Isidora Zegers y María Luisa Sepúlveda, legados: Fernanda Vera
mayo 21, 2021
La musicóloga lidera dos proyectos de rescate de músicas que fueron figuras fundamentales en nuestra escena. Una de ellas ejecutó una agencia femenina excepcional para la época, y la otra fue invisibilizada y marginada, pero su música sigue viva.
photo_cameraFernanda Vera Malhue (1983), musicóloga y académica.
La musicóloga Fernanda Vera Malhue (1983) es también profesora especializada en teoría de la música y doctora (c) en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Chile. Vicepresidenta de la Sociedad Chilena de Musicología, y subdirectora del Departamento de Música de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, condujo además, durante todo el año 2019, el programa De una vez por todas en Radio Usach.
Ahora, la especialista hace públicas dos investigaciones en la misma semana, cuando se celebra el Día del Patrimonio. En paralelo, ha trabajado en el rescate de dos compositoras chilenas que jugaron un rol muy relevancia en la escena nacional, una en el siglo XIX y la otra en el siglo XX. Una es ampliamente reconocida, Isidora Zegers, pero el estudio de su álbum personal revela el gran alcance de su influencia como gestora cultural. La otra no goza de misma fama, pero fue también esencial: María Luisa Sepúlveda.
Aquí, Fernanda Vera Malhue revela las claves de ambos proyectos.
Isidora Zegers: una gestora clave en la vida musical de su época
En su labor musicólógica, Fernanda Vera Malhue ha puesto un foco en la situación y los aportes de la mujer en nuestra realidad musical, identificando, por ejemplo, cómo era la educación musical a las cual las chilenas tuvieron acceso en la segunda mitad del siglo XIX. También ha trabajado con la valorización y catalogación de acervos patrimoniales.
Por ejemplo, estudió los más de 2.600 ítems -entre partituras, libros y manuales- del Fondo Musical del Seminario Mayor de los Ángeles Custodios de La Florida, y que resultó ser la mayor colección privada conocida en Chile del siglo XIX. Esta investigación la realizó entre 2012 y 2015, bajo la guía del musicólogo José Manuel Izquierdo König. Y ahora que Vera Malhue es subdirectora del Departamento de Música de la Universidad de Chile, e Izquierdo König es director de Investigación y Posgrado de la Facultad de Artes de la Universidad Católica, acaban de concluir un nuevo proyecto juntos, esta vez, como co-ejecutores.
Tras diez años de investigación, el domingo 30 de mayo, justo en el Día del Patrimonio, se presentará a través de un conversatorio en línea el proyecto «Catastro, inventario, digitalización, puesta en valor y difusión del álbum personal de Isidora Zegers», que fue financiado por un Fondo de Fomento de la Música.
Este álbum personal, Fernanda Vera lo identificó cuando hacía una pasantía en el Archivo Central de la U. de Chile. Antes que ella, sólo lo había estudiado Eugenio Pereira Salas.
«Lo que buscábamos con José Manuel Izquierdo era poner en valor y democratizar este objeto tan valioso que perteneció a Isidora Zegers. En mi opinión, es único en su tipo; estoy terminando mi tesis doctoral sobre los álbumes musicales de mujeres, y este álbum en particular tiene unas características que lo constituyen en un tesoro patrimonial en Chile», comenta Fernanda Vera Malhue.
Indica que el álbum contiene 324 documentos. Hay correspondencia de Isidora Zegers (1803-1869) en español, francés, inglés, e italiano, y valiosas fotografías de José Bernardo Alzedo y de José Zapiola, también de la familia de Isidora Zegers y de Valparaíso.
«También contiene todas sus partituras manuscritas originales, y ahí están todos los recortes de prensa que la mencionan y conciertos en los que ella participó. Hay un diploma que le da Manuel Bulnes a ella, reconociendo su gran aporte al arte en Chile y nombrándola presidenta honoraria de la Academia del Conservatorio. Y está la única copia completa que existe del Semanario Musical, que es un periódico que ella editó en 1852 junto con otros músicos que fueron muy importantes; José Bernardo Alzedo, José Zapiola y Francisco Oliva», detalla la musicóloga.
