de la escritura y también la compra anticipada de libros, sobre todo en el Premio Bolaño para jóvenes. Lo que se generan ahí son lazos más profundos con respecto a otras personas, en el compartir la experiencia de la escritura, pero también en el reconocimiento de la escritura como un oficio con valor cultural y político al mismo tiempo. En el sentido de que se generan estos espacios colectivos no solamente como diálogos, sino que como un espacio de compartir experiencias con la escritura; de esa forma también el trabajo y los procesos de la creación van generando otros lazos más profundos».
Hablemos de su experiencia del año pasado, en que Piñen fue elegido Mejor Obra Literaria en la categoría cuento. El haber ganado, ¿enriqueció su práctica? ¿Se generó una red nueva de contactos? ¿Qué sucedió?
«Es extraño. No sé si antes de eso teníamos una visión de justicia con respecto a los premios literarios en Chile. Ya sabemos que, además de ser androcéntricos, muchas de de las elecciones no estaban enfocadas en los pueblos originarios, estos premios justamente no estaban distribuidos en esos sectores. Sin embargo, creo que después de la revuelta hubo un cambio también de la visión de lo que se estaba leyendo y de las cosas que se están reflexionando en torno a las escrituras más críticas, y por ahí creo que ganar ese premio ha tenido un significado en cuanto a la difusión, pero también en el ir comprendiendo cómo se van tejiendo estas redes. La difusión es importante para poder establecer un diálogo con las personas que están leyendo, en las formas en que se están también tejiendo estas mismas colectividades de gente que escribe y gente que lee. Aun así, hay una precariedad profunda en Chile con respecto a los premios y tiene que ver con la poca justicia que hay todavía en seguir creyendo que en base a premios y competencias se pueden generar redes de distribución o espacios de retribución de la cultura. Creo que todavía faltan muchos cambios por hacer. Creo que pueden ser significativos estos paso a paso, pero todavía falta mucho».
¿Invitaría a los escritores a participar considerando que existe, entonces, una cierta apertura a la diversidad mayor que antes?
«Sí, creo que durante el año pasado fue la vez que más se postuló a las distintas categorías del premio. Pero también creo que es un síntoma del momento político que estamos viviendo, o sea, hay una pandemia, hay una precarización de los oficios de creación, y hay una precarización profunda en la cultura en estos momentos, entonces también tiene sentido que la gente haya postulado mucho más a mostrar sus obras, a tratar de de ver si podía obtener alguno de estos reconocimientos, a partir justamente de los procesos sociales que estamos viviendo. No creo que sea menor el hecho de que el premio tenga una retribución económica en el sentido de las condiciones materiales de las personas que estamos en estos momentos precarizados en la cultura».
Con la pandemia se visibilizó la precarización de los trabajadores de la cultura, como hemos visto en los reveladores análisis del Observatorio de Políticas Culturales. ¿Cómo ha sido esto en el mundo de la escritura?
«Se ha visibilizado un poco más que la labor de ser escritor o escritora en este país no es una labor que se cumpla por sí sola, sino que la gente que se dedica a la creación está trabajando en múltiples proyectos para poder sobrevivir. Eso es así. Entonces claramente una retribución económica brinda un cierto sostén para un momento. Claramente hay que seguir fortaleciendo estos procesos para que, más allá de la competencia de los concursos o los fondos, que también tienen cierta competencia detrás entre pares, exista otra forma de de retribución y reconocimiento que haga justicia justamente a la creación cultural en el país».
Como escritora mapuche, ¿identifica usted que existe una especie de discriminación o desigualdad subyacente a la escasa representatividad de algunos sectores entre los ganadores de premios?
«Sí, tanto para mujeres como para pueblos originarios. Creo que ahí había una brecha importante que ir como revisando, no solamente porque muchos de los premios que se entregaban eran androcéntricos, en el sentido de que eran entregados a sujetos con el signo varón, sino también a personas que no son pertenecientes a pueblos originarios. Ahí también hay que revisar cuánto de la literatura de otros pueblos también está siendo visibilizada, difundida y leída».
¿Diría usted que existe mucha más literatura que la que parece haber, que es más abundante la actividad y que son más diversas las voces hoy en día?
«Claro. Yo creo que hay una riqueza importante en esa heterogeneidad, o sea, en Chile se está escribiendo desde muchos lugares, se está creando desde muchos espacios territoriales, pero muchas veces justamente esas escrituras o creaciones no son las que más visibilidad tienen. Pero también hay que considerar, en cuanto a la justicia de generar difusión para esos espacios, no caer en algo que siempre sucede con los pueblos originarios, que es la fetichización de ciertos aspectos de la cultura que no necesariamente son representativos para esa heterogeneidad».
La folclorización, ¿no?
Sí, por supuesto. Hay mucha.
¿Le gustaría hacer un llamado a los escritores a participar en la convocatoria, pensando justamente en que una mayor participación puede producir cambios?
«Creo que es una oportunidad interesante en el sentido de que podamos generar diálogos con las escrituras, pero también para tener cierta justicia con respecto a la creación y también para seguir demostrando que estamos creando, a pesar de todo. A pesar de que sobrevivimos y creamos. Creo que es importante poder difundir la labor de creación que está detrás y la labor de reflexión de las escrituras. Siendo que en Chile se escribe mucho, eso debería invitarnos a leer y reflexionar más sobre lo que se está escribiendo. Me toca hacerles clases a personas jóvenes y creo que la literatura, cuando es difundida de un modo diferente, de un modo en que también pueda ser atractivo, apasionante, puede generar procesos, internos y colectivos también en ciertos territorios. La literatura es una forma de transformación».
"Las circunstancias de su muerte forman una triste y apasionante sinopsis de todas las tensiones sociológicas, morales y políticas que había en la Granada de los años 30", dice el escritor argentino, quien dictará una charla el 29 de junio, en el ciclo La Ciudad de los Escritores del Doctorado en Arquitectura UC. También profundiza en la amistad del dramaturgo con Manuel de Falla.