La plataforma Elalbumdeisidora.omeka.net fue creada especialmente con este fin, para contener galerías digitales, y se podrá descargar el álbum completo, el cual fue restaurado, estabilizado y digitalizado dentro de este proyecto.
«Esto va a permitir acceder a los distintos documentos de manera individual y que personas de otras disciplinas, por ejemplo, historiadores, conservadores, músicos e historiadores de la cultura puedan hacer dialogar toda esta gran red de personalidades que confluyen en el álbum. Porque ésa es la otra cuestión que es muy interesante en este álbum; ahí hay cartas, por ejemplo, de Philippi, de Rugendas, y de Monvoison, y también de muchísimas personalidades de la época, como la señora Antonia Salas, que era la presidenta de la primera asociación de señoras de la capital (la Sociedad de Beneficencia de Santiago), su maestro Federico Massimino, Teresa Rossi, que era una cantante de ópera bien famosa, de Aquinas Ried, de Joaquín José Vallejos, de mucha gente», explica la investigadora.
Después de estudiarlo durante una década, da este álbum personal nuevas luces sobre Isidora Zegers? ¿Podremos percibir algo que no estaba tan claro antes?
«Sí, claro: que era mucho más que compositora. Creo que la composición fue una de sus actividades más pequeñas. Isidora Zegers era una gran intérprete y una gran gestora de redes culturales. Ella es el centro desde donde se articulan todas estas redes. Si llega un profesor a Chile, se le presenta a Isidora Zegers, si viene Gottschalk, el gran virtuoso del siglo XIX, llega a la casa de Isidora Zegers, o sea, es ella la que articula después el encuentro con Federico Guzmán y que Gottschalk apadrine su carrera. También, que apadrine la carrera de una jovencita Josefina Filomeno. O sea, siento que ella es un pivote. Y que para ella lo más importante es lograr que estos músicos se relacionen. Su correspondencia con Henry Lanza, también con Carlos Drewetcke, que es uno de los primeros organizadores de música de cámara en Chile, el hecho de que le preste muchas partituras a Aquinas Ried, que le devuelvan partituras a ella, que venda otras partituras, todo eso aparece en las cartas. Entonces, más que compositora, es una tremenda gestora. Se muere un músico y está mandando cartas a tales o cuales señoras para que por favor le presten unas señoritas que tocan».
«A Isidora Zegers se le acepta una construcción de género que no era la común para la época, porque era una mujer excepcional»
Fernanda Vera.
Con la mirada que nos da el año 2021, ¿tendrá que ver con el rol que Isidora Zegers cumplió en la vida musical el hecho de que haya sido mujer?
«Siento que en el caso particular de Isidora Zegers prima una condición que tiene que ver con algunas salonnières, por ejemplo en Francia, que es la de la excepción. A Isidora se le acepta una construcción de género que no era la común para la época porque era una mujer excepcional, y eso no pasa con ninguna otra mujer en Chile. Aceptar que ella se dedique a otras cosas, en vez de estar preocupada a lo mejor de la casa o de la comida o de de criar, pues tuvo nueve hijos. Este álbum va desde 1823 hasta 1870, ella muere en 1869 y en 1870 hay una nota de prensa que aparece sobre su amigo Gottschalk, quien muere en Brasil. Alguien la adjuntó y es el único documento que no tiene que ver con su agencia. Entonces estamos hablando de una mujer que es una mujer letrada, y eso también es poco común, que lee y escribe en varios idiomas, y que su principal ocupación es hacer música. Eso en México por ejemplo se llaman las filarmónicas, y era un defecto de una mujer, porque una mujer después de casada no podía dedicarse a eso, en cambio la Isidora lo sigue haciendo y lo hace hasta que se muere. Eso yo siento que es una agencia femenina notable para la época y para el medio. Y eso es lo que permitió por ejemplo, y esto es una hipótesis, que José Zapiola, que era de una otra extracción social, pudiese ingresar a círculos burgueses y letrados. También permitió que José Bernardo Alzedo se relacionara con otra gente. Siento yo que, como mujer, rompió bastante el modelo de construcción de género esperado».
Es decir, que Isidora Zegers, desde su privilegio social, ¿ejerce un rol musical y vincula a distintos segmentos de la población? Pareciera que sólo veía el talento y la capacidad de trabajo de los músicos, y que estaba dispuesta a hacer lo posible para que todos se vincularan y el contacto diera frutos, ¿no?
«Claro, y pone el espacio, su casa. Dice Jotabeche: ‘Dónde me puedo sentir mejor que en su casa, que es el salón burgués por antonomasia, en este mejor sillón, tomando el mejor té, mirando los cuadros más hermosos y escuchando a Bellini y Donizetti’. Ella trae ese modelo a Chile, el del confort burgués, porque es gente que que trabaja finalmente; su segundo marido, Jorge Huneeus tiene una concesión de minas y el dinero entra por la concesión minera. De ahí viene el buen pasar; no son oligarcas terratenientes. Es gente que trabaja. Cuando al padre de Isidora lo despiden, ellos ponen un colegio y tienen que dar clases, y en Francia ella fue becada, entonces sabía de las vicisitudes de la vida. En Chile, en cambio, su capital cultural le permite un acceso inmediato a otros espacios, y ella los aprovecha para apoyar a otros músicos. Está siempre está apoyando, a viudas, a desvalidos, siempre está juntando personas, presentando profesores, el álbum demuestra su agencia en articular espacios musicales y culturales en general».
Ahora, la música de salón uno tiende a asociarla al salón burgués y el mundo de lo privado. Sin embargo, el rol como gestora de Isidora Zegers, en cuanto apoya a músicos, presta partituras y vincula gente, ¿tiene también un impacto más allá de ese círculo específico, en el sentido de lo que más gente puede escuchar?
«Sí, claro, porque en este salón las clases no estaban tan segmentadas, es un salón privado de trascendencia pública. El salón de Isidora Zegers es donde van a estar Rugendas, Monvoison y Philippi, es donde llegará Gottschalk; son personas que están trabajando en la fundación de la Universidad de Chile, por ejemplo. Son personas que tienen vidas privadas, pero cuyas acciones son de trascendencia pública. Cuando ella, por ejemplo, recibe a Henry Lanza, que es francés, y viene a ocupar la capilla de la Catedral, lo presenta, es un gran cantante, tiene mucha técnica, pero este señor va a ocupar un puesto público en la capilla. Entonces las cosas que ella hace terminan impactando, aunque su propia música no se edite, además participa en muchos conciertos que se llamaban beneficios, donde la gente con más recursos compraba una entrada y se presentaban en el Teatro Municipal, o sea, no era algo abierto para todos, pero de cualquier manera mucho más abierto que un salón. Lo mismo que las señoritas, y ahí hay otra cuestión notable: estamos hablando de cosas que pasan en una casa, pero que salen en la prensa escrita. Entonces otros conocen cómo es esta sociabilidad, qué es lo que están tocando y cómo tocaron, porque también se dice cuando tocaron más o menos nomás; hay crónicas muy graciosas, donde se dice ‘Podrían haber ensayando un poco más’ o ‘Esta señorita se excedió mucho’. De esta manera, la gente que podía leer y compraba el periódico sabía todo eso y podían imitar esos espacios de sociabilidad y replicar esos repertorios».
Isidora Zegers en la web. En el lanzamiento de este proyecto, participan sus ejecutores, los musicólogos Fernanda Vera y José Manuel Izquierdo; también el etnomusicólogo y académico de la U. de Chile Rodrigo Torres. Además, se ofrecerán ponencias sobre temas vinculados: «El álbum como objeto material», con Alejandra Vega, del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos de la U. de Chile; «Relaciones entre el álbum y la cultura visual del siglo XIX», con Gloria Cortés, curadora del Museo de Bellas Artes; «Literatura y redes de mujeres creadores en el siglo XIX», con Joyce Contreras, y «La música en el álbum de Isidora Zegers»; con Carolina Holzapfel, pianista acompañante del Ballet Nacional Chileno. Se transmitirá en vivo a las 18:00 horas del 30 de mayo, en el canal de YouTube UChile.
María Luisa Sepúlveda: una compositora invisibilizada cuya música sigue vigente
Fernanda Vera Malhue también devolverá a la ciudadanía la memoria de otra compositora chilena notable, a través de un proyecto de página web y catálogo de María Luisa Sepúlveda (1883-1958), que cuenta con financiamiento de un Fondo de Fomento de la Música.
Esta investigación la desarrolló en conjunto con la antropóloga Isidora Mora y la historiadora Dana Sánchez, y será presentada en streaming el viernes 28 de mayo, en el canal de YouTube del Archivo de Música de la Biblioteca Nacional.
«Somos tres mujeres en el equipo, y para nosotras este proyecto es muy importante porque implica un posicionamiento político nuestro también. Para mí, María Luisa Sepúlveda siempre fue una espina en mi corazón, porque yo la veía aparecer por aquí por allá, la primera compositora de Chile y sin tener claro nunca qué pasó con ella», comenta Vera Malhue.
¿Quién fue María Luisa Sepúlveda?
«Ella es una mujer de clases medias, su padre era profesor normalista, su madre era aficionada a la literatura, de esas mujeres letradas de fines del siglo XIX. Nace en 1883 en Chillán, se viene a estudiar a fines del siglo XIX al conservatorio, y es de las primeras diplomadas en piano, en 1906. Sigue estudiando; estudia violín, canto y composición. Es la primera mujer que se titula en composición. No es la única, también se tituló de compositora la señorita Mercedes Santiagos, uno o dos años después de ella. Lo que hace María Luisa es que empieza a ocupar espacios que ya eran totalmente masculinos. Ella es la primera mujer que dirige a una orquesta que conforma con otras profesoras y estudiantes del conservatorio, todas mujeres, la White Orchestra, que todas se visten de blanco, y ella no solamente la organiza, sino que la dirige. Luego participa en la directiva de la Sociedad de Compositores Chilenos, y también es de las primeras recopiladoras del folclor musical, es de la época de Carlos Isamitt. Es recopiladora y armonizadora, y además tiene una plena conciencia de sus derecho intelectuales sobre su trabajo».
«El valor profesional de María Luisa Sepúlveda era tan innegable que no podían excluirla, pero siempre la marginaban»
Fernanda Vera.
¿Cómo es la producción de María Luisa Sepúlveda como compositora?
«El catálogo está cerrando ahora con 78 obras de todo tipo, escribió para distintas formaciones, para orquesta también. Ganó diez o doce concursos de composición, por ejemplo el la revista Zig Zag o el del Ateneo de Valparaíso, y los primeros los gana con seudónimos masculinos, como ‘un hombre chileno’. Incluso comparte primeros lugares con Pedro Humberto Allende que había sido profesor de ella. En mi opinión, es notable. Tocaba muchísimo piano, compuso Estudios para piano que todavía se tocan y que en esa época eran estudios oficiales para los programas del conservatorio. Empieza a trabajar en el conservatorio muy joven, como en 1906, y cuando viene la reforma del conservatorio, a ella la exoneran. Apela a esa exoneración, la vuelven a exonerar, a firme, y la denuestan públicamente. Y eso implicó que se tuviera que dedicar a otras cosas, nunca más pudo ocupar un espacio en la institucionalidad. Dicen que ella debe ser profesora, que debe enseñar en escuelas normales, que enseñe folclor, y que eso es lo que les corresponde a las mujeres, que haga cositas pequeñas para niños. Es mi opinión, siento que la ponen en su lugar. Algo en ella generó molestia, y nunca más pudo ocupar un espacio principal. De hecho hay una foto muy notable, cuando vino Villa-Lobos a Chile, están tofos los compositores, salen Enrique Soro y Domingo Santa Cruz y ella sale casi colgando de la foto. Algo pasaba con ella; su valor profesional era tan innegable que no podían excluirla, pero de cualquier manera siempre la marginaban. La ponían en espacios liminales, como en intersticios donde no molestara tanto».
Usted mencionó que todavía se tocan sus Estudios para piano. ¿Se sigue tocando entonces su obra?
«Su repertorio está en todos lados. Y ésa es una de las cuestiones que más nos motivó. Trabajamos con Isidora Mora y a ella, como antropóloga social, una de las cuestiones que le interesaba ver eran las presencias actuales. Porque el discurso historiográfico era muy cargado, es decir, tenía mucho juicio, emocionalidades que cargan los textos, como lo que dice Sara Ahmed. La emocionalidad en los discursos contra María Luisa es evidente, Domingo Santa Cruz la trató muy mal, el último decreto de exoneración, el que queda a firme, es muy duro. Entonces lo que nosotros queríamos ver era cómo pasaba esto con una mujer que la exoneran el año 32 y su obra sigue siendo tocada, quiénes la tocan, por qué la tocan, por qué siempre la andan buscando. Por qué no fue reeditada, a pesar de que ella había tenido muchas ediciones; tuvo manuales de guitarra, manual de piano, manual de solfeo y mucha música para piano canto y piano, para violín y piano, mucha música vocal. Ganó concursos hasta el año 50 y tanto; hasta que se murió, ella concursaba siempre que había plata».
¿Quiénes la tocan actualmente?
«Gonzalo Cuadra es uno de sus más fervientes admiradores, hace curatorías con María Luisa Sepúlveda, la resitúa. Ella tiene un estilo que es muy bonito, son músicas con contenidos a veces de la tradición, pero con armonías modernas. Juega un poco con el dodecafonismo y con la politonalidad, tiene un lenguaje bien moderno en verdad. La toca Patricia Reyes, que es la profesora de arpa de la Facultad de Arte y que es solista de la Sinfónica de la Universidad de Concepción. Para el Día de la Mujer, ella siempre toca el Preludio para arpa de María Luisa Sepúlveda, que es la primera obra para arpa escrita en Chile. María Luisa se la dedica a su amiga, esta otra profesora, Mercedes Santiagos, quien la estrena en 1923, cuando María Luisa hace un concierto exclusivamente con su obra. O sea, tenía tanta obra que podía hacer programas completos con sus piezas. Se rodeaba de muchas mujeres; hizo el Himno a la Moderna Mujer, para el Primer Congreso Femenino de Chile, por encargo, hizo el Himno a la Cruz Roja, con el cual también ganó concursos. En mi opinión es una mujer bien notable. Tenía un tratamiento por ejemplo de las voces, impresionante. De las tesituras de los niños, y muchos temas también de cosas desconocidas del folclor y de la naturaleza que recopiló. De ese espacio también fue excluida, yo no sé qué problema hubo, pero ella pone una carta contra Australia Acuña porque El Aire es una recopilación de María Luisa, ella recoge la melodía y hace una versión que es la que conocemos como Yo me enamoré del aire. Lo mismo que La Rosa y el Clavel, ella toma la melodía en el campo y la versión que nosotros conocemos para canto y piano de la cueca La Rosa y el Clavel es de María Luisa Sepúlveda también».
Es lamentable. La conocemos como de otro autor.
«Es un error, está la partitura. Yo siento, en verdad, que ella fue muy invisibilizada. De hecho, en los Anales sale una publicación de la profesora Australia Acuña donde no menciona a María Luisa, que había hecho esta recopilación en 1925. O sea, había sido publicada 20 años antes, y con derecho de autor, porque tenía una conciencia súper fuerte inscribir todas sus cosas en el Derecho de autor. Además ella era tan reconocida como pianista de muy buen nivel, que participaba de las comisiones de título. Entonces, cuando después el argumento es ‘Usted entrega escasos resultados como profesora’, eso le dolió. Le duele tanto que busca ayuda; le escribe una carta a Gabriela Mistral que está en La Habana, diciéndole ‘Por favor, ayúdeme a librarme de esta injusta exoneración’. Le pide ayuda también a Pablo Garrido. Nunca nunca le devuelven el puesto, sigue trabajando en escuelas normales, después enseña folclor en una escuela artística, gana concursos y después fallece».
Es bien singular el caso de María Luisa Sepúlveda, porque habiendo tenido una posición académica y figuración pública, fue marginada e invisibilizada, pero aún hay interés por ella, y se toca su música.
«Por eso nos interesaba su presencia presente. Porque los estudiantes de música buscan su música. ¡Les encanta! Entonces pasa algo ahí, porque fue la música la que la hizo permanecer. Fue su música la que permitió que ella se mantuviera en los imaginarios, pero por sí misma, no por lo que dijeran de ella, y eso es bonito».
María Luisa Sepúlveda en la web. El lanzamiento del proyecto de investigación «María Luisa Sepúlveda (1883 – 1958). ‘Presencia presente’ en la escena musical chilena», participarán las tres ejecutoras: Fernanda Vera, Dania Sánchez e Isidora Mora. También habrá comentarios del tenor y musicólogo Gonzalo Cuadra y de la musicóloga Catalina Sentis. Además, habrá música con Elizabeth Mendieta. Se transmitirá en vivo a las 12:00 horas del viernes 28 de mayo, en el canal de YouTube del Archivo de Música de la Biblioteca Nacional.
Concierto digital. Refuerza este lanzamiento una campaña del Departamento de Música de la Universidad de Chile. Se titula «María Luisa Sepúlveda: Creadora al margen» y se desarrollará entre el lunes 24 y el domingo 30 de mayo a través de redes sociales: Sala Isidora Zegers en Facebook; música.uchile en Instagram y en Música. UChile en YouTube.
La campaña cerrará con un concierto monográfico digital, a las 12:00 horas del domingo 30 de mayo, en el canal de YouTube del Departamento de Música de la U. de Chile. Se interpretarán obras para canto y piano, para piano solo, y para guitarra. Participan la soprano Patricia Cifuentes, la pianista Leonora Letelier y el guitarrista Benjamín Zúñiga, además de estudiantes de canto. Asimismo, Patricia Reyes presentará el Preludio para arpa de María Luisa Sepúlveda, tal como lo toca cada Día de la Mujer.
El estudiante de piano de la Universidad Austral y su colega Alejandra Veloso grabaron diez obras del compositor alemán en el disco Valdivianische Musik. Algunas son para piano solo y otras para piano a cuatro manos. Lo lanzarán el 21 de noviembre en Valdivia y el 29 en Concepción.
"Ellos superaron los límites de lo que se consideraba posible en el piano", indica Boris Giltburg y añade que en las sonatas que interpretará el 26 de noviembre "hay un cuento que la música quiere transmitir al público". El célebre pianista también entrega detales de sus grandes proyectos: la integral de Beethoven y El clave bien temperado.
El director chileno destaca la flexibilidad de la orquesta penquista, que lo eligió como su titular a sólo mese de su debut con la agrupación. Luis Toro Araya adelanta que planea hacer ópera y que es primordial darle espacio a los compositores nacionales jóvenes. Este mes está en Chile: el 7 y 8 de noviembre, vuelve a dirigir a la Sinfónica Universidad de La Serena, en los Wesendonck Lieder de Wagner, Beethoven y Schubert. Y después conduce a la Sinfónica UdeC.
El director y fundador de esta agrupación que tiene 20 años de existencia, hace un positivo balance de las recientes alianzas que han hecho y los nuevos públicos que están acerándose a una temporada que continúa e 23 de octubre con tres solistas nacionales. "Hemos tenido muchos solistas de muy buen nivel, con el apoyo de varias embajadas", comenta.
La obra fundamental del siglo XX será presentada en la 60a Temporada de Cámara UC el 22 y 23 de octubre, celebrando así los 150 años del natalicio de Arnold Schoenberg. El director chileno residente en Suiza, además, dirige a la Sinfónica Nacional Juvenil en la Séptima de Beethoven.
El director sueco debuta el 20 de octubre en el Ciclo Bach Santiago, con dos cantatas y un motete del genio barroco. Además, dirige en tres conciertos a la Orquesta de Cámara de Chile. ""Estoy tan contento por estar de vuelta y reencontrarme con todos mis amigos en Chile, tanto de la Orquesta de Cámara de Chile como de la Universidad Católica. Siempre han sido colaboraciones artísticas muy buenas", dice.
La excepcional intérprete e investigadora que ha sido premiada con el Diapaon dÓr y dirige el Museo San Colombano en Bologna, dará un recital de clavecín el 3 de octubre en la Temporada de la Fundación Guitarra Viva.
Una de las partituras más espirituales del célebre compositor estadounidense será interpretada junto al Ensamble Vocal Taktus que dirige Javiera Lara Salvador. Será el 4 de octubre en la Catedral de Santiago.
El domingo 29 de septiembre, la intérprete chilena dará un recital en Leipzig como cierre de una beca que le permitió tener en casa un clavicordio que perteneció a Herbert Collum. Abordará repertorio iberoamericano, con obras encontradas en Chile.